jueves, 29 de enero de 2009

HAY LO QUE HAY Y BASTA

La tarde volvió a ser entre pasillos, en idas y venidas, en intentar calmar y sosegar el habla y el ambiente, en mirar y en besar, en sentir allí mismo la realidad más inexcusable, en comprobar de nuevo que hay lo que hay y basta, que hay que aprender del reino de la serenidad, en incoar la idea de que hay tal vez que echarse a vivir por algún tiempo con otras coordenadas y a ver qué pasa entonces, en sopesar labores y trabajos, en comparar diversas situaciones, en dar fe de que todo tiene sus propias causas…, en fin, en ver la vida por un caleidoscopio.

Cualquier situación va tomando perfiles diferentes con la repetición, porque la vida se impone por encima de todo y al descuido de todos sus detalles. Yo no sé si eso es bueno, pero sé que está ahí, en cualquier acontecimiento que se asienta en el tiempo y en la repetición. Hablo solo de perfiles pues la esencia sigue ahí sin moverse, mordiendo cacho a cacho la conciencia, rebotando por todas las esquinas y repitiendo ecos de continuo.

En fin, que fui y volví, que me quedé y me traje aquello que siempre va conmigo, que todo es un viaje de ida y vuelta por achicar distancias. Todo sigue en su sitio más o menos. Mañana será otro día. Y también mañana amanecerá Dios y medraremos.

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