sábado, 13 de octubre de 2007

OTRA VEZ LA EDAD

Alguien me recordaba que mi generación anda en estos momentos enzarzada entre padres que se van, hijos que a duras penas se van y nietos que atan y reatan. Es verdad que cada edad tiene sus condicionantes. Aunque lo de los nietos no me ocupe, miro a mi alrededor y constato que las generaciones piden su relevo, que todo el mundo empuja y que, de manera constante todo va mudando de piel y de sujetos. Hoy mismo hemos dado sepultura a Paula, cualquiera por ahí me cuenta cómo anda su madre o su padre y los cuidados que necesita, otros no pueden si siquiera contarlo, y todos llenamos el tiempo de una manera o de otra en paradoja evidente entre el tiempo libre del que podríamos disponer y el escaso del que realmente disponemos.
A Paula la recuerdo con su sonrisa socarrona y con su guiño cómplice que guardaba el amor por sus hijos y la recoña que le daba porque le hubieran salido de derechas (uno más que otro). Yo siempre le devolvía el guiño y ambos lo tomábamos como quien ve llover y entiende que hay cosas mucho más importantes. Hoy parece que la veo con el mismo guiño y con la misma sonrisa. Y con una emoción muy grande por la despedida pública de su hijo mayor Antonio. Me siento orgulloso de tener amigos con esa punta de sensibilidad y de emoción en su corazón y en su boca. Un abrazo.
Cuando aún no han pasado ni tres horas, nos comunican la noticia del fallecimiento de Tomasa. ¿Pero esto qué es? ¿Las lunas, los equinoccios, la caída de la hoja? Necesito urgentemente superponer imágenes alegres que me velen las más tristes. Hay que ir a ello. Hoy seré forofo ocasional de la selección española de fútbol, y beberé algo para festejar los goles, y pensaré que hay gente fantástica por ahí, y que mañana será un día estupendo... Y que engañarme es algo justo y necesario. Vale.

No hay comentarios: