Me gustaría saber qué dicen los gurús de la economía en estos tiempos, los sátrapas del templo y de la bolsa, los maestros iniciadores en las prácticas del dinero, los monaguillos del liberalismo. Leo que el Gobierno inglés prácticamente ha nacionalizado la banca. No hace más que seguir el camino iniciado por las Astados Unidos (sé lo que he escrito). Hace treinta años esto no se le habría ocurrido ni a Stalin si hubiera vivido. Qué tiempos, qué cosas, “o tempora, o mores”. ¿Dónde andan escondidos los que se creían dueños de la piedra filosofal? ¿Dónde los mejores alquimistas? ¿En qué lugar los mejores hacedores de las catedrales urbanísticas?
Alguien tiene que repensar todo esto. Me temo que al final nos servirán los remiendos y volveremos a las andadas, después de haber sobado bien las espaldas de los más débiles. En aquel momento se les devolverán los mandos a los mismos y otra vez a andar el camino con los mismos perros. Y lo peor es que, en estos momentos, o hay revolución, o es peor el remedio que la enfermedad. Tales son las dimensiones del elefante dinerario, que conviene que se le ofrezcan sacrificios humanos para que la bestia se temple y descanse un poco. A ver si se aprendiera que, aunque solo sea por el número de seres creciente en el planeta, no se puede dejar su supervivencia al amparo de pocas voluntades poderosas. No soy economista pero aspiro al nivel del sentido común. Esto ya no puede seguir siendo lo mismo. Son demasiado evidentes los fallos del sistema.
Son mis ojos vehículos hermosos que me llevan desde el cuerpo a la vida y que me traen la vida hasta mi cuerpo. Desde la piel me salen los suspiros que el viento esparce por donde se le antoja. Y en el aire se juntan con otras sensaciones que tienen otro origen. Y todos se aglomeran y se funden en un espacio intenso que se marcha para dar cara al cielo y a la tierra, a las gentes que pueblan las aceras, a ti tal vez que ejerces la atracción irresistible de lo que hay en mi piel y más adentro, de todo lo que sale del fondo de mis huesos, del centro de mi médula que ha escrito, acaso fugazmente, un canto para ti. Recíbelo y entiéndelo distinto entre las otras cosas.
miércoles, 8 de octubre de 2008
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2 comentarios:
fuerza y sentimiento poético en tus palabras
Economista puede que no. POETA,seguro. A ver si nos vemos pronto que tengo ganas de darte un abrazo, aunque sea en silencio.
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