martes, 31 de agosto de 2010

FELICIDADES, MADRE

Hoy también ha de ser un día para ella y un poquito con ella.

Finaliza el mes, el límite impreciso del verano con los primeros asomos del otoño. Para mí, finales de agosto, “que no linda / con ningún otro mes del calendario”, ha sido siempre el de mi cumpleaños y el del santo de mi madre. Y mi madre sigue estando por aquí, por donde yo ando, por donde circulan mis recuerdos, por donde van mis pasos y se asientan mi mente y mi álbum de fotos.

En el libro-álbum que me regalaron el día de mi cumpleaños, figuraba una foto de mi madre, con su carita tierna y ya muy triste, en sus últimas fechas, con la mirada perdida en su horizonte, con su cabecita mirando un poco al suelo, como sintiendo cuánto le pesaba ya la vida. En cuanto la vi se me paralizó la vista y se me encogió el corazón. Agradecí y agradezco que, a pesar de la premura, incluyeran una foto suya.

Yo tengo muchas fotos en mi mente y no emerge ninguna negativa. Mi madre fue producto, como todos nosotros, de un tiempo y de una historia; demasiado tuvo con luchar por la supervivencia de tantísimos hijos. En ese contexto es en el que yo repaso la vida de mi madre.

Pero en toda la segunda parte de su vida (falleció con 93 años) yo estuve muy cerca de su diario. Casi todos los días durante treinta años pasaba un ratito a su lado. Y dieron para mucho, para mucho. Mi madre era muy lista y me contaba cosas que guardo como máximas y que quiero cumplir en mi vida.

Hoy la recuerdo otra vez guapa y pequeñita, abrazándola mucho y queriéndola más. Se nos fue una tarde de abril, con las primeras flores. Cada 31 de agosto celebraba su santo. Y yo siempre con ella. Hoy no puede ser menos, pues tengo que ir a verla, a su casita eterna, y decirle de nuevo que su santo es mi santo y su recuerdo mi recuerdo. Y brindaré con ella y le daré mil besos en la piedra que la custodia. Porque un día descubrí que “el tiempo se ha quedado dormido entre sus brazos”.

Mi hermana pequeña lleva su mismo nombre. Espero que lo luzca con honor y con bonhomía. Ella me ayudará también en el recuerdo siempre. Felicidades, madre.

lunes, 30 de agosto de 2010

¿QUÉ CUENTOS?

Yo crecí tímidamente a la vida con la leyenda de las piedras de mi pueblo, con aquellas paredes imponentes que cercaban el cielo y que dejaban todo lo impreciso más allá de unos muros infranqueables. ¿Qué había detrás de aquello? Solo misterio, luces y sombras insondables. La vida se reducía a lo que dominaban mi vista y mis oídos, a lo que yo tocaba y a lo que yo gustaba cada día. Las distancias eran enormes de tan pequeñas, y finales porque se daban de bruces con la naturaleza. Aquel aroma fresco de los ríos, siempre en el valle hondísimo, las encinas eternas, las “refalateras” mondas y lirondas, casi de cristal cuando las lluvias y siempre relucientes con los soles, los zancos y los aros, las cabras y los cerdos en medio de las calles… Pero si todo era son y olores, todo tacto y sabor.

Yo crecí deslumbrado por las calles, por el vaivén visible de todas las personas de mi pueblo, mis libros se encerraban en una enciclopedia que almacenaba todos los saberes del mundo. Y así casi mis primeros diez años. O sea que no caté las palabras de cuentos escritos, solo aquellas que salían de la boca de las personas mayores de mi pueblo, de los ancianos de mi pueblo, de mis héroes favoritos. Yo los veía y ellos se convertían en los héroes vivos de las historias que contaban pues alguno, en su ancianidad, alcanzaba a recordar sus andanzas en Cuba. Nada menos.

Leo en estas tardes del estío una colección de Cuentos, de Andersen, esos que muchos de mi edad leyeron en sus días de niño. Estoy deseando contarle cuentos a mi nieta Sara. No estoy seguro de que sean estos precisamente los que vaya a utilizar cuando tenga la oportunidad.

Me parece que reproducen unos tópicos y unos grupos sociales que no me gustaría que conformaran su manera de pensar. ¿Por qué tanta princesa y tanto príncipe? ¿Por qué siempre ellos los mejores, los más ricos y los más bellos? ¿Es que no existen otros elementos de ilusión para los niños y para los mayores? Bien sé que esos elementos distantes y atractivos son esenciales en la estructura del cuento, pero hay que buscar en otros fondos para que, con la repetición, se vaya configurando una escala de valores en la que navegar con naturalidad cuando uno tenga que bogar en los mares de la vida.

Pero voy a salvar de la quema a no pocos, a todos aquellos que logren traspasar el nivel de la descripción para adentrarse en el de la interpretación y en el de la sugerencia. “El traje del emperador” será uno, sin duda; seguramente, “La sirenita” será otro.

Alguna vez creo haber hecho esquema aquí de los elementos que considero fundamentales en el molde del cuento. Me parece que estos referentes principescos hay que revisarlos. A pesar de todas las revistas del corazón, de todas las bodas reales y de todos los programas rosas habidos y por haber.

Y si no, usaré los cuentos personales, sobre todo aquel que me invento y que consiste en relatar de manera misteriosa lo que en el propio instante está sucediendo entre el narrador y el niño que lo escucha. Me ha funcionado siempre bien: no debe de ser mala fórmula.

CUMPLEAÑOS FELIZ, FELIZ

Sin tiempo para nada, me sacaron del tiempo y me dejaron anclado en el verdadero tiempo, en el que a mí me gusta, en el de las sonrisas y en el de los contentos y no en el de las horas y minutos.

Ayer celebré mi cumpleaños y acaso alguna cosa más. El día completo fue para mí una sorpresa casi única. Ya llegaron mis hijos Miguel Ángel y Merce, con su angelito Sara, la noche anterior para darme una sorpresa grande. Y el resto de las horas fue todo una sorpresa deslumbrante y un vuelo sin fronteras. Mi familia, mis seres más queridos, me estaban aguardando en el Castañar. Creí que iba a comer con mi esposa y con mis hijos pero allí estaban todos los que podían estar. Y yo no sabía nada. Qué alegrón tan enorme. Y al poco de empezar la comida llegaron los abrazos por escrito: un librazo con colaboraciones de casi todos, también de mis amigos.

Nena lo había preparado todo con sigilo y con tino. Mi falta de reflejos hizo el resto pues no pillé ni duda hasta que todo se me vino encima.

Tengo cada día más clara la evidencia de que las palabras son pobres aproximaciones a la realidad, de que aquello que predicaban los místicos como inefable existe y toma cuerpo. Ayer fue un día total de sensaciones. Y todas en el límite de lo que no se puede decir con palabras..

Por eso será mejor que todo lo reduzca a dar las gracias, a deciros a todos que os quiero, que acaso más que nunca proclamo mi deseo de querer y de ser querido como mejor estado, que esas muestras de cariño próximas me gustan más que otras vestidas de oropel y de protocolos, que lo que vive cerca -en la distancia o en el corazón- es lo que más me mueve y me moldea, que tengo mucha suerte con tenerlos tan cerca, que queriéndoos me quiero también.

El día de ayer quedará en el calendario grabado a fuego porque me sentí robado del tiempo para situarme en otro tiempo de mirada lenta y amorosa.

Y alargaré ese día con otro libro de recuerdo y cabecera. Qué páginas tan bellas las que me habéis escrito todos. Sé que unos empujaron más que otros porque tenían más fuerzas. Pero yo quiero abrazaros a todos con la misma intensidad. Y Nena a la cabeza de todos los esfuerzos. La quiero mucho, mucho. No nombraré a los demás pero sabéis bien quién compone la nómina.

Así que a todos vosotros, familiares y amigos, un abrazote enorme. Sé bien que me queréis, ahora soy yo quien tiene que quereros. Pondré todo mi esfuerzo.

HA MANADO ya el tiempo muchas aguas
y el polvo sin sabor de los caminos
lo sacuden las lunas y las nadas
mientras me miro y en mi ser me abismo.

Hay tan poco seguro cuando cada
copo de tiempo corre fugitivo
y todo lo demás deja anotada
la huella renovada del bautismo…

Los días serán muestra definida
de lo que ofrece el tiempo a cada instante
pues que no he de ser yo causa bastante

de lo que más importa de mi vida:
la luz me velará mientras me habito
y velará también los demás ámbitos.

viernes, 27 de agosto de 2010

UN EJERCICIO DE NIVEL PRIMARIO

A ver si hago un ejercicio didáctico para mí mismo y para cualquiera que esté dispuesto a ayudarme y me lo explique.

A última hora de esta mañana he vuelto hacia casa por la calle Mayor de Béjar. He contado los establecimientos comerciales que están ubicados en esta calle, que pasa por ser la más comercial en esta ciudad estrecha. Sin incluir bares y bancos, he contado alguno más de cien. Podemos dejarlo en cien, para redondear a la baja. Hasta aquí los datos. Supongo que en esto no habrá mucho que discutir pues es el resultado de ir añadiendo uno a otro: uno, dos, tres… No quiero dar cuenta del número de establecimientos que aparecen cerrados pues este es otro triste capítulo aunque de la misma historia.

El número de personas que trabaja en cada establecimiento no es muy alto pues son establecimientos pequeños, pero podemos calcular un número, siempre a la baja, de un par de ellos. Así, saldrían unos doscientos empleos directos; súmense los miembros familiares y otros concernidos aunque sea indirectamente. El tipo de establecimiento, según los productos que se ofertan, es muy variado.

Buena parte de esos establecimientos está casi siempre vacía. En su interior se almacena género como para vestir, calzar y dar perfumes y de comer a toda la comarca. Y estamos hablando solo de una calle.

¿Alguien ha realizado un sencillo estudio para conocer con cuántas personas nos arreglaríamos para realizar este trabajo? No hace falta ser economista para concluir que con un número muy reducido estaríamos al cabo de la calle y muy bien servidos. Es simplemente mirar y deducir desde el sentido común. Qué hacen allí, entonces, tantas personas? Gastar inútilmente el tiempo. ¿Nos podemos permitir esos lujos como comunidad? Rotundamente, no. Necesitamos todos esos esfuerzos dedicados a otros menesteres necesarios para la comunidad. ¿Ellos pueden vivir de este modo contentos y animados, con proyectos que no sean los de esperar impacientes la jubilación? Podrían contestar ellos pero no es descabellado asegurar que no para muchos casos. ¿Podemos pensar razonablemente que su situación de obligados brazos caídos puede producir en sus ánimos malestar, enfado y hasta angustia y sensación de inutilidad? Decididamente, sí.

¿Tienen, como solución, alguna salida digna que no sea la de permanecer lánguidamente en esta situación? No parece a primera vista. ¿Este sistema social en el que vivimos inmersos les ofrece alguna solución alternativa que no sea la lucha individual por la supervivencia? Claro que no. ¿No sería más razonable que se buscara alguna otra estructura comercial más racional y productiva? Por supuesto. ¿Qué hacer con todas esta personas, dignas como las demás y con derecho a una vida desahogada como sus vecinos? Si alguien tiene alguna solución en esta estructura individual y egoísta, en este esquema social y político de enfrentamiento y de lucha por hacerse con los clientes, por favor, que lo diga. Yo no la conozco.

¿Se puede pensar entonces que acaso el sistema no es el mejor de los posibles sin que se rasgue el personal las vestiduras? Debería poderse. ¿Y qué debería aportar ese nuevo sistema? Pues más socialización y visión comunitaria de las actividades. Y menos egoísmo, que solo tiene como meta el éxito individual sin pensar que por el camino queda siempre un número infinito de perdedores y de fracasados, cuyas vidas vienen a ser, en diversos grados, expresión de enfado y de necesidad de hacer perder al de enfrente para quedarse con la clientela.

¿Es que acaso andamos en dificultades de producción? De ninguna manera. Se producen más elementos comestibles y de todo tipo que aseguran la supervivencia que nunca. La dificultad, pues, no está en la producción sino en la distribución y en la racionalización de esa producción. Y la producción la realizan los seres humanos. Y el consumo también. ¿En igualdad de condiciones? Quia. ¿Pues no habíamos quedado en que, por el hecho de ser personas, todos teníamos los mismos derechos y las mismas obligaciones? Habíamos quedado en la teoría, pero claro, teniendo en cuenta que… bla, bla, bla… O sea, aquello de la igualdad teórica y la igualdad real…

Pues a pensar, coño, a pensar. Y a no bajar el cogote ante todo. Y mucho menos los que ya lo tienen bajo porque las cargas diarias les pesan como losas. Y que cada cual concluya y actúe. La realidad está ahí mismo, en la calle Mayor de esta ciudad de Béjar. O en cualquier otra calle de cualquier otra ciudad.

Tal vez no sea necesario ser demasiado sabio ni en economía ni en teorías económicas y filosóficas. Un poquito de sentido común. Y de mirada amplia…

Supongo que la Cámara de Comercio tendrá mucho que decir. Incluso que ya habrá dicho. Me gustaría saber qué es lo que ha estudiado y lo que ha concluido. Supongo que no será solo petición de subvenciones. Quién sabe.

jueves, 26 de agosto de 2010

RELEYENDO A JOSEP PLA

Unos ratos de ayer tarde y otros de esta misma mañana me han servido para dar cuenta de la relectura de “Madrid. El advenimiento de la República”, Josep Pla. Josep Pla es un escritor muy fino que ve las cosas con claridad y sin demasiado sectarismo, aunque hay que situarlo claramente en una visión de las denominadas de derechas.

Me resulta un buen álbum de fotos verbales el que retrata los meses primeros de la República y de lo que apuntaba desde los primeros esfuerzos. A pesar de su condición de conservador, no destila ningún rencor ni odio -no duda en señalar incluso reconocimiento- para quienes prestaron entusiasmo y algo más en los esfuerzos de aquellos cortos años.

En la última parte de su libro-diario recoge una consideración que me resulta reveladora. Es esta en forma extractada:

“La primera cuestión que el nuevo régimen tiene planteada es la de la reforma agraria en Andalucía y Extremadura, y quizá en gran parte de Castilla… El problema es inmenso, impresionante”.

“La segunda gran cuestión es la de la Iglesia”.

“El señor Manuel Azaña ha sido el encargado de resolver la cuestión militar”. (Tercera cuestión).

Por diversas razones que glosa en escasas páginas, Pla no ve bien encaminada ninguna de las tres. Él era testigo directo y privilegiado. No importa demasiado que intuyera lo real o lo incierto, lo fundamental era que las preocupaciones fundamentales con las que se encontraba el Gobierno republicano eran exactamente esas y no otras.

Han transcurrido ochenta años desde entonces. Sospecho que, mutatis mutandis, no estamos muy lejos de las mismas ocupaciones. Las reformas agrarias andan disfrazadas de multinacionales, de intermediarios y de grandes superficies; los asuntos religiosos no se disfrazan de nada porque su naturaleza ya nos los da siempre disfrazados; y los asuntos militares parece que han cambiado pero sus estructuras y las de los otros cuerpos similares del orden tienden siempre al ordeno y mando y al todo por la patria, cuando ese concepto de patria lo ponen ellos y a veces lo confunden con todo por la pasta.

En sus consideraciones, Pla observa que estos trabajos se encomendaron a personas que tal vez no eran las más indicadas ni las más entusiastas. No sé si ahora mismo no sucede algo parecido.

Me gustaría mucho confundirme y que fueran clichés enquistados los que operaran en mí en estas consideraciones. Desgraciadamente, sospecho que tengo bastante razón.

miércoles, 25 de agosto de 2010

GREDOS-PORTILLA DEL REY




He vuelto a dar con mis pasos por las cumbres de Gredos, por esos riscos de la vieja Iberia, en un clarísimo día de agosto, cuando el verano ha agostado todo el suelo y ha dejado solo el verde en algunos recodos de las más altas cumbres.

Tenía pendiente esta caminata porque me gusta rendir un pequeño tributo cada año a esas montañas que se pasan la vida y la otra vida allí arriba subidas, siempre de centinelas de la Historia, viendo pasar el tiempo impertérritas, con el verdín le liquen pegado en sus pizarras, con los restos de nieve que se resiste a dejar de ser visible, con las aguas que salen de no se sabe dónde, con las gargantas hondas y peladas, con las lagunas vedes y un poco más escuálidas, con los senderos siempre pedregosos, con los circos de siglos siempre mirando al cielo, con los machos cabríos rondando en cualquier parte, sobre las rocas colgadas del abismo, con sus vistas casi infinitas hacia cualquier sentido, con las fatigas limpias de los caminantes, con el pudor perdido del que anda los senderos lejos del otro mundo, con el sudor y el aire, con la imagen cambiante cada poquitos metros, con el cansancio echándose en las piernas y en el cuerpo, con esas sensaciones de la nada y el todo, con los riscos sin pesos ni medidas, colosos sin movimiento, con la seguridad de que todos los humanos, tomados de uno en uno y hasta en conjunto, somos totalmente prescindibles para la naturaleza y para la vida, con la certeza de lo más inmediato y elemental rodeándote siempre, con el valor sonoro del silencio, con el rumor del agua, con la serenidad del valle y la gravedad de lo que se desploma, con aquellos espejos diminutos de lo que se divisa en la llanura, lejos, allá en el horizonte, con esa mirada de frente con el cielo, con las nubes huidas y el azul anegando cualquier geometría, con eso del bien y el mal diluido y ausente, con una nueva escala de valores sencilla, con un vivir distinto.

Esta vez tocó subir con calma y tiento hasta la Portilla del Rey. Dicen que es este un camino pensado y construido para que el rey Alfonso XIII pudiera ir a cazar a esos parajes abruptos y empinados. Bien poco me importa esto. Es cierto que el camino se aleja de la Laguna para encarar otros valles y otras gargantas diferentes a las del trillado y hermosísimo Circo de Gredos. Subidas y bajadas, gargantas y gargantones, escalada zigzagueando hasta donde se acuestan las estrellas, nos llevaron hasta la cima que da vista a las Cinco Lagunas.

Algún montañero más iba y venía, y se cruzaba en nuestro camino, pero esta senda es mucho menos hollada que la del Almanzor. El Gargantón vertebra toda esta parte derecha del macizo de Gredos y da base a los picos o recoge las aguas que van desplomándose camino del horizonte último.

En lo alto de la cima, que da vista a dos valles, nos encontramos con unas muchachas que andaban recorriendo con calma estas montañas. Un par de cabras (madre y cabritillo muy joven) se quisieron sumar a los aires y al reposo. Desde allí todo era libre y luminoso.
Esos aires cumbreños y esas sensaciones de estar en lo más alto son otras sensaciones muy distintas.

Existen otros mundos, os lo juro. No sé si son mejores o peores, aunque tengo mis sospechas, pero son bien distintos. Y existen, os lo vuelvo a jurar. Y vivirlos, aunque solo sea por contraste, bien merece la pena.

N.B. Otra vez vino Manolo Casadiego conmigo, montañero seguro y avezado, con el que hay seguridad, ayuda, conversación amena e inteligente y siempre espíritu positivo. Un lujo.

lunes, 23 de agosto de 2010

!LOS POBRES PERSEGUIDOS!

Ayer hizo de nuevo mucho calor. El verano parecía que empezaba a dar alguna muestra de su suavización en los días anteriores. Han caído tormentas en el perímetro de la Península pero la lluvia no se ha dignado visitarnos por aquí desde hace más de dos meses. El suelo anda sediento y reseco, todo se recalienta y el sol manda y ordena durante muchas horas cada día.
Yo procuro esconderme como puedo pues su poder me achica y me roba los ánimos. Y no lo tengo fácil a pesar de las sombras de todas estas tierras.

Ayer volví a refugiarme en la bodega del chalet de Julia. Puedo prescindir de la piscina pero no del frescor de la bodega. Allí me aparraplano en un sillón de mimbre las tardes que hace demasiado calor y me sumerjo fresquito en la lectura de los textos que me llevo para que me hagan compañía.

Dediqué unos buenos ratos ayer tarde a leer la “Carta a la Gran Duquesa Cristina”. Es obra de Galileo Galilei, ese personaje apasionante, de espíritu renacentista y universal, interesado por todo lo que sus sentidos le alcanzaban y su mente le iba desbrozando. Escribió este texto en plena madurez, cuando ya su vida declinaba y su experiencia científica, vital, religiosa y social andaba casi cumplida. Recomiendo vivamente su lectura, como ejemplo de una actitud emocional y racional, y de un contexto histórico especialísimo.

El texto reproduce el ejemplo continuo en la Historia que muestra la actitud de los científicos, de los racionalistas, de los del sentido común, de los que descubren que el emperador anda desnudo, frente a los dogmáticos, frente a los inmovilistas, frente a los sátrapas, frente a los iluminados, frente a los aprovechados, frente a los excluyentes, frente a los aparentes defensores del orden -su orden y el de sus poderes y propiedades-, frente al poder amalgamado de religión y poder civil, frente a la falta de visión y de cambio.

La Historia es muestra continuada de lentísima ruptura de paredes para mirar de frente, de álbumes completos de fotografías antes de conseguir que se declare que en el fondo hay algún elemento de verdad, de mentiras continuadas que no caen por su arraigo y por la ignorancia y tópicos en los que las sociedades viven y se arrastran.

En el caso de Galileo no se viene a cumplir otra cosa que no sea de nuevo algo así como esto: “hombre, mire usted que mis sentidos y que mis averiguaciones me dicen que esto es de esta manera”; “no se lo tome usted a mal pero esto habría que revisarlo e interpretarlo de otra manera”; “esos textos en los que usted se apoya son interpretables y desde luego no excluyen al análisis de la naturaleza, que también está ahí puesta por el Hacedor y este nos ha dado los sentidos y la inteligencia para que los desarrollemos y para que analicemos lo que Él ha puesto ahí ante nosotros”; “piense, si es que quiere darle algún valor al pensamiento, que las leyes de la naturaleza son más fijas que las de la interpretación de las palabras y que estas, acaso, hay que leerlas con otros ojos”; “y no olvide que dos verdades, si son tales, no pueden contradecirse”. Y propuestas tan amables y hasta lelas como estas, procurando no herir sensibilidades incluso ante hechos evidentes y diáfanos. Es algo así como si quien ha echado los esfuerzos y ha conseguido las evidencias tuviera que pedir permiso y perdón al tonto, al vago y al ignorante, al dogmatizado y al sátrapa, al aprovechado y al excluyente. En este plan, la Historia se mueve a paso de tortuga y va dejando cadáveres por el camino que apenas se recuperan para el sentido común y para la admiración de tapadillo y como con vergüenza después de siglos de incomprensión, de rechazo y de odio.

Al pobre Galileo, que, en el fondo, no hacía más que explicitar lo que otros ya antes habían apuntado (Copérnico sobre todo) se lo merendaron, le comieron el coco y le obligaron a abjurar de todo lo que su sentido común y su trabajo le habían mostrado. Al menos de cara al público.

Creo que alguna vez ya he citado el caso. Qué vergüenza. No lo culpo de nada. No le puedo exigir que sea un héroe personal y mucho menos que arriesgue su vida. La evidencia daría sus frutos, aunque le costara abrirse paso en el tiempo. La Iglesia, sobre todo en su jerarquía, torció con violencia su voluntad, lo deshumanizó en público, lo obligó aparentemente a dogmatizarse y a animalizarse. Pero él arrancó una página definitiva al Libro para siempre y conquistó para los demás el valor de la osadía, la razón de la propia razón y del sentido común, el valor de la inducción, al alzamiento del ser humano como portador de sentimientos y de inteligencia, la vía libre para el dominio desde la razón y no el sendero angosto del sometimiento al dogma irracional.

Miro a mis años y me encuentro con que los que siguen queriendo interpretar la realidad a su manera e imponer y hacer universales sus decisiones se declaran perseguidos por aquellos que timidísimamente y con todas las precauciones del mundo anuncian que quizás convendría mirar de otra manera porque hay evidencias científicas que demuestran otras soluciones diferentes, y que, sin querer herir la sensibilidad de nadie, acaso ven que no hay lo que se ha impuesto siempre sino otras deducciones que nacen de los datos comprobables y del sentido común.

Y no hay manera; en cuanto se les da tregua, se muestran implacables y mandan a sus huestes a conquistar el territorio para la oscuridad y para las tinieblas. En esa oscuridad se mueven a sus anchas, en sus púlpitos de niebla y de amenaza. Pobrecitos, son los perseguidos. Uffff.

Y, sin embargo… Eppur si muove.

CONTEMPLANDO UNA MAÑANA DE VERANO

CONTEMPLANDO UNA MAÑANA DE VERANO

Es una espera densa,
como la del que sabe que ha de llegar la hermosa
ceguera de la luz concupiscente
y prepara con mimo su aposento,
aligera de ropa la ventana
y se tiende a esperar su advenimiento.

El tiempo ahora no es tiempo, es certidumbre,
seguridad del paso de la luz,
aquiescencia y presteza, renovada
mañana de abrazos y consagraciones.
Las hojas visten luz y luz abrazan,
las aguas se despiertan
a la cuantiosa luz de la mañana,
la ladera ya canta desde sus verdes tibios.

Yo soy intruso aquí, o acaso estoy
rendido ante las fuerzas de la vida,
deseando un despiste de la naturaleza
y un tierno acogimiento junto a su luz
que resucita todo lo que encuentra.

Mi egoísmo no puede
ver cómo se derrota tanto cielo
sin pedir un manjar de esta alta bóveda.

viernes, 20 de agosto de 2010

...CORAZÓN VACÍO

Lo cierto es que pasaron naves con ternura, pero una de ellas brillaba con luz propia. Hasta esta misma noche en la que me ha dejado. Era pequeñita y muy hermosa, y tenía nombre de princesa. Para mí es una reina con aires de emperatriz. Menos mal que este barquito va y viene hasta mi orilla y, sobre todo, voy yo a su encuentro siempre que puedo. Mi Sarita ha pasado unos días con nosotros y está más linda que nunca.

Hoy me ha dejado, como decía el maestro, “…turbio espejo y corazón vacío”.

jueves, 19 de agosto de 2010

VOY RECOGIENDO RESTOS DE ESTE HERMOSO NAUFRAGIO DEL VERANO

DE ESTE HERMOSO NAUFRAGIO DE VERANO

Voy recogiendo restos
de este hermoso naufragio del verano
en el que todo un mar de olas
va y viene sin descanso,
sin rumbo, sin sentido, sin retorno,
desde el inmenso mar
hasta la arena limpia de mis playas.

Llegan barcos cargados de ternura
amurando la proa
y dando luz sin tregua
a sotavento y barlovento.
Yo me siento en la cofa ,
observo al timonel
maniobrando sin tregua
para que las embarcaciones
amarren y recojan con cuidado las velas,
se tiendan en la playa confortables
y sientan que los mares
bien pueden aguardar
naufragios y tormentas:
estos son solo días en mis playas.

Pero sé que -es mi duelo-
las naves van de paso,
que levan anclas todas
con el viento de popa,
que salen mar adentro,
camino de otro sol y de otras playas
y yo me quedo solo
varado y sin resuello
en mis arenas blancas, solitarias
que suspiran por ver el horizonte
con otros barcos nuevos
que vengan a mis playas y a mis puertos.

Voy recogiendo restos
de este hermoso naufragio del verano.

domingo, 15 de agosto de 2010

UNA CLASECITA DE LÉXICO

¿Alguien quiere aprender lo que es el léxico especializado, técnico o como desee llamarlo? ¿Y en una sola entrega? Pues ahí va.

Arturo Pérez Reverte, “El asedio”, pg. 412-13: “Asiente el otro, fatalista. Se desembaraza del sable y las pistolas, llama al contramaestre –Brasero supervisaba el trincado de los cañones y el cierre de las portas- y se encamina al pie del palo para vigilar la maniobra. Mientras, Pepe Lobo le corrige el rumbo al Escocés en dos cuartas y dirige después el catalejo hacia la estela de la balandra. A través de la lente observa que el chambequín ha vuelto a desplegar lona y navega al encuentro de su salvador, y que el bergantín continúa acercándose veloz. Cuando Lobo baja el catalejo y mira hacia proa, el palo de la balandra se ha cubierto de más lona, que gualdrapea desplegándose antes de inmovilizarse embolsada, sujeta por las escotas que los hombres cazan en cubierta: el foque volante alto y tirante en sus garruchos sobre el foque grande y la trinqueta, el velacho braceado en su verga, sobre la cofa. Atrapando más viento, la Culebra da un sensible tirón hacia delante, machetea la marejada y se inclina más a sotavento, con la regala tan cerca del agua que esta salta en rociones sobre los cañones y corre por cubierta hasta los imbornales, empapándolo todo. Apoyado en el ángulo que forman el coronamiento del espejo de popa y la regala de barlovento, abiertas las piernas para compensar la pronunciada escora, el corsario lamenta otra vez, para sí, la pérdida de la presa que deja atrás.”

Hala, todo de un tirón y sin respirar siquiera. El librito de marras solo tiene setecientas treinta páginas. Y está plagado de términos marineros.

Y me ha pillado nada menos que en las fiestas de mediados de agosto engolfado en él. Ufff.

sábado, 14 de agosto de 2010

TRINOS EN EL SILENCIO



Viernes 13, 18h.: Manolo Casadiego, que se ha convertido en mi compañero de sol y de montaña, me aguarda para subir a pasar la noche en Hoyamoros. Es noche de estrellas fugaces y aquel es lugar inmejorable para contemplar el espectáculo. Manolo aparece con dos mochilones repletos de no sé cuántas cosas que me han ahorrado a mí la preparación de casi todo pero que me asustan, pues una de ella tendrá que descansar sobre mis espaldas, sendero arriba.

18,30h. : La segunda plataforma nos espera y nos deja contemplar una vista panorámica con todo lo que el día claro nos ofrece. Es mucho, muy extenso y muy diverso. Todo queda a los pies salvo la cima de la montaña, salvo el lomo de la loba, ya reseca. Ajustamos pesos (Manolo se queda con casi todo lo más dificultoso), contemplamos la vista panorámica y nos ponemos en marcha.

19h. : Estamos en la Fuente del Travieso. Hasta allí hemos salvado, a buen paso, el trecho más empinado del camino hacia el Calvitero. La Sierra de Béjar ha quedado accesible para casi todo el mundo desde esa plataforma que ya se mira de frente con el cielo. El volumen de la mochila y el sol nítido de la tarde provocan el sudor abundante en mis espaldas. Un viento fresco y algo descarado atenúa los calores y hace más soportable la ascensión. Bebemos agua en ese manantial, que yo siempre he visto abundante y generoso; hoy también. Qué fresquita mana: “Si supieras la fuente cómo mana”. Nueva mirada hacia el valle y hacia la llanura. Sentimiento de satisfacción. Reemprendemos la marcha.

20h. : La Goterita es la otra fuente en la que el montañero suele hacer parada para reposar en la ascensión. Hemos subido despacio pero sin pausa por el camino, sin trochas ni atajos, siguiendo la senda natural y menos empinada. Las mochilas empujan con su peso. No sé cómo Manolo puede soportar ese volumen y ese peso sin aparente esfuerzo. La Goterita mana menos que la Fuente del Travieso, siempre lo ha hecho, pero no es cicatera y hace aflorar todo lo que encierran los interiores de la rocas, ya en lo más alto y cerca de la cima. Paramos, bebemos, miramos, contemplamos y llenamos los recipientes de agua. Más tarde nos hará falta.

20,30h. : Estamos en la cuerda del Calvitero. Llaneamos dando vista a las dos vertientes de la sierra. Un horizonte algo difuso nos acerca aparentemente todas las sierras de Barco y de Gredos. El Almanzor está ahí mismo, como al alcance de la vista y de la mano. Las perspectivas en la montaña son casi todo y quien las sabe gustar es quien más producto extrae de sus caminatas. De nuevo, las serranías de Ávila, las llanuras del norte de Cáceres, las llanuras salmantinas y las sierras de Francia y de Gata. El viento fresco acaricia, abraza y hasta somete. Hace fresco. ¡Y estamos a mediados de agosto! Los neveros de la Ceja se mantienen encogidos y acaso este año resistan los embates de los últimos calores esperando la llegada de las primeras nieves.

20,45h. : Iniciamos el descenso hacia Hoyamoros. Los pequeños vallecillos que forman las escorrentías de las aguas nos marcan la senda. No necesitamos hitos pues el horizonte y la meta están a la vista. Pronto aparecen, majestuosos, los Dos Hermanitos. Yo voy cansado por el volumen de la mochila y con mis hombros quejándose, pero ya falta muy poco, el fondo del valle está ahí mismo. Vamos a ello.

21h. : Estamos en el valle de Hoyamoros, al pie de los colosos, en los primeros remansos del río, al lado del laberinto de peñascos que han llegado hasta allí por efecto de los glaciares o desprendidos desde lo más alto. Ya se imponen las sombras y el silencio densísimo. La luz escasea. Un último rayo se cuela por la zona de Hoyacuevas en dirección ascendente y desaparece. Es la puesta de sol en Hoyamoros. La noche se anuncia con prisa.

21,30h. : Andamos con prisa para preparar la cena con algo de luz y para acomodar los enseres que nos permitan ver la lluvia de estrellas y descansar durante la noche. Manolo ejerce también de maestro cocinero. Ha llevado de todo pero nos reconfortamos sobre todo con una sopa caliente que nos pone en condiciones para cualquier cosa. Pero hay más cosas, por supuesto: jamón, sardinas, vino, fruta, aguardiente… Y todo de lo mejor. Cenamos ya con la noche sobre nosotros y con los Hermanitos literalmente sobre nuestras cabezas. El río recoge en el paraje todas las lágrimas que le han ido prestando las laderas de Venerofrío y ya se siente niño pero con cauce ininterrumpido. En la hoya han acampado también algunas otras personas, que se dejan sentir en alguna esquina perdida, con sus linternas frontales en medio de la oscuridad. La cena se alarga. La noche es amplia y nos esperan nada menos que las estrellas.

23h. : Buscamos acomodo encima de una enorme peña (Sísifo no habría podido con ella y se habría ahorrado tanta subida y bajada inútiles) y nos tumbamos con nuestros sacos cara al cielo. Hemos venido a ver la lluvia de estrellas fugaces y nos hemos preocupado de situarnos en la dirección más adecuada, mirando hacia el noreste. Mi excesiva precaución ante el posible frío de la noche me ha hecho pertrecharme con ropas abundantes. Qué equivocación.
Con el saco me bastaba para no sentir otra cosa que calor.
Las estrellas fugaces se hacen de rogar. Matamos el tiempo con unas risas oportunas pero, poco a poco, vamos concentrando nuestra atención en el firmamento. Todo está sobre nosotros. Las estrellas, las reales, se cuentan por miles y, cuanto más se concentran la vista y la atención, más aparecen en el cosmos.

Allí empiezan las reflexiones internas y externas, allí se cumple la realidad de la pequeñez del ser humano, allí se recuerda con más intensidad a los seres más queridos, allí se entiende algo mejor el apasionamiento de algunas personas con elementos menos racionales, allí todo se hace fantástico y hermoso. Y la vista no se cansa pues la inmensidad no la deja.
Buscamos algunas estrellas que conocemos y las encontramos sin demasiada dificultad. Yo me entretengo en contemplar los dibujos que forman en el amplísimo tablero del firmamento. Y me parece que aquello es un inmenso rompecabezas en una dimensión que mis limitaciones no alcanzan. Y pienso y callo. Y callo y pienso.

Aparecen algunos destellos de estrellas fugaces, pero no muchos. No nos desalienta nada. Es verdad que habíamos buscado como pretexto para la subida el acontecimiento de las “lágrimas de san Lorenzo”, pero aquella visión supera cualquier expectativa.

Mi imaginación vuelve a los años de mi niñez, a aquellas primeras noches junto a las carboneras, también cara al cielo, en aquel valle perdido de mi pueblo. Yo entonces no era consciente de todo lo que sobre mi cabeza se cernía. Hoy creo que me pesaba un poco más la inmensidad de todo el universo.

Tal vez la 1 o las 2: : Empezamos a dar tributo al silencio y a nuestros pensamientos allí mismo, cara al cielo y con las moles de los Hermanitos sobre nuestras cabezas. El sueño nos empieza a rendir. No hemos tenido demasiada suerte con los restos del cometa, pero no nos importa nada.

2,30h. : En medio de la noche y del silencio, descubro que hay trinos y ecos, sonidos y resuellos. El silencio es el silencio, la noche es la noche y yo no puedo dormir en esas condiciones. El silencio canta la mejor melodía pero lo hace siempre como solista y sin ayudas externas. No sirven ni las reconvenciones amistosas, ni los chisteos ni el relente de la noche.

3h. : Decidimos volver hasta el lugar en el que hemos dejado toda la indumentaria menos los sacos. Manolo, con buen criterio, determina poner su saco a una distancia prudencial, para intentar que la serenata no alcance a toda la cuenca y para evitar la tentación de que alguna roca se desplome desde las crestas. Todo resulta inútil. Son los trinos del silencio que se convierten en serenata nocturna y mañanera. La intensidad del sonido está en el límite de lo soportable según la distancia, pero mi sueño es demasiado ligero y no me queda otro remedio que escuchar todo el recital completo. Oigo, cara al cielo, canciones de todo tipo: valses, cumbias, pasodobles, chotis…
¡Pero es que yo había ido a ver las estrellas!

Estoy perdido en la noche y no tengo ánimos para encontrar otro lugar más apartado y silencioso, tal vez pensando que el baile tendrá algún descanso. Nada de nada. Todo seguido y cumpliendo todas las peticiones posibles.

Y, a pesar de todo, el cielo está ahí, ahora para mí solo, yo frente al todo y todo frente a mí. Tengo tiempo para muchos pensamientos, casi todos relacionados con la pequeñez del ser humano, con el sinsentido de tantas nimiedades.

En algún momento creo que entiendo cómo se diluyen los conceptos y se quedan en simples sensaciones. Y me acuerdo más que nunca de los míos. Y de todos los demás, que también son míos. Y deseo como nunca querer y ser querido y vivo unos ratos casi casi inefables, a pesar de la música de fondo, a pesar de los trinos del silencio.

En algún momento indefinido, ya contra la mañana, me quedo traspuesto y duermo un rato. Cuando despierto, las estrellas han desaparecido de mi vista. Sé que están ahí pero ya no están.

Manolo, solista y maestro de orquesta, anda ya trajinando con los chocolates del desayuno, tan diligente, tan dadivoso, tan razonable. Aunque tal vez le sobre algún que otro son.

Para Manolo Casadiego, para que recuerde y se ría un poco. Adjunto una de sus fotos.

jueves, 12 de agosto de 2010

ASÍ SOMOS

Llevo mucho tiempo viendo pasar las horas desde esta ventana, contemplando cómo se atizan por ahí fuera sin hacer casi nada por apartar algún palo, mirando cómo se remansa o se apresura la corriente sin tirarme de cabeza al río.

Quiero decir que no lo hago con la frecuencia que me pide el cuerpo, o sea, que es una actitud consciente que a veces me cuesta mantener y que no siempre estoy seguro de que responde a lo que tenía que hacer.

En verano, además, el ritmo me permite ver y mirar con más tranquilidad y tal vez seleccionar con más calma lo que me viene de fuera. Los medios -otra vez los medios- rellenan sus espacios con sandeces a gogó, tratando, con sus secciones be y sus becarios, de sobrevivir a la cuenta de resultados mientras vuelven los de la nómina a enfrascarse en las disputas clásicas. Este mes de agosto han incorporado un tema que posee mucha trascendencia, es el asunto de la candidatura socialista en Madrid.

Como tienden a hacer casi siempre, se pierden en nominalismos amarillentos que son los que más dividen y los que más venden. Pero creo que, en el fondo, se dilucida un asunto de vital importancia para la convivencia en este país y en cualquier comunidad. Se trata de la democracia interna en los partidos.

Mi defensa frecuente de la clase política no se asienta precisamente en este aspecto, pues la democracia en estas instituciones deja muchísimo que desear. Y, a pesar de todo, no sale demasiado mal parada si es comparada con lo que sucede en otras instituciones.

La realidad demuestra que primarias solo se ejercen en las formaciones de izquierda, que la derecha ejerce el más puro caudillismo y que la opinión pública parece que, desgraciadamente, tiene asumido que esto es así pues nadie castiga esta desigualdad. Qué le vamos a hacer. Yo ya lo doy por descontado.

Pero en cualquier proceso de este tipo -y bienvenido sea- se pone de manifiesto la diferencia que hay entre las libertades formales y las libertades reales, entre las igualdades aparentes y las desigualdades evidentes. Aquí solo daré un apunte.

Se discute públicamente acerca de la bondad o maldad de los perfiles de los candidatos por el hecho de que sean más o menos conocidos por los ciudadanos. Y hay muchos, demasiados, dispuestos a supeditar cualquier mérito o cualquier programa a la popularidad del candidato. Está sucediendo en Madrid y sucede en cualquier comunidad. Algunos descabalgan con el beneplácito del jefe y parece que ya tienen a toda la procesión siguiendo sus pasos.

Me parece un error mayúsculo y una renuncia intolerable. Alegan los defensores de esa supuesta popularidad que lo primero es ganar las elecciones y después ya se verá lo de los programas. Creo que el orden racional invita a lo contrario, a que una agrupación presente unas ideas y después, solo después, a unas personas que las concreten y que las desarrollen.

Si se hace al revés, las inercias nos van a poder siempre, Franco siempre sería el mejor candidato y se estaría insultando todo el día a la población de la habría que esperar que actuara no por impulso o por imagen sino por programa o por ideas. Y si por desgracia tuvieran razón los que así piensan -y hasta puede que la tengan-, una formación con ideología y programa lo que tiene que hacer no es degradar y animalizar más al personal sino defender serenamente sus ideas, aunque eso suponga la minoría y la oposición. Al poder no se debe llegar para servir instintos sino para desarrollar ideas que mejoren la vida de los ciudadanos.

Y la guinda: si la persona que ocupa un cargo pensara alguna vez que vino a servir y no a pensar que ha llegado a ningún sitio personalmente, acaso muchos de estos conflictos tendrían otro perfil o incluso se escaparían por la gatera sin que nadie pusiera cuenta en ello. Así somos.

miércoles, 11 de agosto de 2010

A ORILLAS DEL DUERO

Estuve ayer a orillas del Duero, a los pies de la amurallada Zamora, viendo pasar el agua con calma y sosegada, mientras miraba hacia las torres de la catedral y rastreaba las imágenes de los héroes medievales disputando en la Historia.

Fue con mi Miguel Ángel, con mi Sara, con Merce, con su familia y con Nena. Ellos pasan allí unos días de descanso y nosotros no podíamos resistir ya tantas fechas sin la imagen de Sara y de mis hijos. Sara sigue a su aire, a su aire moreno y felicísimo, con el agua y el sol, que la broncean tanto, y con el aire y la inmensidad de la llanura donde el sol aprieta con fuerza y sin rival.

A la misma orilla del Duero comimos y a la vera del Duero vimos pasar Castilla hacia la mar, con restos de Machado y estrofas de Gerardo Diego, con el Cid bravo y hasta insolente asomándose a las murallas, con Unamuno y con el luminoso Claudio Rodríguez, con el reducto inagotable de Agustín García Calvo, con…

Porque Zamora es tierra de estrofas de agua y de llanuras inmensas de ilusión, es cauce de todas las Castillas, es sendero de todo el padre Duero y es vértebra de Iberia, es secarral durísimo, “polvo, sudor y hierro…”, ara gigante mirando al cielo que se desploma tórrido. Pero es también oasis, reverberación de luz, vena de vida, eternidad de rezos, misterio mantenido, añoranza del tiempo.

El sol y el calor se amansaban a la orilla del río, a la sombra de los chopos que daban un contraste formidable frente a las piedras lisas de las murallas y de los edificios de la ciudad, al otro lado del río.

Solo el ocaso trajo un poco más de fresco y un empujón sabroso a disfrutar la brisa y el paseo. Y la noche sedujo nuestros pasos, cerró la luz del cielo para olvidar el día.
Castilla es muy diversa. Tan solo un día antes había estado hollando las crestas de nuestro Calvitero, y las hondonadas formidables de Hoyamoros. Montaña y río, llanura y valle, secarral y humedales, historia y novedad, frescura y sensación de ahogo…

Siguen siendo mis hijos mis primeros referentes, las espadañas que primero asoman en la línea del horizonte, los asientos en los que quiero descansar y en los que quiero dejar, antes que en ningún otro lugar, cualquier poso de imagen o de reflexión acerca de este camino que va hacia la mar sin remisión.

“Río Duero, río Duero, / nadie a acompañarte baja; / nadie se detiene a oír / tu eterna estrofa de agua… (…) Río Duero, río Duero, / nadie a estar contigo baja, / ya nadie quiere atender / tu eterna estrofa olvidada…”

lunes, 9 de agosto de 2010

PAISAJE CON ESTIGMA

PAISAJE CON ESTIGMA

0La tristeza vivía en las paredes,
acumulando años y recuerdos
en un gris fustigado por el cierzo.

Desde la plaza próxima llegaban
ecos de otras historias más recientes
que se sumaban tenues y arrecidas
a los colores fríos
de aquel eterno cuadro de mirada triste.

El agua de la fuente maceraba
un musgo que, de verde, salpicaba
la luz de las farolas, torpe y ciega.

Era el ocaso en una tarde incierta
cuando mi alma soñaba
con otras tardes de violeta y grana.

sábado, 7 de agosto de 2010

XIV SEMANA DE CINE. FIN

Última sesión de la Semana de Cine Español. “Septiembre del 75”, Adolfo Dufour. Reivindicación de la inocencia y la memoria de Xosé Humberto Baena, miembro del FRAP, fusilado en 1975. Alegato contra la pena de muerte, contra los juicios del franquismo, contra la dictadura y contra la violencia en general.

Documental realizado por juez y parte. Lo hice saber. Falta en él la exposición del contexto en el que todo aquello sucedió, tan tenebroso y tan tenso por todas partes. Por todas partes. Sin querer ser equidistante y, por supuesto, condenando también todo lo que el documental condena.

Como sucede con casi todos los documentales, la fuerza en la atención y en el coloquio se va en el contenido y se olvida o se relega la forma. Y también los documentales aspiran a ser obras de arte. Y el arte no está en el qué sino en el cómo, en la distribución y jerarquización del contenido, en la presentación formal.

Uno ve reflejada parte de su geografía vital en este documental, aquel ultimísimo franquismo y todo lo que se jugó en tan poco tiempo. Es bueno que los que lo vivimos lo recordemos con la perspectiva del tiempo; sería muy bueno que las nuevas generaciones conocieran algo de su pasado para que no se vuelva a repetir.

Dejo algunas consideraciones generales y escuetas acerca de la Semana de Cine en general. Son las mías, solo las mías. Pero me gustaría que alguien de la organización las leyera y que acaso tuviera en cuenta alguna.

XIV SEMANA DE CINE ESPAÑOL BÉJAR JULIO 2010. CONSIDERACIONES FINALES.

1.- Unidad en el tema y en las formas. Buena programación. Gracias al representante de la filmoteca.

2.- Tendencia, por el formato, a fijarnos más en el contenido que en la forma. Esto desvirtúa un poco los comentarios en el coloquio pues apenas se habla de criterios artísticos.

3.- Todas las películas se han fijado en seres marginados, que no marginales. Todos los protagonistas han dejado huella, a pesar de su aparente exclusión del sistema.

4.- La importancia de la voluntad y de la moral en la vida de todos los personajes que se han retratado. El valor didáctico y moral de las películas, y no solo artístico, ha quedado muy explícito.

5.- Sensación de que el consabido “otro mundo es posible” es real, mucho más de lo que puede parecer en la vida diaria: hay muchas personas que lo ejemplifican.

6.- El difícil encaje de estas denuncias en la escala de valores del mundo actual. Tal vez esto se acentúa incluso más en época veraniega.

7.- Mi reconocimiento para los programadores y para los organizadores porque algunos nos sentimos bien en este ambiente cinematográfico y rechazamos ese otro mayoritario de estrella y megaestrellas, de publicidad y de papel cuché.

8.- Reconvención para que se cuide un poco mejor la presentación por parte de todos, sobre todo de los directores de las películas. La sencillez no está reñida, por ejemplo, con la buena dicción y quien más tiene que creer en este cine son sus creadores. La misma reconvención para los representantes municipales.

9.- Si la Semana declina -y parece evidente que así es-, algo habrá que hacer y que cambiar, pero espero que no tengan que ver los cambios con nada que se parezca al glamour y las imitaciones imbéciles de otro tipo de cine. Para eso ya están ellos; y con su pan se lo coman.

10.- Decía Jorge Semprún, en la película del primer día, Los caminos de la Memoria, que aquel ideal primigenio de que con el socialismo aparecería un hombre nuevo ni se había conseguido ni se iba a conseguir, pero que sí era posible al menos crear unas condiciones más favorables en este mundo que nos ha tocado vivir para que el ser humano se desarrolle con un poquito más de justicia y de igualdad de oportunidades. Este ciclo ha sido una buena muestra de ello. Yo me quedo con esa idea como enseñanza y propósito personal.

viernes, 6 de agosto de 2010

VIVIR DE PIE

“…Esta es la historia de una ilusión y una grieta.” Con esta presentación comenzaba ayer la proyección de “Vivir de pie. Las guerras de Cipriano Mera”, cuarto largometraje de la semana de cine en Béjar. Antes se había proyectado el corto “Art. 18”, de Alicia van Assche, que a mí no me dijo nada nuevo. El título evoca aquel “mejor morir de pie que vivir de rodillas”.

Fueron un par de horas en las que se describió la trayectoria vital de este líder del anarquismo en España durante los tres primeros cuartos del siglo veinte. En él se puede resumir con claridad toda la esencia y el recorrido de este movimiento social e ideológico que concita un interés extraordinario a cualquiera que se atreva a acercarse a él y que durante tanto tiempo ha estado proscrito y asimilado al desorden y al caos. Y todo ello en el país en el que seguramente con mayor amplitud se ha experimentado.

En esta sociedad obligada durante tantos años al criterio único, las connotaciones de anarquía, hermosísima palabra, siempre han llevado al desorden y al caos. Los poderes de todo tipo, también los educativos, se encargaron de consolidar estas connotaciones, hurtando los valores etimológicos y la realidad histórica que tras ella se escondía.

Muchos de las personas que integraron este movimiento tienen origen y extracción popular y llegan al convencimiento y a la defensa de sus ideas desde la formación personal y desde la experiencia diaria en el trabajo y en la realidad social mísera. Es el caso también de Cipriano Mera, analfabeto hasta los veintitantos años y conductor de masas y de batallones durante muchos años.

La vida y los altibajos del personaje están resumidos en internet y a esos medios me remito. Verlo todo compuesto y conformado en una película es algo diferente y mucho más emocional.

Por encima de la persona y hasta del personaje -en estos casos la diferencia suele ser mínima-, se desatan enseguida las consideraciones acerca de la verdad o mentira de las teorías y prácticas anarquistas, su confrontación con otras ideas y el atractivo que puedan mostrar a quien las quiera considerar.

De hecho, su principal enfrentamiento se produjo con los comunistas y socialistas, grupos que se entiende que buscan el mismo fin pero por caminos diferentes. Por supuesto, los grupos de derecha quedan al margen de cualquier comparación. La discusión sigue viva. ¿Es más productiva la organización jerárquica que la organización horizontal del anarquismo? Un hecho parece jugar a favor de los otros partidos frente al anarquismo: durante la guerra incivil, buena parte de los anarquistas cedieron a favor de la organización jerárquica del ejército como algo prioritario para ganar la guerra; la revolución tenía que convivir en esos primeros tiempos con la victoria militar. El propio Cipriano Mera fue jefe de algún cuerpo de ejército.

Después, ellos mismos se dividieron según el grado de radicalidad en esa revolución y hasta por los deseos personales de dirigir la organización: de nuevo la división y la jerarquización.

Y además, o acaso sobre todo, está la práctica. Grandes regiones españolas vivieron durante un breve período de tiempo la ilusión de la revolución desde abajo. Aragón, Levante y Andalucía son buenos testigos de ello. Tanta y tan grande fue la ilusión que todo el movimiento despertó… Mayo del 68 tiene mucho que vivir en paralelo con estas formas de ver el mundo.

La Historia se desarrolló como las armas quisieron y como las potencias occidentales dejaron que se desarrollara. Hoy queda el ejemplo para describirlo, para analizarlo y para decidir personalmente. No parecen los mejores tiempos para este tipo de movimientos, pero ahí están las organizaciones sindicales anarquistas, que parecen perdidas pero que concentran unas fuerzas de ilusión personal importantísimas.

Hay para mí un elemento casi insalvable. El atractivo de sus ideas me resulta casi irresistible, la práctica para conseguir ese mundo me provoca dudas morales, la duda sobre su duración en el tiempo también me sobresalta. No me cabe en estas líneas el desarrollo de estas tres partes pero en ellas se agrupa todo un mundo de ilusión que tiene como límite la convicción con la palabra y solo con la palabra. Bien sé que, visto desde la otra parte, si no existe igualdad de condiciones todo es mentira; pero también en los males hay graduación. Y no podemos justificar la fuerza por la fuerza, pues, entonces, siempre nos ganarán los más poderosos.

Cipriano Mera, como tantos otros, fue y es un ejemplo de honradez y de lucha por unos ideales, que acaso se resumen simplemente en que, como dijo el maestro Machado, ninguna dignidad en el ser humano puede ser mayor que el hecho de ser humano.

jueves, 5 de agosto de 2010

BALADA PARA LOS HERMANOS POBRES

A vueltas anduvimos anoche con el teatro a través del cine. “Cómicos”, de Ana Pérez y Marta Arribas se proyectó en la semana de cine en Béjar. El documental presentaba la vida y el agotamiento de una compañía estable pero ambulante de teatro, la Compañía de Teatro Benavente, último representante de esa forma de llevar teatro a las ciudades y pueblos de España.

Y otra vez a la consideración de la supervivencia del teatro, y mucho más de este tipo de teatro, de los rivales poderosos con los que tiene que competir, de los cambios culturales que explican su decadencia, de la ilusión de sus practicantes y de la supervivencia entre la cruda realidad, de la bondad o maldad de la sociedad que permite todo esto…

No estoy seguro de que la película se rodara con la mejor calidad, pero los documentales concentran la atención enseguida en el contenido y mucho menos en las formas.

El asunto es ya casi eterno. El teatro como expresión no tiene visos de morir, pues el ser humano tiene necesidad de dar a conocer ideas y de darse a conocer a los demás a través de la palabra y de los elementos gestuales. Algo bien distinto es la forma de presentar esa palabra y esos actos gestuales. En ese sentido, el teatro tradicional no lo tiene precisamente fácil. Por mil razones evidentes: cambios sociales y culturales, renovaciones técnicas, competidores más poderosos y sencillos para el espectador…

El receptor del teatro no es el mismo que el de hace medio siglo, no está en las mismas condiciones ni sociales, ni económicas ni culturales. No es necesario que sean estas condiciones ni mejores ni peores, sencillamente es que son muy diferentes. ¿Cómo se puede comparar el nivel de información en este momento y en 1950, por ejemplo? ¿Son las mismas las relaciones sociales? Parece evidente que no. ¿Y las costumbres, horarios y ocupaciones? Seguramente no.

El contenido general de este tipo de teatro es de nivel popular y descriptivo, sin aspiraciones culturales ni ansias de despertar conciencias…; sencillamente aspira a hacer pasar un rato agradable a un espectador cansado y con pocas ganas de plantearse dudas mentales. Es un teatro pasado de moda. Aunque solo en cierto sentido pues se puede comprobar que una buena parte de la población responde de manera inmediata y positiva a esos impulsos y situaciones cómicas que suele presentar. Algo parecido ocurre en el cine. Es este un fenómeno que no debería ser rechazado a las primeras de cambio pues se hunde en raíces culturales muy hondas. Pero es que esta misma banalidad se la ofrece al espectador todo lo que, en otros formatos, se le mete en casa sin necesidad de salir a buscarlo.

Los competidores como el cine y la internet, con sus técnicas y con su potencia y los influjos culturales impuestos a base de publicidad y de promociones, han creado una nueva escala de valores estéticos y culturales en los que este tipo de teatro no encuentra fácil acomodo. Alguien expresaba en el coloquio ayer mismo la necesidad de darle a la semana de cine “más glamour” para conseguir que la gente se acercara a la sala. En buena medida venía a resumir lo que le está sucediendo al teatro, sobre todo a este tipo de teatro. Enseguida me acordé de todo lo de Hollyvood.

En cuanto vea algo que se le parezca a eso huyo del cine con la mano puesta en la nariz.

Para eso del glamour ya tenemos la visita de Michelle Obama a Marbella. Leo que todo el mundo pierde el trasero por conseguir audiencia y foto con la susodicha, se analizan las posibles ganancias que se van a conseguir por publicidad, se anota que muchas personas han cambiado a última hora su destino de vacaciones para venirse a la Costa del Sol, hay periodistas en busca de una foto por todas las esquinas, se gastan en seguridad todos mis impuestos… y todo el mundo anda como en visión beatífica del Espíritu Santo en forma de paloma negra.

De todo lo malo, que es todo, lo peor es sin duda que seguramente todo lo que se dice es verdad, o sea, que existen millones varios y engordados de subnormales profundos que se divierten y encauzan muchos ratos de sus vidas en estos valores y en estas imbecilidades. La madre que los trajo al mundo, a mí que me olviden, yo no quiero pertenecer a esa sociedad, que me devuelvan mis impuestos, que me dejen solo en mi cueva. Papanatas, imbéciles, tontos, lelos, abúlicos, impersonales, degradados, meapilas, alguacilillos, traseros lubricados, bobos…

Resulta que se nos ha aparecido la virgen negra y tenemos que hacerle un altar para llevarle flores y cantarle una novena. Pues, hala: Venid y vamos todos, con flores para Obama, con flores para Obama, que madre nuestra es. Chim pum. Será la nueva versión de aquella canción recordada: Americanos, os recibimos con alegría… Pero aquello tenía otro son y otra melodía. ¡Por luego!

miércoles, 4 de agosto de 2010

HAKUNA MATATA

Segundo día de cine en la Semana de Cine Español. Corto: “Lala”. Largo: “Ellas son África”.

El asunto de la mujer en el continente negro ya se ha tratado en estas semanas, y además con el mismo formato de documental. Cuatro cortos sumados y agrupados bajo este parámetro.

Cuando veo reportajes o películas rodadas en África, enseguida me pierdo en las imágenes, en el color hermoso de sus mujeres y en los paisajes de colores fuertes, y me olvido de otros elementos que componen una buena o mala obra de arte. Como, además, el formato de documental se supone que quiere que atendamos más al contenido, pues a él que me lanzo sin resistencia.

A estas alturas, no creo que haya que gastar demasiados esfuerzos en discutir si la situación de la mujer en ese continente es buena o mala. Su mala posición se da por conocida y únicamente interesa resaltarla para que resulte más evidente. Lo que tiene que seguir llamando la atención es el análisis de las causas que lo permiten, primero para que sean descritas claramente y después para que sean corregidas.

Los cuatro cortos hacían hincapié en la necesidad que tienen las mujeres africanas de tomar iniciativas y de que las dejen hacer y tener protagonismo: el asunto del género estaba muy presente. Los comentarios incidían en ese asunto de los diversos mundos, en si las ayudas llegan o no llegan, en la labor de las ONGs…

Algunas verdades son estas: El continente, en general, es rico en materias primas; las mujeres no son ahora más emprendedoras que en tiempos anteriores, la situación climática no es diferente, el mercado sigue tan predador como de costumbre… ¿Qué ocurre, entonces, para que esta situación de desigualdad se siga manteniendo?

Apunté, para reflexión, una variable que me parece fundamental y que, al menos, es anterior a todas las que se propusieron en el coloquio y que se suelen presentar como explicación: La influencia de la religión.

Las religiones monoteístas no ensalzan precisamente a la mujer; hasta donde llego, el Islam lo hace aún menos; en muchos de estos países esta religión es exclusiva; para más inri, la religión supervisa cualquier actividad civil y la razón se subordina a cualquier contradicción con la religión; la religión es un aliado fundamental para conservar las estructuras como están y para no introducir cambios en los que los poderosos pueden perder privilegios; todo esto se ha ido inoculando a lo largo de los siglos hasta constituir casi un estado genético que no es fácil de modificar ni de romper, casi ni de que eche a andar… Todo ello configura un caldo de cultivo muy bien abonado para que otras fuerzas se instalen en esta superestructura.

No existen ni causalidades aisladas ni resultados únicos. Simplemente se destaca este elemento para que no se olvide su importancia ni la necesidad de atacarlo como base para que la torre se mueva en efecto dominó.

Por eso siguen resultando tan importantes las intervenciones en ayudas inmediatas, pero terminan siendo mucho más importantes y duraderas las inversiones en democracia y en sistemas de convivencia social justos y equitativos: educación y sanidad sobre todo. Si no, corremos el peligro de que aquellos que se “salven” en las ayudas particulares se conviertan en explotadores de sus vecinos y no habríamos conseguido, así, más que trasladar la injusticia de lugar.

Todo ello sin dejar de admirar los impulsos y los trabajos personales de tantas personas admirables, a las que, por cierto, les recuerdo que las desigualdades se dan también a la vuelta de la esquina.

martes, 3 de agosto de 2010

XIV SEMANA DEL CINE ESPAÑOL EN BÉJAR

Una cuchara, un clavo, la falta de un diente, un lapicero perdido en la oreja, un dedo meñique más corto… Cualquier indicio es bueno para dar con la identidad de aquellos restos…

He vuelto a la semana de cine en esta ciudad estrecha. Es una de las actividades que más me gustan de todas las que se programan. En ella reivindico el valor del cine español, de algún cine español, compruebo que la respuesta no es mala si se tiene en cuenta la escasa promoción que de él se hace y, ante todo, reivindico la posibilidad de acertar o de equivocarse de los cineastas españoles tratando de analizar la realidad que les rodea y no aquella que les imponen desde el centro del dinero, al otro lado del charco y con una escala de valores absolutamente degradante y deshumanizada.

No me hago ninguna ilusión pero estos días me ilusiono un poco porque se abre un pequeño foro en el que describir y comentar algunas de las cosas que suceden por ahí, a nuestro lado, aunque no sean tan importantes como la caída de una teja en San Francisco para los medios.

Se abrió la semana con la proyección del corto “Champagne Supernova”, de Fernando Jover, y del largometraje “Los caminos de la memoria”, de José Luis Peñafuerte.

Enseguida se me abren para la reflexión un montón de caminos. Unos tienen que ver con el cine en general y otros con estas películas en particular. Solo voy a anotar algún apunte del largometraje.

Los Caminos de la Memoria analiza, en forma de documental, el asunto tan de moda de la memoria histórica y de los efectos de la guerra. El formato de documental le permite utilizar constantemente los contextos, hasta el punto de que creo que alguno le sobra por conocido y por obvio. Sin embargo, tiene la ventaja, como sucede con las argumentaciones, de que, de ese modo, apuntala mejor el mensaje. Me hubiera gustado también, no por equidistancia -algo a lo que temo más que a la peste- sino por diversidad, que hubiera utilizado algún elemento justificativo “de la otra parte”, aunque no debe resultar nada sencillo encontrar alguno.

A mí no creo que me añada nada nuevo pero sí me refuerza en lo que sé y en lo que pienso de este disparate histórico de la guerra incivil y sobre todo de las penosísimas consecuencias que han tenido que sufrir todos los damnificados, herederos de los represaliados. Y la sorpresa y rechazo que me producen la incomprensión y la negación hasta de la compasión por parte de los que quieren negar el análisis de esa memoria histórica, bajo el paraguas de no remover el pasado. Por supuesto, porque pueden quedar salpicados.

Sigo admirándome de cómo los que piden la recuperación de sus seres queridos jamás se desatan en exigir castigos para los asesinos. Nunca les he oído levantar la voz si no es para suplicar la posibilidad de recoger los restos de sus seres queridos para poder honrarlos. No quiero escribir, por dura, la calificación que me merecen los negacionistas.

Todas las creaciones que se presentan con el formato de documental corren el peligro de concentrar la atención en los aspectos de contenido y de que los receptores olviden los aspectos formales. Al fin y al cabo, era y es una película. Ya he dicho al principio que a mí me hubiera gustado una mayor concentración de la acción, de los planos y del contenido.
Pero hay imágenes bellísimas: los alumnos atentísimos ante las explicaciones directas, los primeros planos del señor del pueblo que asistía en directo a la identificación de los restos de su padre, aquellas ancianas despidiendo a sus nietos camino de otros países y comiéndoselos a besos, los campos, arrasados unas veces y cubiertos de amapolas al final (rojos de sangre que surge de la tierra pero esperanzadas en el futuro)…

Me quedo con una reflexión de Jorge Semprún en el desarrollo de la película. Era esta: Seguramente aquella idea del primer socialismo teórico de crear un hombre nuevo no sea posible y haya que prescindir de ella, pero sigue viva la posibilidad de trabajar para crear otras condiciones más favorables en las que el ser humano se pueda mover con más facilidad, con un poquito más de justicia, libertad y solidaridad. Ahí el campo está todavía yermo y hay mucho que arar en él.

Es este un asunto de discusión que sirve para la película de ayer y para las de toda la semana. En esta misma ventana ya se ha hablado alguna vez de esto. Veremos.

lunes, 2 de agosto de 2010

¿ESTÁ EL PAÍS PARADO?

¿En estos días de sol y de descanso quién descansa? ¿Está el país parado? Falsedad de toda falsedad. Es otra de las metonimias en las que andamos embarcados para poder vivir sin que se nos abran los ojos y comamos del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Mientras mucha gente deambula por los espacios, se acomoda como puede en las playas, da cima a las montañas, o se refresca en el agua, otros muchos trabajan al sol que más calienta y siguen su tarea incombustibles.

Casi nadie habla de ellos pero ahí siguen ajándose las pieles: camareros, taxistas, limpiadores, gentes de esas llamadas del orden, agricultores, escritores, amas de casa, en casa o en los lugares de verano, que sigue siendo lo mismo, vendedores, intermediarios, transportistas y hasta enterradores.

Es este -ya lo he dicho en muchas ocasiones- un país de extremos que abre de par en par medio año y que cierra por derribo la otra mitad. Buena parte de la economía es estacional y la estructura y la estabilidad se hacen casi imposibles. Mientras no nos paremos a modificar un poco esto, no tendremos nada mínimamente sostenible y con horizontes despejados. ¿Qué pasó de aquel proyecto de economía sostenible que tan bien me sonaba cuando se anunció?

Anoche mismo tuve la oportunidad de dar un paseo por el Castañar. No cabía un alma. Sé que era un día especial y que todavía quedaban restos y olores del calderillo popular de la mañana. Parecía que todo el mundo se había dado cita en el paraje para gustar un poco del vientecillo que a esa hora se suele levantar y que ayuda a soportar los ardientes calores del día.

Quiero subir ahora otro momento. Seguro que voy a estar casi solo tomando el fresco. ¿Qué es eso de que todo el mundo está de vacaciones? No es verdad. De nuevo, los medios de comunicación hacen metonimia, recogen la parte por el todo y elevan a rango de primera realidad lo que quieren y lo que les interesa, lo más vistoso y lo que más beneficios les produce.

Buscar huecos y razones para explicar por qué unos sí gozan de esos descansos y otros muchos no resultaría un poco más trabajoso y menos productivo económicamente. Y sobre todo, nos haría pensar un poco más y extraer consecuencias tal vez no deseadas. Y a eso ya no estamos tan dispuestos desde las cuentas de resultados.

Pero es tiempo de luz y de amor por la vida. Sea como sea, aquí van unas notas de amor por esa vida:

a)Menos imagen de muerte en el horizonte porque ya viene sola sin que tengamos que llamarla.

b)Más vida mundana. Mundana solo quiere decir “de mundo”, no exactamente volver a casa a las tantas de la madrugada, es decir, de remover y de gozar con todo aquello que compone este mundo.

c)Descubrimiento feliz de nuestro cuerpo.

d)Superación de aquel dilema entre la carne y el espíritu que tantos quebraderos de cabeza nos ha dado.

e)Descubrimiento, análisis y gozo de la naturaleza y del ser humano.

f)El amor humano es siempre positivo y siempre es expresión de la belleza.

g)Dar importancia al arte y a la palabra en las relaciones humanas.

h)Perder el sentido del pecado y asentar el sentido de la injusticia.

i)Analizarse al lado de los otros.

j)Pensar que todo vive muy cerca de nosotros.

Para gozar del verano en el trabajo y en el descanso. Y para que no nos engañen con tópicos al uso y a beneficio de la cuenta de resultados.

domingo, 1 de agosto de 2010

DESPIERTA, AMOR, DESPIERTA

Despierta, amor, despierta,
que ya ha llegado agosto
y están todos los frutos en sazón.

Observa cómo todas las estrellas
han perdido su rumbo
y siembran sus abrazos, sorprendidas,
en brazos de otro amante no esperado,
los vencejos, el agua de las fuentes,
la luz de los ocasos, el sencillo
gorjeo del jilguero
que esparce sus pasiones por el aire,
la brisa de amor fresco que en la noche
rebaja los calores y recuerda
que hay cauce y fuerza adormecidos
en los espacios de los corazones.

Atempera con calma los caminos,
deja señales puestas
para que nadie fuerce o sobrepase
las fronteras prohibidas,
da frescura a los bosques
que vigilan el centro de la cueva,
lubrica con ternura
tus paréntesis húmedos:
que resbalen la peñas
y que en las aguas hondas
se recojan los limos y se fundan
los restos de la luz.

Acompasa los ritmos de la lucha
a esos deseos últimos
de morir en la guerra
después de que la lucha
te haya llevado a fuertes y fronteras,
te haya desdibujado entre las sombras
y te haya desgastado hasta la extenuación.

Las primeras espadas, como labios,
después los forcejeos
de un sublime combate
de avance y retroceso
(devora a tu enemigo con cariño:
no olvides que sus fuerzas
son fuerzas necesarias para que tú las venzas).

Solo cuando el acuerdo entre ambos
sea el de morir matando,
porque todas las armas han mostrado
la fuerza y el destello de sus filos,
no cejes en la lucha, muérete en la pelea,
desdibújate en golpes, mata, muere,
agótate y desplómate.

Que no quede de ti más que un vacío,
ni el eco de los ecos, ni el recuerdo
más débil y confuso de lo que fue pelea:
hay luchas que desgastan y que anuncian
nueva luchas de amor en cada esquina.

Despierta, amor, despierta,
que ya ha llegado agosto
y están todos los frutos en sazón.