viernes, 26 de diciembre de 2008
¿Y LOS VILLANCICOS?
Me pregunto por la causa que me explique por qué no escucho ni un solo villancico en los medios en los que me muevo. Da la impresión de que hemos pasado del todo a la nada, del día a la noche o de la noche al día. En los ambientes académicos se solía cantar algo a los postres de cualquier periodo o incluso se organizaba alguna muestra un poco más formal. Algo parecido sucedía en las casas en torno de las comidas. De repente parece que todo ha desaparecido. No me parece nada bien este hecho. Una tradición secular hay que modificarla con el tiempo justo, con la calma necesaria y con el sosiego y la serenidad que ayude a que no duela a nadie. Me parece mentira que seamos algunos de los que más abogamos por eliminar los dogmas y por no detenerse más que en los principios universales los que tengamos que defender también esto.
Hay piezas literarias con el marchamo de villancicos sencillamente admirables. Los principales creadores de nuestra literatura se han detenido a crear piezas de este estilo. Existen villancicos de todo tipo, algunos con un contenido social intensísimo: no todos son ñoños y melifluos. Suelo dedicar al menos una sesión completa con mis alumnos a recordar algunas de estas piezas en un recorrido que vertebra toda la historia de la literatura. Y ya me encuentro raro, precisamente al lado de los más pacatos y encogidos del lugar. Algunos años hasta he escrito alguna composición navideña como felicitación. Ya ni me atrevo a ello porque no encuentro el ambiente adecuado. ¿Por qué sucede todo esto? Por cierto, la historia del villancico como creación literaria es hermosísima y no siempre ha representado lo que representa ahora, o ya deja de representar. ¿La conocerá mucha gente?
En fin, que también en esta arista me encuentro extraño y sin rumbo, alejado de tanta moda que -según mi impresión- tanto se deja llevar para un sitio como para el otro. Así que, por un rato al menos, me refugiaré en Lope, en Montesinos, en Luis Rosales, en Miguel Hernández… y hasta en mí mismo, y me dejaré llevar por otros sones, y evocaré otras imágenes, y actualizaré otros tiempos y otros espacios, y volveré a la vida después de haberme engañado conscientemente.
Por lo demás, comidas y conversaciones, buenos ratos familiares. Otro hecho que, sin pasarse, yo también reivindico frente al chiste fácil o tal vez frente a las experiencias negativas que yo nunca he sufrido. Que lo digan si no mis más próximos sin los cuales mi vida sería otra cosa bien distinta. Y hasta nuestros You y Malik, que ya son de la familia también. Vale.
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9 comentarios:
Pues no escuchaste "cantos de villanos" porque no viniste a cenar a mi casa. Desde las 7 de la tarde ya tuve yo a mis hermanos con sus guitarras sin parar hasta la hora de la cena. Además cantó hasta mi madre (que a ratos le salían estrofas completas). Cantaron -cantamos- desde villancicos del cancionero de Uppsala, como "Riu, riu..." hasta villancicos del otro lado del Atlántico, pasando por los extremeños...
Toma, te regalo uno (letra y música) para que no termines el año sin un villancico (aunque sea moderno).
http://albokari.spaces.live.com/blog/cns!61E9B08CEBCBE7EE!3519.entry
27 de diciembre de 2008 0:23
El comentario anterior es mío. No sé por qué me salió como Jesús Majada. Este hombre suele colarse en mi vida.
Luchar contracorriente no es fácil, lo hacen algunos peces cuando quieren conseguir algo, a veces los humanos tenemos menos motivación para conseguir objetivos teniendo más motivo para ello.
Pues donde yo ceno en Nochebuena, hasta que no cantan "El Niño Chiquito" nadie se atreve a mover el bigote (de las gambas).
También yo soy de villancicos, aunque parece que los aires que ahora soplan prependen ignorarlos. Si hace unas décadas quien no iba a la misa del Gallo era casi excomulgado, ahora el anatema es para quienes en sus manifestaciones externas muestran alguna traza de hecho religioso. Conocidos tengo que dicen “Felices fiestas” para no decir “Feliz Navidad”; son los mismos que huyen de los villancico.
Por mi parte –ya no creo en los Reyes Magos, ni en la Virgen y San José, ni en el Niño, ni en nada– hogaño, lo mismo que antaño, felicito las Navidades con la pintura navideña de algún clásico (me gustan especialmente las Vírgenes de Botticelli) y con un villancico. Lo hago porque me gusta y, también pero menos, para ser causa de escándalo entre esta mojigatería anticlerical de nuevo cuño.
Vaya también mi felicitación para todos vosotros (los de la terraza, los savonarolas, las doncellas y los donceles, los papeles mojados, los de la casa de Diego con su marina, y otros bloggeros adláteres...), a quienes os leo aunque no con la asiduidad de quien vive al lado, justo al lado.
Y naturalmente va con un villancico. Tiene inconfundibles refrencias bejanaras, y es de mi hermano José Luis.
¡Feliz Navidad!
VILLANCICO TRAVIESO AL NIÑO JESÚS
DE NUESTRA SEÑORA DEL CASTAÑAR
Mira que si las castañas
quisieras asar conmigo
y con mi panda y contigo
fuésemos a las montañas.
Mira que si de una caña,
Dios, un caballo te hicieras
y de indio te vistieras
con candelas de castaño...
Mira que si todo el año
me juntaras y vinieras...
Mira que si te escaparas
un día durante siesta
y, castigado, esta fiesta
con tu delito la aguaras...
Mira que si cara a cara
te viera tu madre herido
por querer coger un nido
que nos sabemos Tú y yo...
Mira que si un año no
asistieras por descuido...
Mira, Dios, que si una bola
grande hiciéramos de nieve
y la tiráramos nueve
o diez muchachos... Sola
como un pájaro sin cola
llegaría a la carretera:
revuelta la Corredera:
los vehículos parados
y sus dueños enfadados
por la bola... ¡Quién lo viera!
Mira que si al toro bravo
dieses con tu tiragomas...
Mira que si a un perro en broma
le atases un bote al rabo
hicieras correr al cabo
de nuestros municipales
por tomillos y escobales...
si te gustaran las peras
y a tondas venir quisieras
gateando a los perales...
Mira que si monaguillo
fueras de torre y campana,
y quemaras la sotana
de anís con un cigarrillo
o si la manchases —¡pillo!—
con vino de vinajeras...
Mira que si un día pusieras
A deshora el tocadiscos..
Quizá el hermano Francisco
Se enfadara y te riñera...
Este villancico siempre formó parte de mi selección. Por su proximidad, por su frescura, por su inocencia y por otros muchos motivos extraliterarios. Cuántas veces lo he leído para mí y para los demás en público...
Aleluya, Antonio ha puesto un comentario y se nos ha lanzado al aire, y lo ha conseguido Jesus Majada con su villancico, me ha encantado la letra y me ha enternecido el corazón, me ha sentado de lujo, como dicen por estas tierras.
Perdón, por las tierras andaluzas que me encuentro ahora.
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