viernes, 20 de agosto de 2010

...CORAZÓN VACÍO

Lo cierto es que pasaron naves con ternura, pero una de ellas brillaba con luz propia. Hasta esta misma noche en la que me ha dejado. Era pequeñita y muy hermosa, y tenía nombre de princesa. Para mí es una reina con aires de emperatriz. Menos mal que este barquito va y viene hasta mi orilla y, sobre todo, voy yo a su encuentro siempre que puedo. Mi Sarita ha pasado unos días con nosotros y está más linda que nunca.

Hoy me ha dejado, como decía el maestro, “…turbio espejo y corazón vacío”.

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