miércoles, 29 de octubre de 2008

SI NO FUERA...

Se dice que corre por las venas de media España una vena anticlerical que siempre anda que revienta. El tema es algo confuso y tiene muchas aristas. A mí me lo parece. Pero una de esas aristas, de las que más cortan, tiene que ver, sin duda, con el hecho de que en este país ha existido durante toda la Historia un poder clerical que ha reventado cualquier templanza y cualquier buena voluntad. Mirar para atrás es siempre contemplar el mismo amanecer y el mismo anochecer, la sopa de convento, la España de Frascuelo y de María, las Vírgenes de todos los colores, los púlpitos, los palios para todos los poderes y para todos los poderosos, las guerras a cuchillo en nombre de algún dios, los juicios sumarísimos, las interpretaciones escondidas solo en manos de los sátrapas, los ricos y el ojo de la aguja, los confesonarios y el control de las conciencias, la enseñanza y las “santas” costumbres, las pelas con patente de eternidad y de misas con responsos, los poderes vivos, los temores por todas las esquinas ante un dios justiciero, la coyunda automática con el rico de siempre, el inútil intento de trascenderlo todo, de someterlo todo a sus propios criterios…

Yo no puedo negar que al lado de tanto despropósito existen obras y seres sencillamente fantásticos, de los de dar y no pedir a cambio, de los de ponerse en el lugar de las necesidades de los otros, de los de no entender de límites, de los de hacerle frente a las situaciones de las que los demás escapan. Conozco a mucha gente y los admiro. Si no fuera la iglesia negadora, portadora del no como consigna, pensando en el castigo como norma, recelosa del júbilo del amor de todo tipo, miedosa y siempre cerca del fracaso, estaríamos hablando de otra cosa.

Otra vez Unamuno: “Los excesos del sacerdocio, constituido en casta, han producido un movimiento anticlerical, al que se adhieren no pocos espíritus religiosos y creyentes. No es raro encontrar católicos muy católicos que son anticlericales.” Y añado yo: Y si no fuera por muchos arrimaditos a los sacerdotes, en forma de profesores o de acólitos, de beaterías o de formulismos, que los hacen a todos buenos con sus comportamientos…

Por encima de todo esto, además, sigue volando el pájaro de la modernidad. Mientras no separemos razón de fe, no habrá posibilidades de casi nada. Y esto, en los monoteísmos, es como pedir peras al olmo o que el almendro florezca en agosto. O sea.

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