Hace ya algunos años existían unos espacios radiofónicos denominados "Discos solicitados". En ellos se repetía esta fórmula mágica: "Complaciendo una simpática petición, interpretamos..." Y algo similar sucedía en los bailes públicos.
Me pide Juan Pablo que interprete hoy la alegría y debo complacerle. Lo haré sin fingimientos. Antesdeayer estaba bastante triste, ayer otro tanto; hoy lo sigo estando, pero comprendo que tengo muchas razones también para levantar el ánimo, para mirar la vida cara a cara, para creerme aquellas palabras que rezaban "arriba, hermano hombre... para que tú la violes se ha hecho la vida para ti...", para gozar cuando los míos cumplen años y veo cómo han arraigado en ellos los sentimientos y hasta han crecido en flor de las mejores del jardín, para sentir que sus vidas enraízan en las mejores sendas, en esas en las que tanto valen los sentimientos, para mirar y dejarse llenar de buenas sensaciones, para echar la mirada a paseo y traerla llena de imágenes positivas, para decidir que hay mucho que merece la pena, casi todo, para dejarse empapar por esta lluvia, para no rechazar al diferente, para dejar hacer aunque haya que hacerse el despistado, para ver que hay miradas que echan miel, para saborearla, para agradecer cualquier detalle, para levantarse con el ánimo de vivir un día mejor, para creer que tu familia se lo merece todo, para guiñarle un ojo de mal gusto al dolor si es que acecha, para reír sin tregua ante la vida.
Me habita cierto grado de tristeza, no lo puedo fingir; mas voy hacia el camino de la cara de risa, hacia el campo soñado de la felicidad. Gracias, Pablo, por todo. Sabes que eres, sin duda, una de las razones que me animan a ello. Gracias y felicidades.
miércoles, 3 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Estos días de lluvia son tristes, pero a mi me gusta quedarme en casa y escuchar música, estudiar, aprovechar para dormir más jeje..
Espero que ese ánimo suba.
Un beso.
Alba.
Publicar un comentario