viernes, 29 de mayo de 2009

OTRA DE HÉROES "SOLITARIOS"

Va cediendo el bullicio de la noche del miércoles. Ayer y aquella noche todo fue fuegos fatuos y adoración nocturna. Dicen que las audiencias se dispararon todas y que todo el mundo andaba mirando cómo el Barça ganaba otra copa más.

Yo también lo vi a ratos y me alegré un poquito del triunfo del buen juego y de un equipo que puede enseñar algo a los demás, a esos otros que parecen trazados con ceros en las nóminas y con anuncios varios como ración diaria. Por desgracia, ni creo que aprendan ellos ni enseñarán lección a sus discípulos, que esta vez podrían ser todos los demás. Todo seguirá igual para que todo siga lo mismo. Desde el domingo veremos esa prueba hasta que empiece el fútbol allá por setiembre. Y sigue coleando eso de las adhesiones y de los festejos. Creo que hay mucha hipocresía en público y, cuando se pasan los límites de la educación, el ridículo ronda en la ventana. Quiero decir que hay gente que no se alegra tanto de los éxitos como pregonan luego. Y que hay mucha más gente a la que le gustaría alegrarse y no puede sencillamente porque no se sienten llamados a la mesa de la celebración, porque demasiadas veces son rechazados públicamente por los aquellos que presiden la mesa y no pueden salir a la cena porque les puede el pudor. ¿No se me entiende? ¿Sabéis qué ocurrirá cuando otro equipo gane una copa igual? ¿Es que no hay bien de ejemplos en la historia? Dicho de otra manera: que no se puede ser amigo de alguien cuando este te está poniendo pegas todo el día e incluso te desprecia en público en cualquier ocasión.

Por eso a mí me habría gustado alegrarme un poquito más de lo que en realidad me alegré. Y ya está bien de darle líneas a este asunto tan nimio. Tan nimio como asunto, mas no de consecuencias tan pequeñas en lo social y en lo político.

El caso es que de nuevo me vino la noticia de la victoria del Barça que ni pintada para mis sermones escolares. Porque a veces me siento un poco misionero buscando explicaciones y tratando ante mis alumnos de extraer consecuencias, desde los textos literarios, que tengan que ver con su propia vida. Apareció en la página la imagen caballera del héroe don Quijote. Y ya fue todo verlo montado en su rocín-antes, con una vestimenta descuidada, con las armas tomadas del orín y el cartón como material más sólido, con la comida única que le dieran el azar y el camino, con la ayuda de un bruto montado en un pollino, con… Y con ese afán imposible de CAMBIAR EL MUNDO, de deshacer tuertos por doquiera.

Y, allí enfrente, en los periódicos, los héroes del balón y de la fiesta, con dificultades económicas cada mes, sin ayudas de nadie, comiendo y durmiendo a la intemperie, pues no pueden pagar ningún hotel, mofados de las gentes, no como don Quijote, siempre aplaudido en todos los caminos, sobre todo en Barcelona delante de las gentes, predicando por todas las esquinas la paz y la justicia universales después de devanarse los sesos en estudios profundos, trabajadores ellos de los de doce o trece horas cada día… En fin, héroes del todo. Pobrecitos ellos, sin ningún reconocimiento público ante tanta virtud como atesoran.

La madre que parió a esta sociedad que no altera valores y que sigue aplaudiendo a lo más tonto y vago de cada familia. Y lo peor de todo es que los que más los adoran siguen siendo los que peor lo pasan y, por contraste, peor llegan a fin de mes.

¿Alguien querría imaginar conmigo la comparación que podríamos hacer entre el casco de un piloto de coches de carrera, o de motos, y la celada de don Quijote? ¿A que es de risa todo? No es de risa, cojones, es para llorar mucho, para esconderse del todo y para pensarse si no hay que salir a la calle de otra manera.

¿Qué pensarían mis alumnos de todo aquel sermón? Os juro que partimos del Quijote como obra literaria con un héroe en sus páginas. A veces me reprimo y me contengo. En fin, ya soy mayor; no me callé nunca demasiado y ahora es ya un poco tarde para cambiar los usos. Menos mal que siempre termino dulcificando un poco las arengas.
Que se divierta mucho todo el mundo. Nadie pondrá en cuestión que la belleza es digna del elogio; también en el deporte, por supuesto. Pero un poco de tiento y de razón, os lo suplico. Mañana serán otros y ocurrirá lo mismo. Aunque al menos no parece que cierren las puertas ni rechazan que se les manden flores.

N.B. Sigo con mi cabeza en otro sitio pues Sara está llegando. Pero es que lo está haciendo muy despacio. ¿Será que tiene miedo? ¿No sabe que la aguardan muchos brazos para abrazarla siempre? Venga, vamos, princesa.

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