martes, 9 de septiembre de 2008

NI A ÉL

Oigo desde mi habitación los sonidos que suben al aire desde la Plaza Mayor de Béjar. Es la traca final de la fiesta, de estas fiestas que para mí no lo han sido ni de nombre porque no he sabido nada de ellas.

Repaso el día y compruebo que apenas me ha dado de sí. La atención que requiere mi madre es demasiado grande y a ella le he dedicado muchas horas. Cómo he echado en falta la ayuda de Angelines. Entre Nena y yo nos hemos repartido los quehaceres, todos monopolizados por sus atenciones y, sobre todo, por sus idas y venidas sin tregua por esos mundos que solo ella conoce. A ellos va y viene sin aviso y sin continuidad. Los que habitamos solo en uno nos encontramos desconcertados y sin saber cómo actuar. La paciencia y un poco de amor son el sustento. Yo necesito toda la paciencia porque carezco de ella por completo; espero suplirla con un poco de amor pues de otra manera sería casi imposible. A pesar de todo, nos hemos atrevido y hemos paseado con carro por varias calles de Béjar, al amparo del sol y con las quejas de cierto vientecillo que molesta a los cuerpos sin apenas defensas caloríficas.

En fin, un día más, denso, próximo y de prueba. Inevitable para mí pensar en las razones y las sinrazones de demasiadas cosas. Otra vez el mal y sus fundamentos, el dolor y sus causas, el paso del tiempo y su falta de explicación. Vuelvo a pedir que no se me repitan tan machaconamente algunas verdades que me duelen tanto. Parece que reclamo al maestro armero. O, a lo mejor, ni a él.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Estas pasando una época chunga, como dicen en Sevilla pero debes, si me permites, poner todo el empeño en ser fuerte y resistente en el ánimo o por lo menos es lo que debes transmitir, comprobaras que aunque sea una pose absolutamente falsa /en el fondo estamos destrozados/ pero poco a poco esta postura va cumpliendo su función, y si los demás te ven fuerte, no se derrumban, si no se derrumban, te apoyan y hacen consistente tu fortaleza, créeme funciona. Animo.