martes, 11 de marzo de 2008

DIARIO DE CAMPAÑA y (quizás) 17+2

Se cierra hoy mismo un ciclo que se abrió hace exactamente cuatro años, con aquella barbarie de los trenes, con aquella muestra del fanatismo, con aquel despropósito de la sinrazón. Detrás del esfuerzo que se le ha dedicado al asunto del País Vasco, es este el caso al que más empeño se le ha concedido, el que más ha enfangado la vida y la convivencia en los últimos cuatro años. Y lo que te rondaré, morena, porque el periódico de siempre, ese Mundo que ha vendido cada centímetro de sangre de los muertos a precio de oro, no deja de ronronear con insinuaciones sin fundamento, con tal de mantener el morbo y vender salgún ejemplar más. Todo es bueno para el convento. Allá ellos. Será lo mejor que queden en la memoria de todos nosotros y que no maltratemos su recuerdo. El acto de hoy cierra honrosamente ese círculo. Va por ellos.
Pero sigue siendo día de recuentos y de explicaciones a los datos electorales. Como era previsible, las derrotas y las victorias se van clarificando y se van quedando exactamente en eso, en lo que son. Y cada hora que pasa pide que quitemos paños calientes y que veamos la profundidad de la herida. A estas alturas parece que se prevé una rueda de prensa de Rajoy en la que podría anunciar su marcha. Si sigue la lógica liberal, tendría que decir adiós: no ha conseguido vencer, pues a morder el polvo y al olvido. A mí (yo no puedo ser liberal de estas camadas), sin embargo, me parece una lógica perversa. Creo que las cosas son un poquito más complejas y que nada es tan sencillo como eso de tú eres héroe y tú eres villano. Si seguimos haciendo categorías y líderes de la nada y no pensamos que lo mismo que Rajoy hay otros mil y otros mil uno lo mismo que Zapatero, no nos veremos libres de estas disputas ni de estos enfrentamientos. Aunque el enfrentamiento alimente los medios y dé para muchos anuncios en periódicos, en radios y en televisiones. La vida de una comunidad de cuarenta y cinco millones de personas es algo más importante que la presencia o ausencia de tal o de cual nombre. ¿Por qué no se van ambos cuando acaben a guardar alguna sede de sus partidos respectivos o a pegar carteles para las próximas elecciones? Seguirían defendiendo sus ideas y ayudando a sus partidos. Héroes, por favor, no; ideologías sí, por favor. Lo que tiene que hacer la derecha es observar, con Rajoy o sin él, si su comportamiento no ha encabronado a demasiada gente, que prefiere cualquier cosa antes que tener que verse socialmente con ella. Corregir ese comportamiento tiene que ver con las personas, pero mucho más con la ideología que sustenta a esa formación. De modo que lo que a mí me interesa es su cambio para que la convivencia sea posible; lo de los líderes me trae sin cuidado. O bastante sin cuidado.
Hoy se abre una nueva etapa que,en buena medida, pone un hito entre el tiempo pasado y el que se avecina. Interesa ahora algo mucho más importante, que yo sigo formulando con esta pregunta: Ganar, ¿para qué?. Y lo mismo se puede aplicar a la fórmula perder. No nos podemos permitir el lujo de quedarnos en asuntos personalistas de yo conseguí el acta y tú no, de nosotros hemos ganado y vosotros habéis perdido. Bueno, vale, eso es verdad. ¿Y qué? ¿Y esto qué sentido tiene? Que esto no es un combate de boxeo, que aquí no hay que levantar la mano de nadie, que aquí hay que levantar el impulso de un grupo social que cree que los avances y la convivencia en la sociedad se sustancian mejor con unas fórmulas que con otras. Es este el momento de las ideologías, la hora en la que hay que desplegar los talantes y, sobre todo, los programas electorales. ¿Cuánta gente conoce la redacción de esos programas electorales? Y, sin embargo, sabemos que hay un fondo determinado en el que se sustentan. Ese es el fondo que ha apoyado la gente, el formulario que tiene que regir las actuaciones del gobierno. Y en ese formulario hay mucho que dilucidar y mucho que reafirmar. Lo primero es la dignidad del ser humano. Recuerdo de nuevo las palabras de Juan de Mairena: ninguna dignidad será tan importante en el ser humano como el hecho de ser hombre (no son palabras literales). O dicho de otra manera, habrá que estimular las capacidades de cada uno pero no se pueden dejar a la intemperie a aquellos que tienen más necesidades. A partir de ahí, un gobernante sensato deberá pensar cada día que anda en actitud de servicio y que su situación es siempre provisional, y que la vanidad personal, que existe y hay que contar con ella, ocupa un puesto pequeño y secundario; tendrá que concretar sus ideas, su ideología y su política. Y todo lo tiene que hacer con coherencia, de tal manera que se vea que es un político de izquierdas o de derechas con todas las consecuencias, y que, en todo caso, las minorías están ahí también para ser respetadas.
Pero todo se nos irá en héroes, en constituciones de organismos y en fotos y nombramientos. Somos como niños.

1 comentario:

Er Schú dijo...

Tengo que reconocer que de lides políticas sé poco tirando a nada, colegas. Me apabulláis con análisis, valoraciones y otros entresijos de especialistas. Además no pego ni una. Cuando voté al Carrillo de la peluca perdió. Mira que tuve ocasiones de acertar votando a UCD, pues yo como un idiota flirteando con los perdedores. Me llevan unos colegas de trabajo como interventor de CDS a una mesa, y por compromisos de amistad no me atreví a decir que no, voto a Suarez y ya pierde para siempre. Cuando voto a Felipe ya es tarde y pierde también. Ya creía que, por fin, entendía el asunto y me da por votar a Aznar a ver si ya, y vuelvo a perder. Lo dejo de votar y gana dos veces seguidas. Rectifico, leo los programas y me convence Rajoy, voto y pierde. Rosa de mi “arma” a ver si sacas cuatro diputaos, y por esa maldita ley electoral, va y saca uno y nos convence de que eso es cojonudo, pero ahora que lo pienso despacio yo creo que uno es poco, ¿no?¿Será posible ser más gilipollas? La próxima vez, si Dios nos da salud votaré a Zapatero a ver si ya… por fin…acierto (no tiembles Antoñiyo) y puedo brindar con alguien eso que dices de “ ganamos y perdisteis”. Igual, para rascar bola alguna vez, lo mejor es votar al Betis siempre…

Otra cosa, Jesu. Tú igual que yo poco más o menos, y no te las des de ná que pa una vez que has acertao no es para ponerse gallito, y además ¿no andarás algo desenfocao?; porque perder, lo que se dice perder, perdemos tú y yo, eso es seguro, que nos birlan todos los meses unos cuartos para sueldazos. Recuerdo una conversación con un buen amigo mío y que hace años fue amigo tuyo, que me decía que en estas democracias lo mejor no es ser vicepresidente de diputación ni leches en vinagre, que no da más que trabajos y sinsabores y estar en lenguas, ni director general de la Junta como un amigo a su vez suyo, pa cumplir y rápido pa fuera, aunque esto ya lo ponía más en duda, pues ya queda el sueldito vitalicio de setecientos euritos mensuales, que son muy ricos. Lo mejor, pasar desapercibido. Que lo mejor, lo mejor de todo, diputado; y a ser posible, de la oposición. Si, si, de la oposición. Menuda vidorra. Con lo falicito de convencer que yo soy, me abrió los ojos y me convenció. Y nos fuimos a tomar unos pescaítos a los que me invitó, y me recordaba que me acordara de cuando siempre lo invitaba yo a cafeses antes de entrar pa dentro cuando no tenía el Alpha Romeo, sino la Bultaco y niños pequeños. Mira, me decía, lo mejor, lo mejor, como yo ahora, consejero de una endidad bancaria, nombrado por el partido, que es donde está la pasta. Ni te lo imaginas, recalcaba.
Abrazos a los dos.