viernes, 20 de junio de 2008
NOCHE DE PLENITUD
Es la noche final del equinoccio, la noche inicial del solsticio, la plenitud de la luz, el reino proclamado del sol y de sus fuerzas. Hoy se acaban muchas cosas y comienzan otras, ya es tiempo de verano y de contar los días en horas de descanso. Hoy he mirado al sol y me ha mirado, he mirado a la noche y no me hablaba: estaba muy lejana y escondida, como con cierto miedo. Es tiempo de plenitud, de magia, de purificación, tiempo de echarse al mundo, de dominar el tiempo, de hacerse desobediente en todos los niveles, tiempo de prometer desobediencia en todo lo civil y colectivo, tiempo de practicar desobediencia en todo lo que huela a religioso para hacerlo más religioso, y siempre tiempo de desobediencia militar para no ser partícipe ni cómplice de nada que me acerque hasta el dolor.
Y si puedo pedir, pues que no quede: debería intentar construir y destruir el tiempo como me dé la gana. La medida del tiempo es lo único que el ser humano trae a la vida. ¡Si supiera medirlo! Ya digo que es noche de magia y de promesas.
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