martes, 30 de diciembre de 2008

YAHVÉ Y ALÁ JUEGAN AL TIRO AL PLATO


De la zona de Oriente Medio siguen llegando sones de guerra. Quizás desde la época de la leyenda de David y Goliat no han cesado del todo y las hondas siguen ejercitándose en un lenguaje que se conocen hasta los más inexpertos del lugar. Lo malo es que, desde hace algún tiempo, es David el que le ha arrebatado el poder a Goliat y le ha dejado con un palmo de narices y con su honda como consuelo, por si la quiere utilizar contra él mientras este se ríe y le da collejas a diestro y siniestro o, si se enfada -que tiene muy mala leche-, le sacude hostias por todas partes o sencillamente lo despelleja y lo deja tirado en el suelo a merced de los grajos.

Antes lo supervisaba todo Yahvé y distribuía juego desde el medio del campo según sus secretas leyes, aunque decían los papeles que siempre a favor del equipo de Israel, que para eso jugaba siempre en casa. Ahora le ha salido un competidor que le levanta la cara y le hace frente. Es Alá, que también organiza a los suyos y los entrena para ver la forma de que suban de las categorías regionales a una división nacional. De momento estos se entrenan en campos de tierra y con zapatillas rotas, juegan al tiro al blanco con piedras y la mitad de las veces se dan a sí mismos en la cabeza. Pero ahí siguen, impertérritos, tratando de despertar al monstruo con cosquillas y pequeños arañazos. Cuando este despierta y tiene hambre, se pega cada festín que deja a los del otro equipo diezmados y con cara de bobos.

En esto hay que reconocer que Yahvé lleva muchos años de ventaja. Y eso se nota. Las tácticas son más sofisticadas, los árbitros están bien aleccionados y las concentraciones se realizan en los mejores hoteles. En cambio Alá tiene que aprender mucho todavía. Le falta aún un buen libro de instrucciones, unas tácticas ordenadas, alguna equipación siquiera decente para sacarse una foto en color y alguna influencia en los organismos deportivos.

Mientras se despellejan los dos equipos, Yahvé y Alá juegan al tiro al plato en los campos palestinos, se toman una copita, Yahvé le enseña alguna táctica y Alá se queda algo amorcillado con los grados del alcohol.

N.B. La copa se la toman a escondidas para que no se enfaden sus clientes, pues estos tienen prohibido el alcohol y andan a pan y agua. Ah, y se descojonan de risa por el suelo, que los he visto yo.

2 comentarios:

Sinda dijo...

El despertar hambriento del monstruo no es nada nuevo. Cada cierto tiempo ha venido zampando a los del equipo contrario. Esta vez está intentando sacar toda la tajada posible porque ha visto -con su hojo de cíclope- que van a cambiar el árbitro por un tal Obama. ¿Querrá y podrá este último dar por terminada la contienda, o le atarán las manos para que no pueda firmar ni un alto el fuego?
Muy bueno tu artículo.
Te mando los últimos besos (al menos por escrito) del año que se muere.
Feliz 2009

Sinda dijo...

Jo, acabo de ver (porque alguien quiso leerlo delante de mí) mi "ojo"
con "h", y me horroricé. ¿será que ya empiezan a fallar en serio las neuronas? ¿o será que no releemos antes de enviar? Ojalá sea lo segundo.
Besos y felicidad

PS Hace mucho que no sacas poemas.
¿Qué tal uno para empezar el año?

Me voy a los ensayos de la función de teatro casero que Jesús prepara cada año por estas fechas. Llegan todos los sobrinos y los dos nietos en un momento.
Más besos