jueves, 7 de mayo de 2009

!!UN MES!! !!YA TANTO!!

Hoy se me cierra un ciclo muy intenso. Hace ¡tan solo un mes!, ¡un mes!, ¡ya tanto!, que se me fue mi madre para siempre. Y este ciclo tan denso me ha puesto de nuevo cara a cara con el tiempo y con sus apariencias.

Recuerdo ahora las horas de aquella triste tarde. Todo estaba en espera de cualquier variable. Nada era sólido, todo era posible. Yo gastaba mis días en visitas frecuentes hasta su lado, en aquellas otras tardes en las que la paseaba por aquel largo pasillo, viendo morir la tarde, contemplando cómo se hacía más gris el horizonte. Tenía ya asumido que cualquier día se iría por aquel horizonte hacia ninguna parte, pero cuanto más lo sabía menos lo quería. Mi mente había vivido su adiós ya muchas veces.

Pero aquella tarde todo me dolió tanto… No sirvieron ni llantos ni intentos de consuelos. Aquel tajo tan hondo se hizo más doloroso por momentos. Ya no había variables, tan solo la certeza del fin, lo inevitable del desaliento. Me guardo las imágenes, las frases, el soliloquio lento de las horas nocturnas, allí, junto a su féretro.

Ha pasado ya un mes y no son treinta días; son muy largos sin ella, haciéndome a la vida sin besarla y cuidarla, sin darle mis abrazos, sin intentar ponerle un vaso entre sus labios, sin perder mi paciencia cuando sus negativas a ingerir alimentos, sin contarle esos cuentos que me inventaba siempre, sin pedir que mañana pudiera seguir conmigo.

Es tiempo de recuerdo, de que el tiempo se me muestre en todas estas cosas que siguen siendo ella porque las roza aún en mi cerebro, porque yo la conservo, porque la encuentro aún en las esquinas, sentada en mi terraza como un niño, mirando hacia la tarde, porque miro a mi plaza y me veo paseando su carro, porque se me ha vuelto niña y juego con ella, porque la llevo a acostar y le enseño su cama, porque me duermo a su lado por si me necesita, porque escucho su zozobra en medio de la noche llamando a quien le pida su conciencia… por todo en cada cosa.

He procurado superponer imágenes durante este mes denso, he serenado ánimos, tengo una sensación de extraña tranquilidad cuando pienso en el trato que le dispensé y en el cariño que le ofrecí. Hoy sigue aquí, a mi lado, como una muñequita a la que abrazo fuerte.

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