Querido amigo Antonio. No por esperado es menos triste el desenlace. Breve fue nuestro encuentro, la casualidad quiso que fuera en ese día que permanecerá marcado en tu memoria. Razón tenías cuando apuntabas: “De aquí a mañana pueden suceder muchas cosas…” Sucedió lo que no querías, por más preparado que estuvieras no deja de ser doloroso. Querido Antonio, desde mi escaso conocimiento es difícil transmitirte palabras certeras de ánimo Siento que es vago el consuelo que puedo darte y que solo puedo hacer una cosa. Amigo Antonio, solo puedo ofrecerme para escucharte. Es lo único que puedo hacer. Solo puedo prestar atención a todo aquello que quieras expresar, solo puedo tratar de comprender tu dolor, solo puedo intentar acercarme a tus sentimientos cuando tu quieras mostrarlos. Querido Antonio, estoy para escucharte cuando tú lo precises. Es lo único que, con certeza, sé que puedo hacer por ti en este momento. Mientras tanto, recibe mi comprensión y apoyo. Desearía enviarte fuerza y valor para avanzar en este instante. Pero sé que no hay palabras mágicas… Sin embargo confío en tu valor interior, en la energía que has mostrado tener. Sé que soportarás el golpe.
Antonio necesitaras tu tiempo de duelo pero saldrás fortalecido con su recuerdo vivo y hermoso, te acompañará siempre y será un regalo sentirla. Un abrazo muy fuerte.
Antonio, creo que deberías escribir para/por tus lectores. Te hará bien. Sabes que -dejando a un lado la premisa de que todo hombre está solo- no estás solo. Otro abrazo fuerte
Hace casi ya diez lustros que conocí a Ramona y, en todo ese tiempo, tuve ocasión de estar con ella muchísimas veces. Siempre la vi con sus ojos de madre, con sus manos de madre, con su cara de madre y su sonrisa de madre. Años ha que no volví a verla. Me hubiera gustado tanto darle el último beso, sentir su última mirada, rozar su piel en el último adiós... Acaso haya sido mejor así, porque siempre la recordaré vital, como era, fuerte en su menudez, como árbol frondoso, y me quedará el recuerdo de su mirada brillante de madre, de su ternura de madre, de su amor de madre. Permíteme, amigo Antonio, que, hoy, también yo me sienta un poco huérfano de ella.
9 comentarios:
Recibe mi más cálido abrazo, espero que te llegue aunque lo envíe a través de estas frías ondas.
Si tus ojos reflejaron en vida de tu madre la ternura que yo vi por ella en su muerte, compañero, ¿Qué más puede pedir un ser amado?
Un fuerte abrazo.
Querido Antonio: te envío un grandísimo abrazo lleno de cariño.
Diego
Antonio recibe un fuerte abrazo y siente, aunque sea en la distancia, mi afecto.
Querido amigo Antonio.
No por esperado es menos triste el desenlace.
Breve fue nuestro encuentro,
la casualidad quiso que fuera en ese día
que permanecerá marcado en tu memoria.
Razón tenías cuando apuntabas:
“De aquí a mañana pueden suceder muchas cosas…”
Sucedió lo que no querías,
por más preparado que estuvieras
no deja de ser doloroso.
Querido Antonio,
desde mi escaso conocimiento
es difícil transmitirte palabras certeras de ánimo
Siento que es vago el consuelo que puedo darte
y que solo puedo hacer una cosa.
Amigo Antonio,
solo puedo ofrecerme para escucharte.
Es lo único que puedo hacer.
Solo puedo prestar atención
a todo aquello que quieras expresar,
solo puedo tratar de comprender tu dolor,
solo puedo intentar acercarme a tus sentimientos
cuando tu quieras mostrarlos.
Querido Antonio,
estoy para escucharte cuando tú lo precises.
Es lo único que, con certeza,
sé que puedo hacer por ti en este momento.
Mientras tanto, recibe mi comprensión y apoyo.
Desearía enviarte fuerza y valor
para avanzar en este instante.
Pero sé que no hay palabras mágicas…
Sin embargo confío en tu valor interior,
en la energía que has mostrado tener.
Sé que soportarás el golpe.
Con cariño, mi más cálido abrazo.
Dice siempre mi madre... "Salud y Suerte".
Eso te deseo.
Sigue escribiendo, es tu mejor recuerdo.
Antonio necesitaras tu tiempo de duelo pero saldrás fortalecido con su recuerdo vivo y hermoso, te acompañará siempre y será un regalo sentirla. Un abrazo muy fuerte.
Antonio, creo que deberías escribir para/por tus lectores. Te hará bien.
Sabes que -dejando a un lado la premisa de que todo hombre está solo- no estás solo.
Otro abrazo fuerte
Hace casi ya diez lustros que conocí a Ramona y, en todo ese tiempo, tuve ocasión de estar con ella muchísimas veces. Siempre la vi con sus ojos de madre, con sus manos de madre, con su cara de madre y su sonrisa de madre. Años ha que no volví a verla. Me hubiera gustado tanto darle el último beso, sentir su última mirada, rozar su piel en el último adiós... Acaso haya sido mejor así, porque siempre la recordaré vital, como era, fuerte en su menudez, como árbol frondoso, y me quedará el recuerdo de su mirada brillante de madre, de su ternura de madre, de su amor de madre. Permíteme, amigo Antonio, que, hoy, también yo me sienta un poco huérfano de ella.
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