Todo el tiempo de este largo fin de semana me lo han ganado mis amigos y se lo han perdido estas páginas. Peor para ellas. Y mejor para ellos y para mí.
Desde Málaga llegaron Jesús y Sinda con Leti, y desde Cáceres lo hicieron Antonio y Mercedes. Fue un paréntesis gozoso en el tiempo y dio mucho de sí. Porque aquí comimos y bebimos, charlamos y recordamos viejas cosas, no concretamos el futuro ni la llamada de Athos pero ya lo haremos, nos comimos el paisaje lujurioso que tenemos en Béjar cuando llega mayo, sentimos la presencia de la amistad y nos volvimos a reconocer en nuestras simples virtudes y en nuestros también simples defectos.
La solidez y la naturaleza de la amistad no necesitan alabanzas porque las tienen todas y nunca se discuten. Pero es bueno afirmarlas y reencontrarte con ellas cada cierto tiempo. Entonces se notará que la distancia no es necesariamente el olvido y que entre los amigos encuentras seguramente alguno de los mejores fundamentos para seguir caminando en esto que llamamos vida. Cuando se anulan las distancias y se suman unos días de tratos amistosos, parece como que el tiempo te hubiera dado un respiro y se hubiera vuelto más generoso.
Son buenos estos encuentros por muchísimas cosas. Me interesa pensar en ese tajo que supone echar la vista atrás y dividir el tiempo en lo que fue, en lo que es y en lo que tal vez será. Juro que esto de los encuentros con amigos es un pretexto muy bueno para fijarse en ello. Y lo hago, por supuesto, ahora que nos han dejado solos y ha vuelto cada uno a su lugar porque durante su visita me importaban más ellos que el concepto del tiempo porque ellos eran el tiempo. Seguí encontrando a Leti como muñeca de algodón precioso, a sus padres, Jesús y Sinda, con la paciencia a cuestas, a Antonio con esa especie de bondad por todo y a Mercedes con la seguridad de saber estar siempre bien en cada cosa. Y con mi Nena siempre, por supuesto. Hacemos buenas migas y con esas especias todo funciona. Gracias, amigos, por vuestra visita. Os ofrecimos nuestra casa y lo aceptasteis de buen grado. Lo demás, entre amigos, ya se sabe, es coser y cantar. En nuestro caso lo de cantar ya sabéis que tiene sentido literal. Incluso lo convertimos en un amago de ronda mañanera improvisada. De verdad, gracias por todo y un abrazo. Repetiremos los encuentros y serán todos gozosos porque estaréis vosotros.
Y además nos comimos el campo y nuestro sol, con Manolo de guía siempre atento, que Manolo es así con todo el mundo. Otro abrazo de amigo.
Y apareció mi hermana Fide con Pedro, pues no se aguantó más y vino a echar unos lloros hasta el reposo definitivo de mi madre. Y la abracé muy fuerte, porque la quiero mucho y siento como ella por lo menos.
Y llamaron mis hijos, perdidos por el mundo aunque muy cerca. Hoy me han vuelto a llamar para contarme uno que ya está de regreso y para tranquilizarme el otro desde la misma carretera de vuelta.
Cuando el sol ya declina en esta tarde, nos hemos quedado solos otra vez en casa. Y a mí me vuelve el recuerdo de mi madre, o acaso simplemente se acrecienta. Y me detengo un poco porque ahora el tiempo es ella y solo ella.
Pienso pararme un rato mañana para mirar al tiempo. “El infierno son los otros”, afirmaba Sartre. Si esto fuera verdad, también lo sería su contrario. Así que ya lo dejo confirmado con mi rúbrica: El cielo son los otros. Y, con toda seguridad, el tiempo son los otros. Por supuesto, vosotros lo habéis sido este fin de semana. Ella, lo comprendéis, lo será siempre, aunque parezca que ya no está en el tiempo.
Mañana será otro día.
domingo, 3 de mayo de 2009
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5 comentarios:
Después de disfrutaros a todos este fin de semana, no me queda otra cosa que pedir perdón a los lectores de tu blog por haberles privado de ti estos días.
No se preocupe Sr. Merino, que los lectores
-yo entre ellos- nos alegramos mucho de saber que Antonio ha sentido el calorcito estos días.
(Jo, qué suerte, y encima con mi Sindita linda y resalá y con Manolo -que dices que es atento, madre, ¡atento es poco!-).
Un abrazo
El disfrute cuando es compartido, se hace extensivo a todos...aún así,quizas algún día tendremos que buscar un momento en el que coincidir, y disfrutarlo en vivo y en directo, porque yo tengo un poquitin de envidia.
"Ellos eran el TIEMPO". Nunca nadie me había piropeado de esa manera.
A pesar de los estragos que ÉL ha hecho (más en una que en otros) me lo tomo como un regalo. Pedazo de poeta (aun escribiendo en prosa), casi me has hecho llorar. Y sí, han sido unos días para siempre, de los que no se olvidan. El paisaje absolutamente embriagador, la presencia de los amigos, (con el recuerdo de Juan, ya tan ausente), y la de Manolo, a quien tanto conocía sin haberle visto con los ojos, han hecho que lo vivido este fin de semana me haga, en efecto, negar a Sartre y afirmar realmente que "Le ciel c'est les autres".
¿Cómo podría olvidar las caminatas por el monte, el alto en "La Francesa" con Manolo cocinando para nosotros, y sacando -cual prestidigitador- de la mochila todo tipo de manjares bejaranos, incluido el té verde y el aguardiente que él mismo prepara con las hierbas que recoge? Así es el "Sherpa" Manolo, el conocedor de las alturas, y de los valles, acogedor y cercano.
¿Cómo olvidar que nuestro despertador ha sido Antonio GT con su voz y su guitarra?
¿Cómo olvidar las horas pasadas en compañía del otro Antonio y de Mercedes y Nena?
Y sobre todo ¿podría yo olvidar el cariño y la infinita paciencia que los cuatro tenéis siempre con Leticia?
Para Donce: que sepas, guapa, que allí en el monte te recordamos, que espero verte algún día, que Manolo me pasó su móvil sin yo saber quién estaba al otro lado, y que allí estaba Mayca, que me alegró oír su voz. Un beso
Para mojadopapel: a mí también me hubiera gustado coincidir. Habríamos disfrutado.
Algún día.
Otro beso para ti
Un lejano y cercano abrazo para Nena y para ti; también para Mercedes y Antonio. Y otro para Manolo Casadiego. En su blog escribo unas líneas sobre este fin de semana, tan singular.
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