lunes, 23 de agosto de 2010

!LOS POBRES PERSEGUIDOS!

Ayer hizo de nuevo mucho calor. El verano parecía que empezaba a dar alguna muestra de su suavización en los días anteriores. Han caído tormentas en el perímetro de la Península pero la lluvia no se ha dignado visitarnos por aquí desde hace más de dos meses. El suelo anda sediento y reseco, todo se recalienta y el sol manda y ordena durante muchas horas cada día.
Yo procuro esconderme como puedo pues su poder me achica y me roba los ánimos. Y no lo tengo fácil a pesar de las sombras de todas estas tierras.

Ayer volví a refugiarme en la bodega del chalet de Julia. Puedo prescindir de la piscina pero no del frescor de la bodega. Allí me aparraplano en un sillón de mimbre las tardes que hace demasiado calor y me sumerjo fresquito en la lectura de los textos que me llevo para que me hagan compañía.

Dediqué unos buenos ratos ayer tarde a leer la “Carta a la Gran Duquesa Cristina”. Es obra de Galileo Galilei, ese personaje apasionante, de espíritu renacentista y universal, interesado por todo lo que sus sentidos le alcanzaban y su mente le iba desbrozando. Escribió este texto en plena madurez, cuando ya su vida declinaba y su experiencia científica, vital, religiosa y social andaba casi cumplida. Recomiendo vivamente su lectura, como ejemplo de una actitud emocional y racional, y de un contexto histórico especialísimo.

El texto reproduce el ejemplo continuo en la Historia que muestra la actitud de los científicos, de los racionalistas, de los del sentido común, de los que descubren que el emperador anda desnudo, frente a los dogmáticos, frente a los inmovilistas, frente a los sátrapas, frente a los iluminados, frente a los aprovechados, frente a los excluyentes, frente a los aparentes defensores del orden -su orden y el de sus poderes y propiedades-, frente al poder amalgamado de religión y poder civil, frente a la falta de visión y de cambio.

La Historia es muestra continuada de lentísima ruptura de paredes para mirar de frente, de álbumes completos de fotografías antes de conseguir que se declare que en el fondo hay algún elemento de verdad, de mentiras continuadas que no caen por su arraigo y por la ignorancia y tópicos en los que las sociedades viven y se arrastran.

En el caso de Galileo no se viene a cumplir otra cosa que no sea de nuevo algo así como esto: “hombre, mire usted que mis sentidos y que mis averiguaciones me dicen que esto es de esta manera”; “no se lo tome usted a mal pero esto habría que revisarlo e interpretarlo de otra manera”; “esos textos en los que usted se apoya son interpretables y desde luego no excluyen al análisis de la naturaleza, que también está ahí puesta por el Hacedor y este nos ha dado los sentidos y la inteligencia para que los desarrollemos y para que analicemos lo que Él ha puesto ahí ante nosotros”; “piense, si es que quiere darle algún valor al pensamiento, que las leyes de la naturaleza son más fijas que las de la interpretación de las palabras y que estas, acaso, hay que leerlas con otros ojos”; “y no olvide que dos verdades, si son tales, no pueden contradecirse”. Y propuestas tan amables y hasta lelas como estas, procurando no herir sensibilidades incluso ante hechos evidentes y diáfanos. Es algo así como si quien ha echado los esfuerzos y ha conseguido las evidencias tuviera que pedir permiso y perdón al tonto, al vago y al ignorante, al dogmatizado y al sátrapa, al aprovechado y al excluyente. En este plan, la Historia se mueve a paso de tortuga y va dejando cadáveres por el camino que apenas se recuperan para el sentido común y para la admiración de tapadillo y como con vergüenza después de siglos de incomprensión, de rechazo y de odio.

Al pobre Galileo, que, en el fondo, no hacía más que explicitar lo que otros ya antes habían apuntado (Copérnico sobre todo) se lo merendaron, le comieron el coco y le obligaron a abjurar de todo lo que su sentido común y su trabajo le habían mostrado. Al menos de cara al público.

Creo que alguna vez ya he citado el caso. Qué vergüenza. No lo culpo de nada. No le puedo exigir que sea un héroe personal y mucho menos que arriesgue su vida. La evidencia daría sus frutos, aunque le costara abrirse paso en el tiempo. La Iglesia, sobre todo en su jerarquía, torció con violencia su voluntad, lo deshumanizó en público, lo obligó aparentemente a dogmatizarse y a animalizarse. Pero él arrancó una página definitiva al Libro para siempre y conquistó para los demás el valor de la osadía, la razón de la propia razón y del sentido común, el valor de la inducción, al alzamiento del ser humano como portador de sentimientos y de inteligencia, la vía libre para el dominio desde la razón y no el sendero angosto del sometimiento al dogma irracional.

Miro a mis años y me encuentro con que los que siguen queriendo interpretar la realidad a su manera e imponer y hacer universales sus decisiones se declaran perseguidos por aquellos que timidísimamente y con todas las precauciones del mundo anuncian que quizás convendría mirar de otra manera porque hay evidencias científicas que demuestran otras soluciones diferentes, y que, sin querer herir la sensibilidad de nadie, acaso ven que no hay lo que se ha impuesto siempre sino otras deducciones que nacen de los datos comprobables y del sentido común.

Y no hay manera; en cuanto se les da tregua, se muestran implacables y mandan a sus huestes a conquistar el territorio para la oscuridad y para las tinieblas. En esa oscuridad se mueven a sus anchas, en sus púlpitos de niebla y de amenaza. Pobrecitos, son los perseguidos. Uffff.

Y, sin embargo… Eppur si muove.

1 comentario:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, Don Antonio Gutiérrez Turrión:

Qué maravilla de carta de Galileo Galilei.
¡Y que asco las mafias de los poderosos de siempre, de los caciques, de los corruptos-engreídos, vanidosos, vacíos, tramposos, siniestros, crueles, ocultadores de la verdad...
¿Malos?
¡¡¡Tontos!!!

Disculpe el desahogo, ¡pero es que los pobres perseguidos inocentes, están tan solos!.
¡Y estoy tan harta de los mentirosos, y de los vagos que ni se molestan en mirar el trabajo que les cuesta la vida a los otros!.

Le pongo una canción:

http://www.youtube.com/watch?v=HJYptksJLTU

(Pienso que este baile de Battiato le gustaría a mi paisano Ucraniano Aniano. Mañana se lo enlazo).

Saludos. Gelu