jueves, 23 de octubre de 2008

QUIZÁS SOLO UN RESPIRO



Es la naturaleza una amalgama en la que nos refugiamos cuando la línea recta se nos pierde por curvas y quebradas. A veces, contemplarla y ver cómo actúa es la mayor certeza de la pequeña cosa que somos cada uno. Es lo más implacable, lo más definitivo, lo que sabe guardarse contra cualquier castigo, lo que almacena todo, lo infinito, lo que acecha y devora sin tener compasión.

Plegarse a sus designios tal vez no sea lo más humano. O acaso sí, qué sé yo. ¿Qué puede ser un hombre si no lucha por componer su vida de acuerdo con las leyes que regulan su poco de razón? ¿Adónde llegará si no se afirma como ser con sentido y aspiraciones propias?

Sin embargo, la guerra siempre estará perdida. En tiempos, en espacios, en leyes, en caprichos, en ciclos que repiten sus leyes casi eternas. Siempre levanta armas de vencedora, se lleva los trofeos, los acumula y sigue a su capricho, como si no tuviera compasión de nadie.

A veces me transmite algún consuelo si interpreto sus avisos con algún recorrido y alguna perspectiva. Pienso en la sinrazón del dolor de las personas. Hacerlas conscientes de su situación dificultosa no encaja en los esquemas si no es de dioses justicieros y nunca bondadosos, o sea, en insensateces y descomposiciones mentales. Tal vez como defensa de tanta certeza dolorosa, la naturaleza ofrezca a los seres humanos, sobre todo en los últimos tramos de la vida, un refugio en niveles de consciencia menos nítidos y más desdibujados. Acaso todo sea un anticipo, un suicidio espaciado, un acabarse sin la brusquedad de lo inmediato, sin el golpe brutal del corte repentino.

Tal vez nada de esto tenga ninguna consistencia y sea solo un respiro y un engaño que me concedo a mí mismo y que me hace más pasajera la idea del disparate cósmico que me mide y me puede cada día. Qué sé yo. Quién pudiera saberlo.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

La Naturaleza tiene una imagen visual bella y salvaje, caótica, otras veces sobrecoge en su desnudez,obedece a puro orden, y en su aparente caos tiene una cronología cíclica de vida y muerte,nos refugiamos en ella porque es el mejor reflejo de nuestra propia imagen.