miércoles, 18 de junio de 2008
ALIMENTARÉ MI CURIOSIDAD
Otro peldaño para andar despacio, para medir el tiempo, para subir con calma, para sentir con calma, para sentirse vivo: “Alimentaré mi curiosidad a diario”. O mejor cada hora. No paso buena racha, lo confieso. Si no fuera por la presencia de quien más me quiere, mis bajonazos se notarían más de lo que ya se notan. Y lo hago sin razón y acaso sin sentido. Porque soy un privilegiado de la vida. Llego con tranquilidad a fin de mes, aunque me asusten los precios cuando salgo de compras y no entienda ni jota de este sistema absurdo en que vivimos, miro hacia el horizonte y lo veo despejado o con pocas nubes, tengo un trabajo estable y nadie me vigila, no tengo ningún jefe ni soy jefe de nadie (no lo soportaría), hay gente que me quiere y gente a la que quiero, me preocupan las cosas, a veces hasta presumo en latín sobre este hecho (nihil mihi alienum puto)… En fin, ya veo que muchas cosas me sonríen. A pesar de los tropiezos que me pone la vida.
Pero debería ser más activo en todo caso, procurar sacarles un poco más de producto a mis curiosidades, indagar con menos miedo hasta notar que salga lo que salga, descubrir que siempre hay algo al doblar esa esquina, sentir que hay muchas cosas, casi todas, esperándome siempre, saber que el mundo entero está ahí para que yo lo viole hasta el orgasmo, pensar que, aunque he vivido, casi todo me queda por vivir, dar rienda suelta al gusto por descubrir mis propios mediterráneos, firmar que el pensamiento, como dijo el cantante, no puede tomar asiento, desmenuzarlo todo hasta que sea la arena, vivirme y ser vivido, almacenar escenas imprevistas, desnudarme en la tierra y vestirme en la playa, arderme entre la nieve, perderme y encontrarme en cualquier parte, sonreír y saber que estoy llorando, atreverme a gritar que hay mucha mierda en el campo llamado la enseñanza, mirar de cara al sol y no bajar la vista aunque me quede ciego, adormilarme solo cuando ya esté rendido, velar si eso me acerca al punto donde vive la verdad, dejar correr el tiempo sólo por no poder pararlo en seco, querer y ser querido como único deseo, olvidar el pasado y vivir el futuro en el presente, ser aprendiz de todo y maestro de nada, buscar que la palabra de cauce a lo escondido, y hasta dormir pensando qué aguarda al despertar.
Serrat nos animaba con aquella canción que comenzaba así: “Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así”. Que me mate la curiosidad y no el aburrimiento, que la muerte me encuentre de camino y no rendido a todo, que me quede un resquicio de esperanza para seguir viviendo con la picadura de la curiosidad. Tampoco será fácil, lo comprendo, pero hay que andar al loro y no dormirse, hay que cultivar dudas y no solo certezas. Veremos lo que pasa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario