sábado, 20 de diciembre de 2008

FIN DE TRIMESTRE

La jornada se me fue de enseñanza y de educación. Fin de trimestre y vacaciones a la vista. Creo que son como unas tres semanas sin pensar en los horarios y apartados de las imágenes cotidianas. Qué suerte y qué privilegio. A ver si dedico más atención a alguna actividad que tengo abierta y cierro algún proyecto inacabado.

Comí con algunos de mis colegas. No entiendo el celo de tantos por reunirse en Salamanca para pasar un rato en una cena, y el desprecio por hacerlo en Béjar, lugar en el que todos trabajan, pequeña ciudad en la que viven sus alumnos y, al fin y al cabo, sitio en el que se ganan los garbanzos. No quiero describir la opinión que todo esto me merece, pero no es demasiado buena precisamente. Estoy, además, seguro de que estos hechos repercuten en la labor de cada día y en la calidad del trabajo que se desarrolla. Pero allá cada cual. Lo único que describo es que no me acostumbro a que siempre suceda lo mismo. Vinieron Paco y Ana, antiguos compañeros, pero imprescindibles siempre. También lo hicieron Antonio y Aniceto, que siguen conservando raíces en el Centro.

Y nos extendimos al calorcillo de una sabrosa comida con soneto de carta con menú, de unos buenos chupitos y de un té especial con sabor a canela que me sirvió Mariano. Y luego el karaoke con los más allegados y los más resistentes. Y las primeras luces de la noche. Y la vuelta hacia casa. Y el sentimiento del final de un trayecto. Y…

Hace tan solo un rato he tenido una charla con un padre y nuestra conversación giraba en torno de la educación también. No le han ido bien los resultados a su hijo. Y medíamos aristas de diversos colores, y sumábamos variables a la educación, y nos hacíamos un poco culpables todos, y concluíamos en lo confuso que se presenta ese mundillo.

¿Alguien puede imaginarse lo que tiene que suponer para un adolescente estar sometido a diario a ocho o diez voluntades diferentes según los profesores? ¿Nos ponemos a rodar la película del profesor que hace de su persona el protagonista de su trabajo? ¿Y de su asignatura el epicentro del mundo? Qué confusión tan enorme la del alumno. Si además él no arrima de su parte un poco de constancia y de trabajo, todo se nos vuelve cuesta abajo.

Qué mundo tan complejo y tan apasionante. Veremos en enero.

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