lunes, 2 de junio de 2008
BANDERAS VATICANAS
No es la primera vez que ocurre ni la primera que lo recojo en estos apuntes. A la salida de mi centro de trabajo me encuentro con unos colgajos enormes que penden de la torre de la iglesia de El Salvador. Como ya los he visto en otras ocasiones, no tardo en identificarlos. Se trata de unas telas rectangulares con los colores del Vaticano, creo que con los colores amarillo y blanco. En esta ocasión, a su lado, lucen otras dos enormes tiras de tela con los colores de la bandera española. Mis ojos no dan crédito y no se acostumbran a esa imagen. Trato de buscar la causa de esa presencia y enseguida me doy cuenta de que acaba de celebrarse la octava del Corpus y me imagino que algo tendrá que ver con este hecho. Un rato antes había leído la noticia de que el párroco de El Salvador había acudido a buscar al alcalde hasta el Ayuntamiento para llevarlo hasta la iglesia el domingo pasado. Una foto lo corroboraba. En lugar de dar un pasito adelante, damos varias zancadas hacia atrás. Ay, Cipri, qué diferencias. Quién te ha oído y quién te ve. Ya sé que la práctica es mucho más difícil que la teoría, pero hay pasos que no conviene dar porque después es muy difícil volver a andarlos en sentido contrario.
El caso es que allí ondean las banderas al aire, como si pregonaran algún mensaje. Y vaya que si lo pregonan. En medio de la plaza pública, ocupando un espacio importante, se yergue la iglesia y, en ella, la bandera del poder religioso, el estandarte del territorio exento, la señal de que aquello es territorio comanche y no sometido a las leyes ni a las reglas de la comunidad; algo así como si se estuviera pregonando que aquel es territorio con otra jurisdicción, que rinde vasallaje a otros señores, que el trato con ellos tiene que ser pensado de poder a poder. En definitiva, que aquel es territorio vaticano, religioso, irracional, extranjero. Mira por dónde, los nacionalistas de la nación más nacional, se marcan un territorio, lo orinan y no separan con los hitos de sus banderas; y, por si fuera poco, suman en plano de igualdad la bandera nacional manifestando así el intento de sometimiento de todo lo que esta representa a los valores de la del Vaticano.
Esto no ocurría de manera tan descarada ni en la época del caudillo, que ya es decir. Sospecho -me faltan datos más precisos- que en Béjar, en cuestión de clero, hemos retrocedido muchos años con los nuevos enviados por el obispado. Los hechos, no solo este, me dan algo de razón. Da toda la impresión de que, en todos los niveles, se está jugando una partida a cara de perro entre los representantes eclesiales, que empujan a muchos representantes civiles, y lo que nos queda de representación civil. Y ya no ocultan nada. Y mucho menos en la época de la declaración de la renta. Y luego les extrañan algunas reacciones. Estos, los que se declaran perseguidos. Qué cara.
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2 comentarios:
Antonio, soy uno de tus alumnos de este curso 2oo7/2oo8 y acabo de descubrir este blog. Me parece increible que escribas todos los días de una forma tan especial que es capaz de llegar hondo a los lectores.
Un saludo.
Me alegro de que hayas parado un rato por aquí. No sé quién eres pero me alegra el hecho de que un alumno lea mis reflexiones. Me hace mucha ilusión. Gracias.
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