sábado, 20 de septiembre de 2008

VIÑETAS CON HUMOR

Esta tarde me he dado un pequeño respiro pues mi cabeza andaba a pájaros y estaba seguro de que no iba a cazar ninguno. Llevaba todo el día al lado de mi madre y necesitaba alejarme media hora de su susurro repetido y de dar vueltas a la noria de la plaza con el carrito de mi madre a cuestas. Y la casualidad me deparó una sorpresa agradable. Me acerqué hasta la puerta del teatro Cervantes persiguiendo la propaganda de una representación de El Buscón que se anuncia para el viernes. Ni rastro. No pasa nada. Queda toda la semana por delante para enterarme y concretar la posibilidad de ir a verla. Me dejé llevar por la calle Mayor adelante y, a la altura del edificio de la Caja de Ahorros, me topé con un cartel que anunciaba una exposición de viñetas de humoristas. No me lo pensé y subí a echar un vistazo. Allí estaban representados seguramente los mejores. Forges, Máximo, El Roto, Gallego y Rey… Al menos algunos de los que a mí me parecen los mejores. Forges, por ejemplo, es mi debilidad

Dos notas a pie de página. a) Cómo desentonan algunas viñetas en la trayectoria de algunos de estos artistas. Prácticamente todas las que allí estaban colgadas hacían referencia a las injusticias sociales. ¿Mingote ha forjado su trabajo en esa línea precisamente? Lo dudo. b) Qué comentarios ofrece una viñeta bien hecha. Vale por un discurso entero. Me recuerda a los buenos aforismos, esos que te dejan parado y que realmente resultan inagotables. La exposición pasará desapercibida para casi todos. Claro, no se ha puesto en concierto y así no vamos a ningún sitio. Por si acaso, recomiendo la exposición vivamente.

Hace mucho que no anoto nada de mis lecturas. No es buen síntoma. O acaso sí, quién sabe. Recuerdo ahora mis páginas de verano y reconozco que, sin pensarlo, he vuelto de nuevo a los clásicos, a aquellos que más me apetecen pues a ellos me llevan las manos y la cabeza sin proponérmelo. Ahí otra vez la relectura de San Juan, del que me quedo con cinco o seis poemas excelsos aunque rechazo buena parte de su obra en prosa: cartas, recomendaciones…. Y también Antonio Machado, Don Antonio, y el Quijote que, cada vez que lo abro al azar, me quedo pegado a él. Y así otra decena de autores. Parece que voy a tiro fijo, pero esta vez repito que me ha llevado el instinto. Acaso porque no he tenido demasiados ánimos para seleccionar e innovar. El comienzo de curso me ha traído alguna novela nueva y algún libro de divulgación científica, campo que cada día me llama más. La novela “Niños de tiza”, de David Torres, premio Tigre Juan, me parece notable, y no me parece del todo sobresaliente porque creo que tarda demasiado en hacerse con la trama, pero contiene una soltura literaria e imaginativa que apunta muy alto. Es solo un ejemplo de lo último en lo que ocupo algo de mi tiempo.

¿De mi tiempo? ¿Del tiempo? ¿Pero realmente existe el tiempo? Bueno, esto ya pertenece a la divulgación científica. Mañana será otro día, que mi madre se ha dormido plácidamente y tengo que aprovechar estas horas de silencio para dormir también. Ciao.

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