¿Para qué sirve el dolor? Es la pregunta del millón y, tras su respuesta, han andado demasiadas mentes pensantes. No seguiré yo ahora la senda filosófica. A mí me ha servido estos tres últimos días para algo mucho más grosero y vulgar: para no acudir a la cita conmigo mismo en este breviario. Una faringitis demasiado aguda me ha llenado de dolor, hasta lo insoportable, la garganta, los oídos y toda la cabeza. Jamás había sentido un dolor tan intenso. Y me ha servido también para entregarme sin defensa a lo que de mí quisiera hacer ese dolor. Ayer, en medio de la batalla por mitigar un poco la dolencia, pensaba en las personas que luchan con el dolor durante largo tiempo, en lo importantes que resultan los paliativos y los medicamentos que lo mitigan y en lo que han podido ser otras épocas en las que esta lucha contra el dolor era más difícil. Y todo esto con mi madre en casa, con Nena atendiendo todo y con un gran miedo por mi parte por el peligro de transmitirle a mi madre lo que pudiera ser parte de gripe. Los antibióticos han comenzado ya a hacer algún efecto y ahora me encuentro bastante mejor, aunque parece que esto deriva en un catarro intenso y tengo que tener mucho cuidado en no propagarlo.
En medio del dolor vi el viernes parte de la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Siempre que puedo veo esta ceremonia. Lo hago por reconocer al ramillete de personas interesantes que allí se reúnen como premiadas, no como amante de los protocolos. El tipo de premios establecidos me gusta y en ellos vengo a reconocer a personas que destacan, muchas veces de manera callada, en el beneficio de la comunidad. Allí había organizaciones que luchan denodadamente contra la malaria o científicos que tanto han ayudado desde sus laboratorios al beneficio de la humanidad, o alguna persona que ha desarrollado en Hispanoamérica una fórmula musical que ayuda de manera sobresaliente a muchísimos jóvenes y los aleja de otros caminos más complicados. Y otras gentes. Cuando los veo allí reunidos, me da un aire de optimismo en las posibilidades de la comunidad y siento que existen muchas, muchísimas personas que merecen realmente la pena.
Y me perdí el sábado la entrega de los Premios a la Libertad que organiza el PSOE de Béjar. En estos premios siempre he tenido mucho que decir y, en alguna medida, me siento uno de sus progenitores. Allí tendría que haber estado, este año para leer algún poema que pusiera alguna gota de sensibilidad e hiciera pensar un rato. No estaba para nada, solo para abandonarme a lo que el dolor quisiera. Como nos habíamos repartido el trabajo LF Comendador y yo mismo, el arreglo fue sencillo: doble ración poética para él. También en esta convocatoria tratamos de premiar a gentes que nada tienen que ver con los usos de la fama y de la tontería. Este año le tocó al doctor Montes, ese buen hombre que ha sufrido lo indecible por ayudar a paliar el dolor y a bien morir a los que sufren lo que no es soportable. Es como poner un contrapunto al fariseísmo reinante entre los que prefieren el dolor humano de los demás con tal de salvar unos mandatos inventados e inhumanos. Mi enhorabuena para él y para todos los que realizan esta hermosa labor que tanto sufrimiento evita.
Pero la tempestad siempre deja un ambiente más sereno y hoy me encuentro al menos soportable, con un trancazo a cuestas pero con la sensación de que he vuelto a mi ser, de que las ganas me han vuelto a habitar y con la seguridad de que todo volverá a la calma, de que la vida sigue y de que yo seguiré con ella, atado a sus caprichos y a sus leyes, y sujeto a las mías, a mis caprichos y a mis ilusiones. Así que busco la claridad, la fuerza y el empeño. Aunque no estoy precisamente en la mejor forma, volveré a los entrenamientos porque el partido sigue. Y hay que jugarlo.
domingo, 26 de octubre de 2008
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4 comentarios:
Ya me había extrañado tu larga ausencia, pero no quise molestar por aquello de no romper el descanso ni el silencio. Vaya vaya, tú con faringitis (yo también, y a 600 Km dudo que me la hayas contagiado, aunque empiezo a sospechar que a través de los blogs uno puede encontrarse con cualquier cosa: no te imaginas a la cantidad de bejaranos que he descubierto navegando este fin de semana, y qué maravillosas fotos de la tierra he podido ver)y tu pobre cuñado con vómitos. Fíjate si será capullo que le he pedido el poema que dedicó a Montes, y dice que no me lo deja leer, porque ya no le pertenece. Se cree que me voy a quedar sin leerlo. Jajaja.
Bueno, corazón, que te cures pronto, que los dolores de garganta son muy puñeteros.
¿Te acuerdas cuando en los tiempos de facultad me dejé operar dos veces por Cañizo por mis males de garganta?
Desde que murió -como tú bien sabes- mi suegro, cada vez que recaigo, creo que ya me ha llegao a mí el cáncer. Menos mal que dejé el tabaco. Ufff
Besos (virtuales para no contagiar)a Nena y a tu madre.
PS: Ahora que pronto quedaréis libres, a ver si nos hacéis una visita.
Siento que estés "pachucho" y me alegro que vayas a mejor. Ayer nos preguntaron en Hervás por tí (había mucha gente de Béjar) y les decíamos que estabas en el homenaje al Dr.Montes. Yo también quiero un Angel de la Guarda como él.
Vuelve pronto. Un abrazo.
Se me olvidó decirte que anda por aquí el Merino. Esta mañana los dos bejaranos tiraron p'al monte. Si es que lo lleváis en el DNA
Que mejores, te hemos echado de menos.
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