lunes, 20 de octubre de 2008

EL DÍA YA PUSO FIN



Hoy relajé mi vista otra vez por los amarillos del campo, en un ratito libre que tuve por la tarde.

¿Por qué uso yo este tiempo verbal si el día no ha terminado? No creo que sea casual que se me escape el ánimo hacia algo realmente terminado. Es verdad que para mí el día ya puso fin. La noche es otra cosa, otra historia distinta, siempre atento y a punto del desvelo, deseando la serenidad más que nunca y anhelando que lleguen las primeras claridades sin novedad importante que contar. Hoy tiene que ser buena porque toca y no pueden ser tantos los desvelos. La última vez que me conjuré para que así fuera, resultó todo un fiasco. Pero hoy no puede ser, hoy tiene que venir el espíritu que calma todo ruido, que serena los ánimos, que apacigua las ansias, que nubla las conciencias. Tiene que ser así. Yo lo deseo. No quiero esperar más. Vamos a ello. Que todo Dios descanse, se lo mando.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Tiene que ser así, imperativamente como se piden las cosas al Universo para que las conceda.