Hoy me siento cansado pero con la sensación de que me he batido el cobre. Repaso y no me salen casi ni diez minutos libres: Clases, lectura de un libro completo, claustro, Consejo Escolar cansino y desconsolador, cena y descanso. No me da más de sí. Bueno, aún ando mirando un rato eso de la final del fútbol. Me gustaría hablar un día de este asunto, que tiene muchas implicaciones. Y del Consejo Escolar, aunque tal vez será mejor que me corte para no decir cosas de las que después me dé un poco de apuro.
Así que salvo hoy algunas líneas del libro que he leído: “Como una novela”. Se trata de una reflexión acerca del mundo de la lectura. La idea básica, que comparto totalmente, viene a consagrar la afirmación de que hay que leer por placer y no por obligación. Aplicar esto a la vida y a la enseñanza significa modificar muchos esquemas, demasiados. En alumnos y, sobre todo, en profesores.
Ahí van algunas razones tomadas literalmente del libro:
“¡Hay que leer!, ¡hay que leer!
-Para conservar la memoria del pasado.
-Para iluminar nuestro presente.
-Para aprovechar las experiencias anteriores.
-Para no repetir las tonterías de nuestros antepasados.
-Para ganar tiempo.
-Para evadirnos.
-Para buscar un sentido a la vida.
-Para comprender los fundamentos de nuestra civilización.
-Para satisfacer nuestra curiosidad.
-Para distraernos.
-Para informarnos.
-Para cultivarnos.
-Para comunicar.
-Para ejercer nuestro espíritu crítico.
-Para aprender.
-Para sacar adelante nuestros estudios.
-Para informarnos.
-Para saber de dónde venimos.
-Para saber quiénes somos.
-Para conocer mejor a los demás.
-Para saber adónde vamos.”
Todo un programa para reflexionar. Pero con cuidado, porque esto de la lectura también tiene sus derechos, y el primero de ellos es el derecho a no leer. Bye.
miércoles, 13 de mayo de 2009
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2 comentarios:
21 consejos sabios para leer, aunque existan otras opciones.
No puedo darte tiempo porque lo necesito todo, me hubiera gstado pedirte algún minuto prestado, pero ya veo como andamos todos: Memoria de cursos, remate de actividades, mercado judío, consejo escolar y escolares pidiendo consejo, madres preocupadas al final e hijos perplejos sin final.... Y los hijos o hijas propias pidiendo a gritos un suspiro materno que les aconseje sobre el libro que leen por obligación y que no entienden... ¿Estás seguro que no me puedes prestar un minutejo?.
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