viernes, 23 de enero de 2009

HAYA PAZ Y SOSIEGO

Dedico todos los días un buen rato a navegar por la profundidades de la red. Casi siempre desembarco en los mismos puertos y me baño en las mismas playas. Uno es animal de costumbres, qué le vamos a hacer. Y el tiempo es el que es y no da más de sí. Me gusta dar paseos por las aceras de los barrios de mala reputación, tanto en un sentido como en otro. Parecería que me fuera la marcha porque hay lugares en los que me huele todo a azufre. No sé por qué razón tengo que alimentar mi certeza de que al menos eso que leo en esas páginas, al menos eso, no será mi camino personal.

Podría reproducir ejemplos de este lado del río a montones, pero hoy anotaré algo del otro lado, de aquel en el que me siento más tranquilo y con el que me siento más identificado. Creo, no obstante, que habría que calmarse un poquito más y soltar las píldoras con más horas de intervalo porque, si no, el enfermo se nos puede quedar en la operación.

Ahí va la perla. No sé quién la ha escrito pero me recuerda a otra doble, publicada en Béjar Información, y que tenía que ver con el entonces presidente de gobierno, el inimitable Aznar, y con una subida desproporcionada de los sellos de correo como pretexto. Yo fui autor de la segunda parte. Aún hoy cuando la releo me río a carcajadas pero me digo: coño, qué mala leche reconcentrada.

“La puta, la gran puta, la grandísima, puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó a Constantinopla y bañó de sangre a Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristo loco el rabioso y a Pedro-piedra el estulto; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calumniadora, la reprimida, la represora, la mirona, la fisgona, la contumaz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana; la antisemita, la esclavista, la homofóbica, la misógina; la carnívora, la carnicera, la limosnera, la tartufa, la mentirosa, la insidiosa, la traidora, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la inconsecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la estulta, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la tiránica; la católica, la apostólica, la romana; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussolini y de Hitler; la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices, la puta de Babilonia, la impune bimilenaria tiene cuentas pendientes con la Humanidad.”

Así anda el patio. Vaya un desahogo. Cálmate, colega, que te nos vas en el intento. Con estos ímpetus no se puede dialogar. Pero vaya un ejercicio de adjetivación, de metáforas y de léxico que se ha marcado el tipo. Sospecho que alguna cualidad de denotaciones y de connotaciones positivas sí se podría añadir. Al menos para toda esa gente que no está en el aparato y que deja su vida a favor de los demás. Pero quizás es más importante comprobar en qué tiene razón o sinrazón toda esta ristra de ajos picantes que se amontonan en el escrito. Menudo repaso histórico. Aconsejo empezar por esos datos. Pero hágase con calma, por favor. Y sin apasionamiento desmedido. Hay comidas que saben mejor servidas frías: provocan una digestión más reposada.

N.B. El texto no tiene título: parece innecesario.

1 comentario:

Donce dijo...

Jeje, le faltó decir "guarrindonga-pestilente"... oye, qué re-que-te-agussto se habrá quedado, con lo que "desestresa" un taco bien dicho!

(Y qué rica la macedonia de ayer!)

Un saludo