sábado, 28 de junio de 2008

MENOS COLOSO

Parece que se confirma que El Coloso no es una obra de Goya sino de uno de sus discípulos. Centenares de obras con la marca de Dalí tampoco son suyas, y así por todas partes. El alguacil alguacilado. Esto se da en el arte con una frecuencia enorme. Lo que me interesa de este mundo es hasta qué punto está montado sobre la fantasía y sobre la apariencia. Después la bola de nieve hace el resto. ¿En cuánto se ha depreciado esta obra por el simple hecho de la firma. O sea, que su valor estaba en el nombre, no en el color ni en el significado. Mierda y más que mierda. Todo es representación y sumisión a unos valores. Los del dinero mayormente. Por este hecho Goya no pierde nada en mi estimación, sigue siendo un auténtico coloso en el mundo de la creación. Pero sí pierde la estructura del mundo del arte y de la creación en general. ¿Por qué vivir siempre de la fantasía (quiero decir de la mentira)y tan poco de la realidad? Pero es que sin fantasía y sin sobreañadido el arte sería otra cosa y hasta se caerían los palos del sombrajo con demasiada frecuencia. Todos estos retablos de las maravillas sirven para mantener ese mundo que no sabe nadie cómo determinarlo ni cómo medirlo. Algo similar ocurre en literatura. No hay como crearte fama para poder echarte a dormir. El canon lo determinan criterios que no siempre precisamente tienen que ver con el arte sino con elementos mucho más triviales. Eso sí, más tarde se le echa encian una pátina de incienso y tontería y así vamos tirando. El asunto da para mucho. Entre otras cosas para que siga funcionando la crítica y los críticos, y para que siga su rumbo el mundo de la vanidad y de la representación perpetua. Qué vida esta.

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