sábado, 25 de abril de 2009

EL VALOR DE LA ESTÉTICA

Ando engolfado en un largo fin de semana de esos que ponen los dientes largos a cualquiera: sol, luz, amistad, tranquilidad, nigún trabajo pendiente, ningún horario que me acucie, imágenes nuevas por todas partes que se superponen a otras repetidas, buen rollito en los puntos cardinales... ¿Qué más puedo pedir?

En esta situación, hasta me da tiempo a controlar un poco lo incontrolable del tiempo y a echar mi cuarto a espadas en el nivel de los conceptos. Tengo pendiente respuesta larga para mi amigo Luis Felipe, en su blog savonarólico, para brindar con él en lo genérico y para sonreírme y tirarle de las orejas en otros niveles. Pero hoy no es lo que quiero, porque no me apetence, simplemente. Tiembla, Savonarola, que muy pronto será lunes.

Por estas latitudes tan al raso, me asaltan los conceptos de la vida y la muerte a la orilla del agua, me quedo embobado en la lentitud y en la repetición del mar, su esencialidad me sobrecoge, el devaneo infinito de sus olas enpequeñece a Sísifo en mi mente, y todo me sitúa en los niveles de la nada y del todo.

Pero no hay bien (ni mal) que cien años dure, y, a las primeras de cambio, me vuelven las imágenes de eso que llaman liga de fútbol y que trae alelado a todo el mundo. Mi viaje iniciático buscando la quietud de otras ideas se ha cortado de cuajo. Es sábado y hay fútbol. El Barça juega luego y hay que verlo pues dicen que el Madrid anda al acecho y que casi le pilla. En algo hay que hacerse mayor.
Y vamos de una vez a lo que vamos, que ya es mucha la digresión.

Me declaro incapaz de ser forofo (no como otros) de ningún equipo de fútbol y no quiero perder por ello los papeles. En estos enfrentamientos prefiero que gane el Madrid. Algún día habrá que glosar las razones, que no son tan inanes. Pero, en el fondo, tanto se me da que ganen los del centro como los que dicen ser más que un club. Con su pan se lo coman.

Pero es el caso que se juegan este año dos ligas bien distintas. Una es la de los puntos y otra la de los conceptos. Me interesa mucho más esta última, la de los conceptos, la de las escalas de valores, la de las dimensiones sociales. Y aquí hay unos que juegan con la épica y otros que se distraen con la belleza, con la simetría y con la estética. Y, por si fuera poco, es la épica la que mantiene con vida semana tras semana el valor intratable de la estética. De manera que la lección se repite cada pocos días en uno y otro campo. Y cuanto más se empeñan los trabajadores de brocha gorda, más luce la mezcla de colores del pintor que se gusta en la creación.
Como algunos amamos la estética y el gusto, suplicamos a los que mezclan cal y arena, que cejen en su empeño, que se vayan un tiempo a descansar, que aprendan en el taller la lección del maestro, y que vuelvan más tarde a intentar imitarlo.
Los pueblos hunden sus raíces en los asuntos épicos. Pero la Historia avanza y se mejora, se dominan las sendas y caminos, se ensanchan carreteras, se refinan los gustos y se alzan todos a mejores logros. Entonces la belleza es otra cosa, la estética reclama su presencia, y el hombre hasta se rinde ante lo hermoso.

Vale ya de requiebros que todo el mundo entiende. Por fin nos damos cuenta de que el fin no justifica cualquier medio y de que, además, los mejores medios suelen conducir a los mejores fines.

Así que, aunque me cueste en este caso, que viva la belleza del deporte, que se premie la estética... Y que acabe la liga para los de brocha gorda. Que reconocer el valor de los contrarios no implica estar llevándolos siempre en procesión y en andas.

Y no citaré nombres por si acaso. Venga, vale y al circo.

1 comentario:

Sinda dijo...

"Tiembla, Savonarola, que muy pronto será lunes". Jajaja. Qué bueno!
Que sepa Savonarola que yo sé por dónde van los tiros, y que me apunto en el lado de Antonio (siempre con balas amorosas eh LF?)
Respecto al asunto de la épica y la estética en el fútbol, a la liga de puntos y de conceptos, juro que no me he enterado de nada.
Yo sí que no soy forofa de equipos, sí que me da igual quién gane o pierda. Eso sí, cuando hay fútbol en la tele (que es casi siempre) me iría de casa.
A ver si esta noche alguien me echa una partida de ajedrez mientras terminan los partidos.