domingo, 14 de octubre de 2007

LA MAYORÍA

Uno de los tópicos con los que más trabajamos para la comunicación y para la supervivencia es el de la mayoría. En su nombre decidimos y actuamos a cada momento. Un adolescente suele pedir a sus padres que le alarguen la hora de vuelta a casa porque la mayoría de sus compañeros vuelve más tarde; solemos ir de vacaciones a tal lugar porque mucha gente lo hace; y hasta la lengua ha fosilizado aquello de que "cuando el río suena agua lleva", o, "algo tendrá el agua cuando la bendicen. Pero calculamos fatal. La desviación adquiere ya tintes preocupantes cuando a esa mayoría se llega desde la manipulación consciente o inconsciente.
De nuevo vuelvo mi atención a los medios de comunicación y me salen resultados desastrosos; me parecen unos instrumentos de manipulación gigantescos desde su poder de crear opinión, y, según creo, también noticias que no lo son. Los ejemplos surgen como las setas en otoño y solo hace falta prestar un poco de atención. ¿Cuántas páginas y horas se le dedican a los muertos en actividades terroristas? Innumerables; la mitad de la energía de este país se diría que se ocupa de este asunto. ¿De cuántos muertos reales se trata (aunque cualitativamente uno solo sea mucho)? En los últimos años, de dos o de tres, según los cálculos. ¿Qué grado de atención se le dedica a los muertos en carretera? Infinitamente menos. Pues estamos hablando de miles de personas que dejan su vida por ahí cada día y cada semana. ¿Es esto manipulación o no lo es? A mí me parece que lo es, y espantosa.
Vivimos al ritmo que nos marcan desde algunos vértices, dominados por accionistas y, en algunos casos concretos, al dictado de pequeñas camarillas que marcan la pauta. Y lo peor es que encima creen que realizan una labor encomiable. De hecho hasta les dan premios importantes por ahí y presumen de hijos predilectos y cosas así. Incluso predican semanalmente con éxito y en el mercado arrasan.
El tópico de la mayoría resulta muy peligroso si no se atempera con el cedazo del sentido común y de la buena voluntad. En nombre de mayorías formales se han cometido tantas berbaridades...
Pero es que, además, la selección de la mayoría es muchísimas veces inexacta e irregular. ¿Quién puede decir, por ejemplo, que la elección de los líderes de los partidos obedece a criterios realmente democráticos? Pero si los silencios y se-da-por-hecho funcionan por todas partes. Hasta en IU, y eso que ahora parece que van a elegirlo por correo. ¿Alguien cree que no hay cientos de personas con las mismas capacidades que los números uno de las formaciones? Y si bajamos a puestos intermedios, la certeza se nos convierte en guasa y en evidencia de lo contrario casi siempre.
Alguien decía que "Leer, escribir y entender el significado de las estadísticas: estas tres cosas deberían servirnos para movernos en este mundo". Entender el significado, no su sentido literal, tan engañoso tantas veces.
En un restaurante, dos personas se comen un pollo. Tocan a medio pollo cada uno. Pero uno de ellos se lo jala entero y el otro se queda a dos velas mirando cómo se lo come el de al lado. Pues eso, cuestión de estadísticas y de mayorías.

1 comentario:

Juan Pablo Gutierrez Garcia dijo...

En esto no estoy de acuerdo...ya lo sabes..por lo menos en el ejemplo que has puesto...
Vamos a ver,la mayoria de las muertes en carrtera son por accidentes de trafico y son culpa de los que conducen(mayoritariamente)...son muertes,no asesinatos...creo que hay una clara diferencia....
Los asesinatos de ETA engloban la politica...y eso vende mucho...y ahi!,si que te doy la razon
Un beso.