miércoles, 3 de diciembre de 2008

NI SIQUIERA ESO



Muy de guindas a brevas se renuevan algunos elementos que, en el proceso educativo, deberían suponer la toma de conciencia de cuáles son los pilares en los que se asienta el quehacer diario, si es que este tiene alguna otra misión que la de cobrar a fin de mes, con paga extra en diciembre. Es el caso de una cosa que llaman Proyecto Educativo de Centro. Tendría que ser la piedra angular sobre la que se asentaran los distintos esfuerzos, el referente al que volver en cada momento para justificar por qué se toman unas decisiones y no otras.

Cuando se trata de centros privados (nunca he sabido qué quiere decir exactamente eso pues unos reciben subvenciones de los impuestos de todos: los concertados, y otros educan personas que andan en la vida como todos los demás), nadie se escandaliza porque preconicen y aprueben hasta un ideario, aunque no se esté de acuerdo con él. Pero cuando se trata de centros públicos, todo cambia de color. Cuesta asumir autonomía en el trabajo, no se quiere oír hablar demasiado de ideas (más bien nada) y sí mucho de conocimientos (siempre en el campo del alumno y nunca en el del profesor).

En el lugar al que acudo a diario a mi trabajo he intentado tímidamente hoy, en un grupo reducido, que se defendiera la incorporación, en el frontispicio del documento, de alguna referencia a las leyes que sustentan el Proyecto y de algunos principios que regirían el desarrollo del documento y de su aplicación en la práctica. Nada que no esté en las leyes y en el sentido común: aspirar a “formar alumnos responsables, críticos, dar primacía siempre a la razón, aspirar a la solidaridad y a la igualdad…” En fin, nada especial, esas ideas que se hallan en cualquier declaración de intenciones o preámbulos de cualquier ley o conjunto de derechos. Me ha parecido ver reticencias por todas partes, en forma sobre todo de evasivas como la escasa necesidad de que se insista en ello, por ejemplo, o de que la ideología no es lo mejor. Coño, si les da igual, ¿por qué se niegan a que figure? ¿Cómo se puede circular por la vida dignamente si no es con una ideología? Por supuesto, los que esto defienden tienen la que apunta a la derecha.

Lo que hay detrás, por supuesto, son, de nuevo, diversas formas de entender la enseñanza, la vida y, desde luego, ideologías bien distintas. Otra vez aquello de enseñar contenidos o enseñar contenidos para algo (para formar personas con las cualidades apuntadas arriba). Es una vieja historia que por aquí perdemos siempre los mismos. Qué le vamos a hacer. Al menos que no sea por no apuntarlo.

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