miércoles, 4 de junio de 2008

SOMOS MUCHO MÁS DE LO QUE SABEMOS QUE SOMOS



Sabemos que somos algo pero no sabemos definir exactamente qué. Porque no tenemos un modelo definitivo, porque nos vamos haciendo en cada hora y en cada minuto, porque nos miramos y nos vemos solo en lo que hacemos y en lo que tenemos que hacer, porque solo imitamos y nunca conseguimos llegar al original ni al modelo propuesto, porque somos proyecto y solo proyecto, porque andamos siempre en el camino y nunca terminamos de cruzar la meta, porque no conocemos el absoluto y lo definitivo, porque el futuro es algo inconcebible, porque el pasado es algo irrepetible, porque el presente es algo inasible, porque solo somos ilusión, porque siempre somos algo pero sobre todo dejamos de ser todo lo demás, todo aquello que en realidad no somos, porque somos tiempo en movimiento, porque vemos ese tiempo limitado, porque no encontramos causa eficiente ni consecuencia lógica, porque somos un sinsentido evidente, porque no nos conformamos con ser un proyecto pequeñito, porque no sabemos sacar jugo a nuestras cosas, porque somos conscientes de lo poco que somos, porque a veces atisbamos otra posibilidades y siempre son las que no podemos alcanzar, porque no hemos sido ungidos de algo de estoicismo, porque somos un culo de mal asiento, porque bulle en nuestra mente algo más de aquello que realmente coge cuerpo y sale a la superficie, porque siempre los sueños vuelan más que las acciones, porque…
Somos mucho más de lo que sabemos que somos. Y ya lo que sabemos que somos es algo más que aquello que somos en la práctica. De modo que se me articula la realidad mental y cotidiana en tres planos: lo que somos en la práctica, lo que sabemos que somos porque algo de ello bulle en nuestra mente, y ese algo más que aquello que sabemos que somos porque tampoco en nuestra mente bullen todas las posibilidades.
Qué poca cosa somos, qué restringido está todo, qué tasas y corretajes tenemos que pagar en cada esquina, qué cantidad de posibilidades se nos escapan siempre. Nuestra consciencia y nuestra inconsciencia también forman parte de aquellos niveles que parecen más escondidos. Somos mucho más de lo que sabemos que somos, claro que sí. En un día cualquiera, yo soy unas poquitas cosas que practico con puntual monotonía, pero también soy bastantes más bocetos de proyectos que se quedan por el camino, e incluso soy también parte de todo aquello que lo demás -así, en forma neutra- sueña de mí, conmigo, contra mí, desde mí, para mí, en mí.
Y yo que me desvivo en casi nada, en tres o cuatro cosas sin sustancia, sin salir de mí mismo aunque buscando tres pies al gato con frecuencia, tratando de encontrar algún principio que dé sentido a esto. El caso es que algo intuyo pero todo me queda nebuloso casi siempre. Habrá que andar con ojo.

1 comentario:

duke...* dijo...

Antonio, me parece increible esta entrada. Me has emocionado como hace mucho tiempo no lo conseguia una lectura, gracias por un texto tan magnifico como este.