jueves, 4 de septiembre de 2008

YO SIGO AQUÍ EN LA BRECHA

¡He visto desfilar a tanta gente! Es lo que tiene el paso de los años cuando se fija residencia y curro en un mismo lugar. Yo decidí hace tiempo, mucho tiempo, hollar estos lugares sin límite de años ni de días. Y aquí sigo en la brecha. En estos institutos de provincias, desperdigados en los medios extremos, la gente sigue siempre su camino. Es este un lugar de paso en busca de la ruta salmantina, con billete de ida y vuelta comprometido desde el primer día. Son muchos los profesores que dejan sus horas y cuidados en el asfalto de las carreteras. Yo creo que la enseñanza se resiente con esta situación. Cuando llegan los meses de septiembre, siempre hay un grupo que cede su lugar para otros nuevos, el claustro se refunda y siempre se renueva con otras caras nuevas y distintas. Es este tributo inevitable al espacio y al modo en que vivimos. Ya digo que no me gusta la situación pero la entiendo en quienes la practican.

Son muchos cada año, y son muchos los años. Multiplico y me salen cifras altas. De muchos ni me acuerdo, tengo que ser sincero; a algunos no logro conocerlos ni cuando el curso es curso. Reconozco mi culpa en lo que la tenga, que no es solo mi culpa. Otros sí dejan huella. Por el paso del tiempo, por la palabra amable, por esa sensibilidad que se descubre en cualquier detalle, por esa comprensión en los momentos bajos, coño por muchas cosas. Me despedí de Ana esta mañana. Ana Raquel llevaba muchos años con nosotros y creo que era sensible a ciertas cosas que a mí me consolaban. Le dije adiós con un beso bien fuerte. Y la recordaré. También le dije adiós a Santi con un vaso de zumo. Nunca llegué a decirle que no escucha muy bien y que es bueno escuchar cuando de habla. Pero es un tipo majo y me cae bien. A Ana y a Santi les dejo aquí un abrazo, limpio como un ampo, Ana, limpio como un ampo. Se marchan otros pocos pero no los recuerdo como a estos. Vendrán a ocupar sus puestos nuevas caras, se oirán por los pasillos nuevas voces, se mezclarán diversas opiniones, y se irán otro septiembre como os vais vosotros este día.

Es una muesca más del paso inevitable de la vida, del tiempo que se aleja y que nos mira con cara de carnero degollado. Tampoco pasa nada. Quién dijo miedo. Otros claustros se abren a vuestras enseñanzas, otras voces y caras os esperan. Buen viaje. Dejadme un rinconcito en vuestras cosas. Y un abrazo.

1 comentario:

Ana Raquel Rodríguez dijo...

Gracias Antonio.
De alguna manera seguiremos en contacto a través de estas páginas.
Un fuerte abrazo de ánimo y cariño.
Ana Raquel