lunes, 5 de enero de 2009

POR SI ACASO

Se me ha hecho tarde ya para escribir la carta, esa que cada niño escribe ilusionado a los Reyes Magos cada año. Yo mismo la he deletreado varias veces. Siempre para protestar. Y nunca me han hecho caso. Así que ya desisto. Porque además he descubierto que los reyes son los padres. Que, oye, que eso es un triunfo y una desilusión, no cabe duda.

Así que, por si acaso, voy a pedir que me dejéis en paz. No quiero saber nada de vosotros. Gastad vuestros esfuerzos en complacer a otros, esos que se desviven por tener más regalos cada año, en forma de vestidos o aparatos, en injusticias varias, en guerras a gogó, en religiones todas al unísono mascando la tragedia, en crisis que golpean a los más pobres, en ilusiones en rebajas que duran un minuto en caramelos, en fin en lo que buenamente se os antoje.

Os pedí muchas veces otras cosas. Todas las que se oponen a las grises señales anteriores. Y no me sentí nunca complacido. ¿Adónde vais con oro, incienso y mirra? ¿Qué estrella es la que os guía? Poned pie en tierra, cojones, y dejaos de bobadas, proclamad la injusticia y levantad la espada del amor contra tanto convencionalismo. Y dad algo al más pobre, que siempre son los mismos los que mejor se abastecen de vosotros. ¿Y no podíais cambiar la escala de valores? ¿Pero qué cara es la vuestra que se agota en apoyar las ñoñas tradiciones que se sustancian en regalos sin cuento y en gastos a todo pasto? ¿Dónde queda el valor de la persona? ¿Y sus lazos de amor y de ternura? ¿Para eso es necesario entrar a saco en los grandes almacenes? Venga ya, gilipollas. No sois más que mensajeros del más cruel y vil capitalismo.
Enfrentaos de una vez a las caridades que reparten los restos y las sobras entre los más débiles. Alzad en esos campos la justicia. Robadles la riqueza a los más ricos y repartidla toda a cara descubierta. Exigid los mismos esfuerzos a los que tienen vida y no fomentéis los privilegios, coño, que se os nota demasiado y eso no hay quien lo aguante.

Y a mí dadme un poco de fuerza para no callar demasiado y para no desentonar con mis acciones frente a mis palabras, y un poco de salud que bien la necesito. Y, por encima de todo, si seguís permitiendo el sufrimiento entre mis allegados, os correré a gorrazos (en realidad os mataría a hostia limpia), os colgaré de un palo de vuestras partes pudendas y estaré dando vueltas y revueltas hasta el próximo año.

Ya volví a caer en mis propias redes. Había prometido pasar de vosotros y he dejado estas líneas por si acaso.

Salamanca y Béjar
son dos poblaciones
que en la Nochevieja
me regalan sones.

Unos de tristeza,
otros de alegría,
según sean las notas
de la melodía.

Si mi madre llora,
yo lloro también;
si ríe un momento,
yo río otra vez.

Sueña y calla, madre,
que, callada, estás
más guapa que un ángel
por la Navidad.

Pediré a los Reyes
un solo regalo:
tus hermosos sones,
mi risa a tu lado.

Salamanca y Béjar
serán de alegría
con las dulces notas
de tu melodía.

4 comentarios:

Marina dijo...

Que tu madre ría junto a tí y tú con ella... y yo con la mía.

Un abrazo Antonio. Hace mucho que no veo al Presidente de la asamblea
Firmado: la Secretaria

mojadopapel dijo...

Que los Reyes te den mucha fuerza para seguir protestando,y mucha salud también para seguir protestando, me he reído un montón con tu entrada a pesar de su trasfondo critico, y con el comentario de Marina jejeje.

Jesús Majada dijo...

Muy suave, el son de tu nana...

Donce dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.