martes, 7 de abril de 2009

ME GUSTARÍA ENTENDER: LO NECESITO

Martes Santo. No sabría muy bien delimitar cuándo comienza esto de la Semana Santa ni cuándo termina. Ni siquiera sé hasta qué punto toda esta parafernalia tiene tintes religiosos, civiles o se hunde simplemente en la conciencia vaga de la gente. Me resulta todo muy complejo.

Quiero empezar siempre tratando de respetar las costumbres de las personas, de toda esta gente que vive ahí, a mi lado, de todos aquellos a los que encuentro por la calle y sé que nacen, crecen, se ilusionan por algo, pasan por ahí no sé si con algún grado de consciencia y, cualquier día, se pierden en el fondo de la nada. Pero también querría que se me respetara y que se me entendiera en mi simpleza y miseria de mirar serenamente y descubrir que todo es inercia y representación, que hay mucho de contradicción teórica, que lo que presume de culto y sumisión lo podría hacer lo mismo de idolatría y de superstición, que no casan muy bien las actitudes de estos días con las del resto de las semanas del año, que… Ufffffffffffffff.

Suelo aprovechar estos días para darle un repaso a parte de la Biblia. Y sigo quedándome estupefacto. ¿Por qué no empezamos tratando de fijar serenamente, sin agitarnos y poniendo como base la razón, la existencia real del ser que genera toda la liturgia posterior? ¿Que resulta escandaloso plantearlo? No más que aceptarlo sin cuestionarnos nada. Los datos demuestran que su existencia histórica es al menos cuestionable. Y, si partimos de esta base, puede que no merezca la pena ni empezar a construir el edificio.

Pero démosla por buena, no siendo que se vuelvan a sentir perseguidos. ¿De verdad se deducen de sus enseñanzas y doctrinas ritos como todos los que observamos durante estos días? No hay ni un solo dato que los recomiende, salvo algo parecido al recuerdo de compartir el pan y la bebida, o sea, los bienes.

Ahora intento ponerle imaginación a los rituales repartidos por nuestra geografía y me quedo sin resuello, sin encontrar las causas de tanta actuación superlativa. Porque el Cautivo es el Señor de Málaga, y la Macarena lo es de Sevilla, y la Virgen de las Angustias procesiona por Béjar desparramando dolores por las calles, y las ciudades intentan que los turistas vengan a ellas para dejar sus dineros en los establecimientos correspondientes, y los hermanos cofrades se afanan en alzar a sus vírgenes en movimientos simétricos que aplauden los fieles embobados, y se desgarran los gritos en el aire, y se conmemora el dolor de un dios que, por el hecho de serlo, no debería mostrarse nunca desasistido e inerme, como esperando la ayuda de quien la está pidiendo todo el año, y se suman las horas de la tarde con el sol de primavera luciendo como fondo de escenario.

¿Adónde nos conduce todo esto? ¿Qué sustenta la fe de la Semana? ¿Es fe lo que se muestra?

Porque estas ciudades que se someten al señorío de una u otra imagen siguen marchando cada día con muchas deficiencias, con las leyes al uso que marcan la injusticia y la desigualdad. En un proyecto eterno y amoroso, ¿qué base tienen el sufrimiento, la prueba continua, la amenaza, el amago de castigo, el chantaje obligado? Este Dios, si lo es, no puede ser así, tiene que andar muy mosca por estas interpretaciones que de Él hacen los sátrapas de turno para asustar a todos, para mantener las cosas en ese contrapunto favorable para los que mandan e interpretan. No puede ser así; repugna al sentido común.

Y todo a pesar de lo hermoso de la parafernalia externa de los colores, de los sonidos y de los silencios (la soledad sonora), de los olores y de la ebriedad de la primavera. Seguramente eso resume todo lo que estos días veo, la fiesta iniciática de la primavera, el despertar a gozo y al sentido. Bienvenido sea todo. Por favor, sin abusos y sin apabullar, sin arrinconar del todo el camino humanístico de la razón, sin insultar los mínimos del sentido común.

Y que todo sea amor y no resentimiento, que reine la alegría compartida y que el dolor se aquiete, que todo tenga un sentido de final feliz y compartido: no hay otro razonable, si es que alguno nos aguarda; que todo sea efusión de esa realidad gozosa. ¿Por qué para haber gloria tiene que haber antes sufrimiento? ¿Eso puede estar en los designios de un dios que se dice amor? Más bien suena a la evolución de las especies y a sálvese quien pueda.

Otra vez las palabras del maestro: “!Oh, no eres tú mi cantar, / no puedo cantar ni quiero / a ese Jesús del madero / sino al que anduvo en el mar.”

Martes Santo. Mi pasión sigue densa y dura ya muchos meses.

2 comentarios:

Donce dijo...

Antonio, me gusta leerte, me gusta el ímpetu con que cuestionas...
a veces eres paz, campo, veredas... y otras, de repente, te alzas en remolino.

A mí también me gustaría entender tannntas cosas, pero mira, como dijo Luis Felipe:

Fuimos... que ya es bastante.

Sinda dijo...

Ayer iba a decirte que es cierto que tu pasión dura ya muchos meses, y que la suya duraría muy poco. No me dio tiempo.
Esta es sin duda la semana de pasión.
Sabes que estamos contigo, y que aunque es duro seguirás mirando adelante con coraje, como has hecho siempre.
Un abrazo bien fuerte.