sábado, 7 de agosto de 2010

XIV SEMANA DE CINE. FIN

Última sesión de la Semana de Cine Español. “Septiembre del 75”, Adolfo Dufour. Reivindicación de la inocencia y la memoria de Xosé Humberto Baena, miembro del FRAP, fusilado en 1975. Alegato contra la pena de muerte, contra los juicios del franquismo, contra la dictadura y contra la violencia en general.

Documental realizado por juez y parte. Lo hice saber. Falta en él la exposición del contexto en el que todo aquello sucedió, tan tenebroso y tan tenso por todas partes. Por todas partes. Sin querer ser equidistante y, por supuesto, condenando también todo lo que el documental condena.

Como sucede con casi todos los documentales, la fuerza en la atención y en el coloquio se va en el contenido y se olvida o se relega la forma. Y también los documentales aspiran a ser obras de arte. Y el arte no está en el qué sino en el cómo, en la distribución y jerarquización del contenido, en la presentación formal.

Uno ve reflejada parte de su geografía vital en este documental, aquel ultimísimo franquismo y todo lo que se jugó en tan poco tiempo. Es bueno que los que lo vivimos lo recordemos con la perspectiva del tiempo; sería muy bueno que las nuevas generaciones conocieran algo de su pasado para que no se vuelva a repetir.

Dejo algunas consideraciones generales y escuetas acerca de la Semana de Cine en general. Son las mías, solo las mías. Pero me gustaría que alguien de la organización las leyera y que acaso tuviera en cuenta alguna.

XIV SEMANA DE CINE ESPAÑOL BÉJAR JULIO 2010. CONSIDERACIONES FINALES.

1.- Unidad en el tema y en las formas. Buena programación. Gracias al representante de la filmoteca.

2.- Tendencia, por el formato, a fijarnos más en el contenido que en la forma. Esto desvirtúa un poco los comentarios en el coloquio pues apenas se habla de criterios artísticos.

3.- Todas las películas se han fijado en seres marginados, que no marginales. Todos los protagonistas han dejado huella, a pesar de su aparente exclusión del sistema.

4.- La importancia de la voluntad y de la moral en la vida de todos los personajes que se han retratado. El valor didáctico y moral de las películas, y no solo artístico, ha quedado muy explícito.

5.- Sensación de que el consabido “otro mundo es posible” es real, mucho más de lo que puede parecer en la vida diaria: hay muchas personas que lo ejemplifican.

6.- El difícil encaje de estas denuncias en la escala de valores del mundo actual. Tal vez esto se acentúa incluso más en época veraniega.

7.- Mi reconocimiento para los programadores y para los organizadores porque algunos nos sentimos bien en este ambiente cinematográfico y rechazamos ese otro mayoritario de estrella y megaestrellas, de publicidad y de papel cuché.

8.- Reconvención para que se cuide un poco mejor la presentación por parte de todos, sobre todo de los directores de las películas. La sencillez no está reñida, por ejemplo, con la buena dicción y quien más tiene que creer en este cine son sus creadores. La misma reconvención para los representantes municipales.

9.- Si la Semana declina -y parece evidente que así es-, algo habrá que hacer y que cambiar, pero espero que no tengan que ver los cambios con nada que se parezca al glamour y las imitaciones imbéciles de otro tipo de cine. Para eso ya están ellos; y con su pan se lo coman.

10.- Decía Jorge Semprún, en la película del primer día, Los caminos de la Memoria, que aquel ideal primigenio de que con el socialismo aparecería un hombre nuevo ni se había conseguido ni se iba a conseguir, pero que sí era posible al menos crear unas condiciones más favorables en este mundo que nos ha tocado vivir para que el ser humano se desarrolle con un poquito más de justicia y de igualdad de oportunidades. Este ciclo ha sido una buena muestra de ello. Yo me quedo con esa idea como enseñanza y propósito personal.

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