jueves, 31 de marzo de 2011

DE CINCO TENEDORES

Razones laborales -seguramente resumen de otras de tipo social y económico- me obligan a comer solo muchos días de diario. No es elección personal, pero les saco a estos ratitos mi producto y mi satisfacción.

Es para mí, muchas veces, la hora en la que siento, imaginativamente, a mi lado, a algún cantautor o a algún poeta para que me haga compañía durante un rato y para que compartamos algo de sensibilidad e intercambiemos ideas. Y vienen creadores de todo tipo: Machado, Ángel González, Serrat, Sabina, el Romancero disfrazado de incógnito, Góngora, Quevedo, Cervantes…

Hoy le ha tocado el turno a don Antonio Machado. Para mí es don Antonio, uno de esos santos laicos que tiene don en su etiqueta. Y me lo trajo Serrat. Mientras daba buena cuenta de unos espaguetis (cocinados por mí y muy ricos con un poco de licor), sus versos iban desgranándose delante de mi mesa en los sones y en las notas del cantautor catalán.

Ya he confesado muchas veces mi devoción por estas personas que tanto han hecho por “vulgarizar” la poesía y por hacerla llegar a tantos oídos.

“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…” Y en esa biografía recorría la del poeta y, con su permiso, un poco la mía, que ya va larga y llena de elementos. “Guitarra del mesón, que hoy suenas jota, / mañana petenera…”. Y hacía recuento de algunas sesiones y de algunas emociones provocadas al amparo de este instrumento, de la cultura que ha generado y de las pasiones que ha despertado. “Vosotras, las familiares, / inevitables golosas, / vosotras, moscas vulgares, / me evocáis todas las cosas…” Y me sumía en todo lo que de filosofía de vida encierra este aparente juego lingüístico del que, debo reconocer, cada vez extraigo algún elemento nuevo que me invita a pensar. “Ese hombre del casino provinciano…” Y me demoraba en la imagen tan cercana de nuestro Casino Obrero, refugio de tanto hombre y mujer que pierde acaso demasiado tiempo en el entorno de una mesa dibujando naipes y tentando a la suerte del paso del tiempo en actitud pasiva. “Al fin, una pulmonía / mató a don Guido, y están / las campanas todo el día / doblando por él: ¡din-dan!...” Y, a partir de este compás y de este verso, siempre imagino la imagen del buen bejaraui o del exagerado paisano al que se le va la fuerza en la hipérbole del terruño más superficial, y cobran para mí el poema y la canción un aire de vals en el que el muerto se balancea mientras lo llevan al entierro, como despidiéndose lujosamente de su entorno. “!Oh, la saeta, el cantar / al Cristo de los gitanos, / siempre con sangre en las manos, / siempre por desenclavar…” Y acuden a mí los ecos de la Semana Santa, este año tan tardía, y se me llena la cabeza de procesionantes y de azahares, y me imagino la religión del sacrificio, de la prohibición y de la culpa, y sigo sin entender que una religión que aspira a algo eterno se pueda basar en la culpa y no en el perdón, en la gracia y en la alegría. “Al olmo seco, hendido por el rayo / y en su mitad podrido, / con las lluvias de abril y el sol de mayo, / algunas hojas verdes le han salido…” Y se me va la imaginación a mi Buen Pastor, en donde sufren y agotan sus edades últimas casi ochenta ancianos, para los que la primavera natural también llega pero para los que la primavera emocional y física se esconde un poquito más cada día, por más que yo también querría para ellos “otro milagro de la primavera”. “Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra España que bosteza…” Y se resumen en un momento tantos y tantos días y telediarios de esta España actual. “Caminante, son tus huellas / el camino, y nada más; / caminante, no hay camino, / se hace camino al andar…” Y miro al campo a través de los cristales de mi terraza y se me va la mente ya con los proverbios y cantares del poeta que me hunden en diversos pensamientos…

Y en esas me dan los postres en tono de sensibilidad y de emoción. Y comparto los postres y me digo que no he comido solo y que la comida estaba aderezada con especias sabrosas y excitantes. Luego ya fue leer durante un rato, hasta que el sueño me ganó para su causa durante unos buenos minutos. No confesaré hoy mis sueños.

miércoles, 30 de marzo de 2011

DOS EJEMPLOS PARA TODO Y PARA CASI NADA

Paseaba contento el sábado pasado por las sendas que van de Hervás pueblo hasta una pequeña presa que asegura saciar la sed durante el verano a esa hermosa población tan hacendosa. Lo hacía en compañía de dos amigos, Marta y Jesús. Marta aprovecha cada fin de semana que la obligan sus clases de inglés a hacer parada en Béjar para salir con nosotros a disfrutar del campo. Se nota su contento y su satisfacción en la naturaleza; como creo que se nos nota a nosotros.

El caso es que caminábamos entre los brotes ya adolescentes de los árboles más atrevidos y entre las flores de los cerezos que llenaban de blancura las honduras del valle. Y, como siempre, arreglábamos el mundo y sus desdichas desde nuestras palabras impulsivas.

Hoy tocaban los caminos de la enseñanza (nos tira la profesión) y esos extraños mundos que nos crean los medios de comunicación. A unos se nos iba más la tensión en proclamar la influencia de los medios externos y a otros en afirmar que es la fuerza individual de la persona la que termina decidiendo en casi todo. O sea, como casi siempre.

Supongo que todos tenemos razón, un poco de razón. Yo procuro inclinarme siempre del lado de los que, sin querer resignarse, admiten que todo lo que viene de fuera, sobre todo desde los medios de masas, configura las determinaciones en las comunidades y determina las escalas de valores en las que todos terminamos por movernos, al menos para la supervivencia.

Se podría pensar entonces que renuncio a la capacidad humana para organizar su propia vida y para administrar en uno u otro sentido sus fuerzas. No lo creo; sencillamente me limito a abrir los ojos y a extraer consecuencias (otra cosa es que estas sean certeras) de lo que veo.

Me fijaré en un par de ejemplos:

Pienso en la publicación de un libro. ¿De verdad depende de la voluntad individual su publicación? Veamos. Para su creación son necesarias muchas cosas que no estoy muy seguro de que estén en la voluntad de solo una persona: formación, lecturas, capacidad rítmica, gusto por la creación, necesidad de expresarse, sensibilidad… Puedo pensar, ya con mucha dificultad, que todo esto depende fundamentalmente del individuo.

Pero es que hay muchas más cosas: lugar en el que vivas, ambiente que te rodea, posibilidades económicas, conocimiento que del creador tenga la comunidad, empeño de un editor en la publicación, posibilidades de distribución y hasta pudor personal y colectivo. Y todo esto ya no depende tanto del ser individual.

Pienso ahora en la realidad de que los individuos de una comunidad -incluso ahora, en la época de las comunicaciones- se casan o terminan conviviendo con personas de la misma comunidad o de comunidades próximas. Plantearlo parece incluso una obviedad y hasta un juego iluso. Eppur si muove, o sea, a pesar de todo, la realidad es esa y no otra, luego algo de razón habrá. ¿Por qué un comarcano de Béjar no se enamora de una persona de Tanzania casi nunca? Parece casi un insulto al sentido común, pero es la realidad mostrenca y cotidiana. ¿No serán los elementos externos los que, también aquí, nos están condicionando, llevándonos por el camino que quieren y no dejándonos apartar mucho de él?

Pues acaso la vida no sea otra cosa más que la repetición en esquema de estos dos simples ejemplos. Ya se recordó este hecho de manera más sesuda en aquello del “ser humano y sus circunstancias”. Yo hoy -y el sábado- solo quiero hacerlo bajar a ras de tierra y transformar “los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa” en “lo que pasa en la puta calle”.

Y lo más curioso es que me interesa acentuar esta desviación a favor de los hechos externos para intentar luchar contra ellos, para forjarme un poquito de personalidad y de parcelita personal en la que desarrollar mi propia vida individualizada, que no individual. O sea, que todo un enredo este asunto.

Algo sí es verdad: apuntar más en un sentido o en otro nos obliga a empujar en una escala social o en otra.

Pero la mañana fue primaveral y luminosa.

martes, 29 de marzo de 2011

¿POR QUÉ ESE TERCO EMPEÑO?

¿POR QUÉ ESE TERCO EMPEÑO?

¿Por qué ese terco aliento
de seguir respirando cuando se oculta el aire
y el ritmo de la mente nos enseña
que todo tiene un fin oscuro y solitario?
¿Por qué la recepción
de tanto cuerpo extenso transitando los siglos,
recogiendo los últimos alientos
que deja tras de sí cuanto parece pasto del olvido?
¿Por qué ese empeño inútil
en perseguir la vida más allá de los límites del tiempo,
en dejar honda huella
en todos los caminos que se desbrozan lejos de nosotros?

¿Qué misterio me empuja,
cada vez que me agoto, a levantar la voz de mis anhelos
y a hollar con nuevos bríos
este mapa de ruta, eterno y laberíntico?
¿Por qué desde el silencio
se levantan las hojas, dormidas en el frío del invierno?

Vendrán nuevos despojos
detrás de esta cadena febril e interminable
y no sabré qué sitio
me corresponde en ella ni cuál será su uso.
Solo sé que unas fuerzas
ocultas, misteriosas, poderosas y tiernas,
me ocupan, me dirigen,
me convierten sin tregua en caminante
que no sabe su pausa
porque nunca la tiene ni conoce las leyes del descanso.

lunes, 28 de marzo de 2011

DE MANO EN MANO (VARIANTE PARA SARA: SIEMPRE)

DE MANO EN MANO

En manos del tiempo y en manos del aire,
con manos de niña dibujando naipes.

En tus manos limpias y en manos del viento,
dorado y sencillo con tus pensamientos.

En manos de nadie y en tus propias manos
que se mueven torpes ensayando pasos.

En manos del duende del dios de la tarde,
dorada y hermosa, sencilla y fragante.

En manos seguras que te ofrezcan pautas
para andar caminos de profundas aguas.

En manos abiertas para compartir
lo que tantas veces te ofrecen a ti.

O acaso ni en manos de tus propias manos,
por buscarte libre y encontrarte a salvo.

No puedo buscarte y encontrarte así
pues no sé en qué manos tan dulces te vi.

domingo, 27 de marzo de 2011

DE MANO EN MANO

DE MANO EN MANO

En manos del tiempo y en manos del aire,
con manos de niño dibujando naipes.

En tus manos limpias y en manos del viento
dorado y sencillo con mis pensamientos.

En manos de nadie y en mis propias manos
que se mueven torpes ensayando pasos.

En manos del duende del dios de la tarde
dorada y hermosa, sencilla y fragante.

En manos seguras que me ofrezcan pautas
para andar caminos de profundas aguas.

En manos abiertas para compartir
lo que tantas veces me ofrecen a mí.

O acaso ni en manos de mis propias manos,
por buscarme libre y encontrarme salvo.

No puedo buscarme y encontrarme así
pues no sé en qué manos dulces me perdí.

sábado, 26 de marzo de 2011

...QUE FELIZ LA MIRADA

…QUE FELIZ LA MIRADA

Se cerraron mis ojos para poder mirarte
y solo descubrieron
la deslumbrante luz de tu mirada.

Entonces seguí ciego de una mortal ceguera
pero sentí que todo
se desnudaba en musgo de verdes vegetales.

Por don inmerecido y silencioso
mi cuerpo cedió blando
y alzó su vuelo altivo buscando tus alturas.

Estoy de vacaciones en el cielo,
sin billete de vuelta:
hay miradas que matan para vivir en ellas.

viernes, 25 de marzo de 2011

HORROR VACUI

De vez en cuando -solo en cierto tipo de círculos- me dejo decir que siento cierto “horror vacui”. En realidad, esta expresión latina que, traducida en forma literal -qué será eso de traducir en forma literal-, significa “horror del vacío”, yo la utilizo en el sentido de que no encuentro satisfacción en dejarme de todo y ver pasar el tiempo de vez en cuando, sin la obligación de comenzar alguna actividad nueva.

No se me oculta que mi uso es bastante de andar por casa y que se acostumbra a utilizar más en terrenos artísticos pintureros. Pero qué le vamos a hacer. El caso es que sí digo verdad si afirmo que me noto extraño cuando termino de hacer algo y no vuelvo la mirada hacia otra actividad nueva casi sin solución de continuidad. El ejemplo más pintoresco es el que tengo grabado y en el que me veo terminando alguna actividad académica y pensando en la manera de “distraerme” preparando otra; o el de terminar las últimas páginas de un texto y enlazarlas con las primeras de uno nuevo.

Tengo la sospecha -por decir algo- de que en el trasfondo se oculta algo menos raro que esta huida que aparentemente no tiene sentido. Seguramente, de nuevo, algo se asoma que tiene que ver con el tiempo, con sus dimensiones y con su escasez. O acaso tan solo sea repetición y costumbre, que el gato tiene las patas que tiene y no es bueno buscarle demasiadas.

Si cobrara fuerza lo del tiempo -esa obsesión rara que me ocupa tantas veces-, tal vez tampoco tendría demasiada sensatez esa actitud porque, en términos más extensos, tampoco importa demasiado una cantidad u otra de actividades. Quiero decir y decirme que, por mucho que actúe, seguiré siendo una micra en la extensión del tiempo y del espacio.

O sea, que tendría que tomarme mis tiempos muertos, mis tiempos para il dolce far niente y para la simple dejadez, mis ratos sencillamente para sentirme bien, o para tratar de engañarme con la sensación de que me siento bien y de que no hay nada mejor que lo que me está sucediendo.

Esto como para andar por casa. Algo diferente es tratar de escudriñar si este “horror vacui” se cumple también en la propia materia. Por ejemplo, me pregunto qué se interpone ahora mismo entre mis ojos y la pantalla de mi ordenador. ¿Dónde está el vacío? ¿Realmente existe? ¿Cómo se enlaza y hasta dónde se extiende la realidad?

Pero eso ya sería entrar en otro laberinto y darle la razón de nuevo al repetido “horror vacui”. Y hoy no estoy por la labor. Vale.

jueves, 24 de marzo de 2011

UN MAL ROLLO (DE PAPEL)

He tomado la resolución de deshacerme de libros y de papeles. Hay varias razones poderosas que me empujan a ello. Alguna es sencillamente de tipo físico: en mis estanterías no cabe ni un centímetro más de papel; no hay rincón de la casa en la que pueda hacer hueco para libros o cuadernos. Y hay muchas más, como por ejemplo la convicción de que muchos de ellos no me van a servir ya de mucha utilidad, de que internet es mi mejor biblioteca, de que, salvo a los clásicos, a los demás es mejor dejarlos dormir en paz, de que casi todo tenía que estar en las bibliotecas al servicio de todos, de que… Así que voy a ver si lo pongo en práctica.

Esta misma mañana buscaba algo y, entre tanto papel, he dado con un recorte que en mala hora conservé para mí. Volver a verlo me ha puesto de los nervios por la miseria que acumula en tan pocas palabras. Se trata de una página de un periódico provincial (viernes 15 de junio de 2001): nada menos que diez años. Palabras del entonces edil de cultura en el Ayuntamiento de Béjar, Luis F. Martín, acerca de los socialistas: “Realmente me dan pena, porque me recuerdan a esas personas muy mayores que, en su época joven, fracasaron, que se reúnen en la tasca o en los parques y que dan ideas”. Y se quedó tan fresco y sacando pecho el susodicho. Las declaraciones las hacía “ante las propuestas y críticas planteadas por el PSOE durante las últimas comisiones de gobierno”, o sea, no en una conversación cualquiera ni para aplicarlas a cualquier persona.

La formación académica de esta persona no es conocida por nadie sencillamente porque no se puede conocer lo que no existe, la educación ya se ve en qué grados se manifiesta, la inquina personal en la que se movía (no sé cuál es el grado actual) no tengo por qué glosarla pues a la vista está, lo que le sucedió después y cómo se aprovechó de los impuestos de todos cualquiera lo puede conocer y revisar (sentencias judiciales a la vista)…

Lo peor no es que un día a cualquiera se le caliente la boca, sino que este calentón sea la temperatura natural y se repita a menudo la ebullición. Y aun peor es que encima la vida y estas instituciones que nos hemos echado a la cara le permitan salir a flote y estar a la vista de los demás mientras otros se pierden en el anonimato y hasta en el olvido. Revisar su situación actual y sus últimas actuaciones me da certeza de lo que digo.

Creo que ya no estoy en condiciones de echar ningún cuerpo a cuerpo; desde hace muchos, muchísimos, años he desistido de cualquier pelea personal pues no veo en ellas ningún provecho ni para mí ni para mi posible adversario. Pero me desagrada sobremanera que en nuestras sociedades pululen personas con estas ínfulas que no encuentran anclaje nada más que en la nada y en la huida hacia adelante, en buscar la supremacía personal aparente desde el insulto cuando no hay ni base de barro siquiera en la que sustentarse, en hacer de todo un pelea personal y no de ideas precisamente porque estas faltan.

Es verdad que este ejemplo lo viví personalmente y acaso mi mal humor se acentúe por ello, pero proclamo que lo que me interesa no es la persona -nunca quiero tener nada contra ninguna persona, porque, como decía el maestro, ninguna dignidad es superior a la de ser persona- sino el ejemplo, que se puede repetir -y creo que se repite- con demasiada frecuencia.

Sospecho, por desgracia, que este esquema se repite en todos los niveles de la vida. A los medios de comunicación de masas este esquema tan sencillo, tan grosero y tan demagógico, les viene pintiparado para su asunto del morbo y de la cuenta de resultados, para su amarillismo y para la creación de la opinión pública que les conviene. Ay, los medios.

Tiraré el papel a la basura -ni siquiera lo voy a reciclar, por su asqueroso contenido- y abriré la ventana de mi habitación; después respiraré hondamente para limpiarme yo también por dentro de los malos humos que me puedan quedar y para procurar no caer yo mismo en tan detestables formas. Ah, y seguiré formándome un poquito para que, cuando exprese opiniones, no lo haga desde la indigencia mental y desde la miseria intelectual.

miércoles, 23 de marzo de 2011

COMO EN BUSCA DEL SUSPIRO QUE DEBE LLORAR EL VIENTO

Como muestra de la pobreza de la palabra, como ejemplo de que indagar en la exactitud de las cosas a través de la palabra es tarea apasionante y abocada al fracaso relativo siempre (acaso en ello consista su principal atractivo), como homenaje a aquel anhelo imposible de Juan Ramón Jiménez (“Intelijencia, dame / el nombre exacto de las cosas”), como óbolo a la armonía siempre buscada y nunca hallada del todo, como reconocimiento de la tensión entre la realidad lingüística y la realidad exterior, como prueba de que la palabra es siempre fámula de la voluntad que la concibe y que la empuja, como simple muestreo de que es el pálpito el que al final siempre queda, como…, recojo esta soleá que lo dice mejor que nadie:

“Dijo a la lengua el suspiro:
échate a buscar palabras
que digan lo que yo digo.”

martes, 22 de marzo de 2011

AGRÉGATE A FACEBOOK

Casi a diario recibo en mi correo invitaciones para participar en esa extraña realidad que se llama Facebook. Es algo que me supera y que se me resiste hasta el momento.

Creo que, en el fondo, esta nueva realidad conforma de verdad una realidad distinta e inédita. Aparentemente me resulta difícil encontrarle inconvenientes; mucho menos si recuerdo que proclamo con mucha frecuencia que una de mis escasas máximas es aquella de que “solo quiero querer y que me quieran”. Este canal participativo abre la posibilidad de contactos múltiples y casi instantáneos, nos pone al alcance de la mano detalles de la vida de los demás y, si sabemos seguir la serie, seguro que nos descubre la realidad más honda de los que en él se expresan.

¿Por qué, pues, mis reticencias? Pues porque Facebook se escapa de la realidad física, porque en ella todo es virtual e imaginado y porque todo se trivializa y se hace pormenor e insignificancia. Sigo necesitando para mi amistad la presencia física, la palabra sonora y audible, la satisfacción de ver y de medir las dimensiones de quien me acompaña, la posibilidad de tocar con mis dedos la materia que me limita y el placer de compartir los sentimientos, las proximidades y las desavenencias que se generen.

Recuerdo al menos una ocasión en la que escribí un poema con la idea central de la invitación a que me dejaran solo, a pedir mi espacio de libertad individual, a loar la soledad querida como una de las mejores formas de vida.

Para conocer el interior de una persona prefiero la charla lenta, los escritos reposados, las ideas elaboradas y el sosiego de la reflexión a las prisas de lo inmediato y lo cuarteado de lo instantáneo. No sé si tres palabras impulsivas pueden sustituir a una mirada o a una charla serena, a una página duradera o a una reflexión tranquila.

Tal vez ese medio llamado Facebook venga a representar otra manera de cuartear la realidad, de fragmentar el paso de los días, la disolución de los principios y la inseguridad en la que el ser más moderno acaso ande embarcado. Casi todo semeja ya fogonazo, chispa y simulación.

No querría renegar de ningún medio moderno; solo constato que no he entrado en sus dominios por ahora y advierto –me advierto- de algunos peligros evidentes que veo en su uso poco controlado. Vivimos en el mundo de la imagen y de la publicidad. No sé cuánto hay en él de banalización; sospecho que mucho.

lunes, 21 de marzo de 2011

ES OTRO FANATISMO

Suenan tambores de guerra en una anchísima franja del norte de África y en una larga zona de Asia. Son siempre los peores sones que se pueden escuchar porque siempre importa más la tragedia que los ganadores o los perdedores.

Hoy no interesa ahondar en legalidades, y menos en legalismos, que se puedan aplicar a estos conflictos. Desde luego, un poquito mejor se lava la cara que el asunto de Irak, pero eso en poco consuela: hay tragedia humana y eso es más importante.

Comentaba con mi familia, durante el fin de semana, algunos aspectos de estos enfrentamientos y especialmente me preocupaba de anotar lo que de fanatismo hay en ellos. Porque, una vez más, lo que importa debe ser encontrar las razones que han desencadenado estas situaciones bélicas; por si se pueden tener en cuenta en el futuro o por si explican también otros conflictos anteriores.

Los fanatismos son muy diversos y tal vez todos practiquemos alguna forma de ellos. Sería bueno indagar para encontrar su mejor definición y saber de qué estamos hablando. Mis líneas diarias no dan para mucho, pero, a riesgo de simplificaciones, aseguro que lo esencial en todo fanatismo es que se pierde la razón a favor de los impulsos. De este modo, el ser se deshumaniza en su parte más noble y se somete dócilmente a energías que, casi siempre le vienen de fuera, por vía de educación y costumbre sobre todo.

De este modo, se puede hablar de fanatismo político, de fanatismo deportivo, de fanatismo social…, y de fanatismo religioso.

Me parece que, por desgracia, es el fanatismo religioso el que con más fuerza actúa en todos estos países. El sustento religioso ha mantenido a estas comunidades sometidas a dictaduras, que se han servido de esa superestructura para mantener el poder y estructurar a su antojo a las comunidades. La religión y el poder han sido aliados durante toda la historia y creo que este no es más que un ejemplo notabilísimo de ello. Solo basta escuchar -sin fanatismos- las proclamas de unos y de otros, las invocaciones que se formulan y los apoyos que se buscan. Realmente dan pena y el oyente piensa que saliendo de un fango se corre el peligro de caer en otro enlodado.

Ahora son países árabes los que nos escandalizan con sus conflictos y sus desvaríos: no son ni más ni menos que los que tenían hace tan solo unos meses y unos años. ¿Qué ocurre si extendemos la vista y acercamos el objetivo? No quiero ni imaginarlo. ¿Qué ha sido nuestra historia? ¿A qué quieren sujetarla muchas personas? ¿A cuántos fanatismos obedecemos cada día? ¿Acaso alguno merece que nos sometamos a él y que perdamos nuestra condición de seres racionales y tolerantes? Ufffffffffffffff.

Y, sin embargo… Claro que hay que ilusionarse con cosas, perder el equilibrio a cada paso, lanzarse a la conquista de lo imposible. Pero, si puede ser, en positivo, sin molestar al otro, sabiendo que gastamos el camino con el engaño propio y no con la patraña de lo impuesto.

sábado, 19 de marzo de 2011

ASÍ RECIBIRÁ A LA PRIMAVERA








Así recibirá a la primavera el lomo de la sierra bejarana. Y yo aquí contemplándola, dándole buen oficio a mi terraza, con mis hijos cercando mi mirada y mi nieta robándome las risas, con Nena siempre al lado como media mitad que lo es del todo, el cielo que se asombra de sus luces y baja a dar noticia de que se halla feliz y complacido.
Yo respiro y me quedo solo con mis sentidos.

jueves, 17 de marzo de 2011

MIRA POR DÓNDE

Cada día me levanto con un tiempo pendiente que me llena los ojos de imágenes, y de conceptos que presumiblemente ordenan todas esas imágenes y les dan algún sentido. Enseguida me topo con algunos hechos que también me aguardan para que los lleve a cabo. Hay veces que incluso esas ideas me asaltan antes de poner pie en el suelo y empezar mi racioncita de gimnasia. En definitiva, que vivo entre hechos e ideas y ordeno mis días sin saber muy bien cómo tengo que jerarquizar los hechos y los pensamientos.

Me resulta evidente que no hay sino dos formas de ordenar el pensamiento y la vida, una que parte de los hechos y, desde ellos, intenta descubrir qué principios los ordenan, y otra que se afana en dar claridad a algunos principios buscando su realización en los hechos de cada día. Es lo que, en términos técnicos, se denomina la inducción y la deducción. No creo que nada se pueda ordenar si no es en una de estas dos direcciones. De la mezcla de ambas se extrae un batiburrillo extrañísimo que me permite estar en pie y caerme, levantarme y verme de nuevo en el suelo a cada momento. Y, además, ambos métodos sirven para los sucesos y pensamientos más leves y para las actuaciones o elucubraciones más abstrusas.

Sin embargo, creo que partir de una o empezar desde otra nos da un modelo de vida diferente. Si me imagino un tejido de pensamiento o de actuaciones que tenga que ver con el amor, por ejemplo, no parece que sea lo mismo que primero especule acerca de lo que sea conceptual o filosóficamente el amor y luego indague en sus concreciones, o que en primer lugar me anegue de las realizaciones concretas que mis sentidos puedan captar de hechos concretos amorosos, en positivo o en negativo, y que, a partir de ellos, extraiga mis conclusiones teóricas.

La prevalencia de un método o de otro me serviría para cualquier otro campo vital.

Reconozco que a veces me asaltan ideas antes de levantarme, pero lo que de verdad me gana por la mano es lo que mis sentidos observan en cuanto se ponen a mirar, a oler y a tocar. Es entonces cuando la vida me apabulla y me incita a pensar que esto es así o de la otra manera, que acaso haya principios en un sentido o en otro, que tal vez la organización mental de una sociedad sea mejor o peor; en fin que, desde los hechos, me puedo alzar a las ideas. Quiero decir que parece anterior en asunto inductivo que el deductivo.

Sostengo, además, que la inducción nos ocupa a todos, mientras que la deducción es “negocio de particular juicio” como decía el clásico. Creo que tengo el privilegio de al menos intentar alzarme a la búsqueda de las ideas aunque no las consiga con mucha frecuencia y me quede en el camino y en la desesperanza tantas veces.

Si consiguiéramos que todos los elementos que componen una sociedad tuvieran la oportunidad y la capacidad de alzarse al razonamiento y todos pudiéramos caminar en ida y vuelta por la inducción y por la deducción, seguro que habríamos conseguido un ambiente más comprensivo, más tolerante, más culto y menos egoísta.

El camino es la educación y la escala de valores. No sé si todos estamos empeñados en ellos. Tengo dudas muy fuertes.

Me voy a los hechos que me reclaman. Quiero sacar de ellos algún principio que me los ordene y que me ayude a explicarme por qué los realizo. Quiero también notar que los principios escasos que poseo tienen un cumplimiento razonado y razonable en lo que voy a hacer. Hoy también.

martes, 15 de marzo de 2011

PARA MERECER TANTO

PARA MERECER TANTO

No se ofrecen los dones duraderos
a quien no se trabaja su apetencia
pues solo es positiva la querencia
si se mantienen vivos los anhelos.

Mientras tu cuerpo lucha desde dentro
para salir al mundo en su inocencia,
yo he de buscar consuelo en la apariencia
y sabor en la fuente de otros besos.

Apréstate a beber en tus entrañas
los regalos del libro de la vida
y sáciate de jugo y de esperanza.

Yo libaré también la lejanía
de tus brazos, que imploran de su dueño
el don de la derrota cuerpo a cuerpo.

domingo, 13 de marzo de 2011

LA CALIDAD

El ser humano, cualquier ser humano, hasta el más activo, reduce su actividad y la circunscribe a unas escasas actuaciones, pero deja fuera de su alcance y de su intervención todas las demás posibilidades, que son todas e infinitas. Sucede, sin remedio, en todos los ámbitos de la vida.

Tal vez por ello acaso habrá que concluir que lo importante no es el número sino la calidad de nuestras actividades, no vale tal vez tanto la extensión como la intensidad y la suma de sensaciones que seamos capaces de extraer de cada situación.

¿Qué sucede, por ejemplo, en el terreno amoroso? En la tradición más frecuente, se elige otro elemento, otra persona con la que compartir la vida. Y, si no es solo una, el número, en cualquier caso, resulta ridículo en comparación con la cantidad de posibilidades que quedan por el camino, que son todas. A nadie se le ha ocurrido imaginar que es un fracaso el hecho de no abarcar sino tan exiguo número de posibilidades. Más bien, se entiende y hasta se aplaude el hecho de que la elección sea única, y no digamos cuando la relación se desarrolla de manera aparentemente positiva.

Creo que esta consideración se puede aplicar a todos los ámbitos de la vida.

Hoy mismo yo he gastado el día en la compañía de mis hijos y de mi nieta en Ávila. ¿Cuántas posibilidades he dejado en el olvido? Infinitas. ¿Y qué, soy un fracasado por ello? En absoluto. He sentido el cariño, he dado yo el mío a los míos, he notado el valor de ese cariño y de la compañía, he compartido las horas como algo común, he compartido también ilusiones y proyectos, he dado ánimos a quien creía oportuno, he perdido gozosamente la lógica a favor del amor hacia mi nieta y sus impulsos, he… Creo, en definitiva, que no he desperdiciado el día, aunque haya dejado tantas otras cosas sin hacer.

Sí parece fundamental que, a la vista de tanta oferta y de tantísimas posibilidades, escojamos aquellas que sean posibles, que sean jugosas y que nos hagan sentirnos un poco más útiles. Tal vez así nos sentiremos un poquito menos indefensos y algo más dentro de sentido.

Yo hoy me he sentido importante y me han hecho sentir bien. Espero haber contribuido a que ellos también se hayan sentido un poco más felices.

sábado, 12 de marzo de 2011

LA OTRA VERDAD DEL AGUA



LA OTRA VERDAD DEL AGUA

Espumoso interior de la ladera
que lloró de sus ojos monte abajo
con prisas, por caminos, por atajos
que llevan a incipiente primavera.

Era nube en el cielo la primera
niebla que, desplomada, me sustrajo
de la visión de ser apresurado
que niega el pensamiento y la certeza.

La cita fue en el bosque, mediodía,
cuando el agua sonaba y a su paso
todo el rumor sus ansias descubría.

Yo sumergí mis ojos por si acaso
mi mente entre las aguas concebía
otra verdad más honda entre mis pasos.

viernes, 11 de marzo de 2011

CUALQUIER TEXTO

En los últimos días están pasando por mis manos y por mis ojos dos novelas con ganas de ser publicadas y un buen número de poemas que aspiran a alzarse con algún premio literario. Pocas veces me habían confiado, a la vez, tantas páginas para que emitiera opinión acerca de ellas.

Me cuesta cada día más dejar afirmaciones tajantes en cualquier sentido pues encuentro siempre elementos que me agradan y otros que me parecen manifiestamente mejorables. Pero algo hay seguro: solo la intención de crear merece el aplauso y la consideración hacia el autor.

Es verdad que los textos son casi siempre muy diversos y que muestran agilidad o torpeza según los casos, que unos están más en su punto que otros y que la sensación que dejan es bien diferente.

En el fondo, cada texto deja la impronta del creador y viene a ser un retrato, real o fingido, de quien lo ha concebido. Es momento para recordar que, en tan solo unas páginas, un autor se confiesa mucho más y mejor que cuando aquello de las confesiones en las iglesias. Aparece el carácter, aparecen las obsesiones, se despiertan los monstruos que estaban dormidos y salen en procesión los pruritos individuales.

Aun en los casos en los que se cumple lo del perfecto fingidor, al autor anda escondido, o menos escondido, en cada una de las palabras que va enhebrando y en cada una de las ideas que va desarrollando. Y, si va a cara descubierta, entonces todo se desploma en torrentera hasta dejar secas las venas y la piel puesta a tomar el sol.

El acto de la creación es individual e irrepetible; el autor es siempre un dios menor que crea y ordena lo que andaba disperso y en el subsuelo de la tierra, durmiendo en la oscuridad más profunda o en la nada.

Por todo ello, todos y cada uno merecen mi consideración y mi respeto. Aunque no todos mi complicidad, y menos mi admiración sin cortapisas.

Voy a ver si doy fin a uno que anda con Habanas y con reyes o aspirantes a reyes.

jueves, 10 de marzo de 2011

TODA TÚ FUISTE LLUVIA

Cómo me araña el tiempo en las pupilas
y me conduce a la estación del miedo.

Eran tus ojos agua, tus cabellos
fuente de lluvia cálida y sagrada,
como lluvia de mayo eran tus labios
sembrando la humedad sobre mi cuerpo.
Fuiste un río
de espuma navegable hasta los hondos mares.

Hoy los mapas anuncian potente anticiclón
aguardando que vuelva la borrasca
y anegue mis pupilas, que son rocas
y no ven ese río que se entrega
en la tórrida sed de las arenas.

martes, 8 de marzo de 2011

NOS CONVOCA LA LLUVIA

Nos convoca la lluvia en su salmodia,
al cobijo menudo de sus gotas
que anegan los caminos y diluyen
las huellas que mis pies dejan en ellos.
Hay castaños desnudos y esqueléticos
aún, por el efecto del invierno,
pero florecen ya a la luz los prunos,
se adornan los almendros, las mimosas
se visten, pudorosas, con luces de papel.

Llueve con una mansedumbre silenciosa,
como dando sus ecos a este oído
que aguarda vuestros pasos,
invadidos también por la pasión del agua.

¿No recordáis los días
de la eterna pereza en los caminos,
donde el tiempo cesaba en su existencia
y se espaciaba el suelo en la tormenta?
Eran piña las manos, vuestras manos,
que araban cada surco de la tarde
juntas, en un empeño de relámpago.

Retorna con dulzura la esencia de las sombras,
mi cuerpo se desnuda y echa ramas
de lluvia y de recuerdos
(¿no lo veis cómo crece y se hace líquido?),
y ando y ando por todos los caminos
mientras el agua anula mis pisadas,
y espero vivamente vuestras huellas
para sumar la alquimia del pasado.

Convoco vuestro cuerpo para siempre
bajo esta calma lluvia que se duerme
flotando entre la niebla, leve y densa,
en medio del silencio, salmodiando
ese tenue sonido que se niega
a perderse en el viento, con la pena
de ver que hay sensaciones que la lluvia
tampoco ha conseguido convocar.

lunes, 7 de marzo de 2011

LO DE LOS CIENTO DIEZ

No tengo mucho tiempo de echarme a la carretera. Y eso que viene el buen tiempo y algo habrá que hacer en los ratos que queden libres. Lo cierto es que, cuando lo hago, camino sobre todo de Ávila, en un viaje que no me cansa porque me aguarda mi familia, noto cómo el depósito de gasolina de mi coche o aumenta o los litros encogen porque me cuesta cada vez más dinero.

El caso es que anda todo el mundo con el asunto de la reducción de velocidad en las autovías, como algo en lo que nos fuera la vida. Algunas notas breves se me ocurren.

La primera es la comprobación de que, en este país, todo el mundo se convierte en técnico de cualquier cosa en escasos momentos. Yo no puedo deducir nada diferente a la vista de las opiniones que escucho por todas partes y a todo el mundo. Salvo que lo que se busque sea el linchamiento indiscriminado y sin argumentación de quien haya dictado la norma. Sería cosa mala porque eso colocaría a los calumniadores en el nivel de los mal nacidos y de los sinvergüenzas. Tampoco doy por sabios a los ministeriales; solo exijo prudencia y argumentos, no tiro al plato.

La segunda la tendré que comprobar, pero ya la puedo prever (se escribe así: PREVER, no preveer. ¿Lo leerá y lo aprenderá alguien?). Si ahora me adelanta todo el mundo por la carretera, ¿qué va a suceder a partir de ahora?

La tercera es la de alentar a que se discuta todo lo que haya que discutir y hasta algo más, pero procurando ver el bosque y no solo el árbol, que ya llega la primavera, coño, y es bueno estar alfabetizado para tomar el sol a gusto. Quiero decir que es bueno, como se hace en cualquier comentario de texto que se precie, entender lo que se nos dice, pero, sobre todo, lo que se nos quiere decir. O sea, que quiero decir -hoy quiero decir muchas cosas, o al menos muchas veces- que lo importante es lo que pueda simbolizar esta norma. Y se me ocurren al menos dos niveles importantes, muy importantes. Son estos:

a) La bondad o la maldad de prohibir o de reglamentar. ¿Hasta dónde hay que llegar con la normativa en nuestras sociedades? Recuérdense, al respecto, un par de cosas: I) La reglamentación no puede abarcar toda la realidad; la realidad es siempre mucho más rica y variada. II) Los poderosos siempre se agarran a la norma porque tienen medios para forzarla y para que se interprete según sus conveniencias. Por ahí se puede tirar mucho del hilo.

b) ¿Se puede tener en cuenta nuestra dependencia del petróleo y los derroches de nuestras sociedades que derivan del uso de los carburantes? ¿Alguien quiere levantar la mirada y ver algo más lejos que el cuentakilómetros de su coche? ¿Para qué los coches de altas gamas y potencias si no pueden desarrollar sus potencialidades? Todo un modelo de vida.

Por aquí, y por caminos similares, nos podríamos tal vez encontrar. De otra manera, resulta muy difícil. Tan difícil como que yo adelante a los conductores en la carretera. Y tan fácil como que ellos me adelanten a mí.

Mientras tanto, como siempre -aludo a un chiste de Forges de hoy mismo-, “¿Tú qué opinas de lo de los 110… Directivos del IBEX 35 que cobran más de 2 millones de euros al año?”

Pues eso.

domingo, 6 de marzo de 2011

PINCHITOS VARIADOS

Como cada vez que inicio una ocupación nueva y que se presiente duradera, se me viene encima una preocupación que me ocupa demasiado y me baja un poco la moral. Estoy seguro de que, en el fondo, no es otra cosa que muestra de la timidez que me ocupa siempre, sobre todo en cuanto se plantea la relación directa con los demás. Enseguida se me muestran diferencias evidentes, formas de hacer las cosas que acaso no son del todo iguales, maneras de enfrentar dificultades, ordenamientos distintos de espacios y tiempos…; en fin, toda esa amalgama de variables que exige la convivencia. Siempre he pensado que la convivencia, en general, resulta muy difícil cuando las personas se llevan bien; si no se llevan bien, entonces se torna casi imposible.

Pero tengo que venirme arriba porque, por encima de todo, están las intenciones y las voluntades positivas, y, tras los días más confusos, vendrán los días más luminosos y claros, las acciones más automatizadas y todo lo mejor que se pueda esperar. Seguro. Todo se necesita, el pequeño desahogo emocional, el ánimo que uno mismo se impone y el paso de los días que todo lo regula.


Estuve ayer en Ávila, otra vez, al lado de mi nieta y de mis hijos, viendo cómo va entregando sus días a la vida, dándose cuenta de más cosas cada semana, sintiéndose contenta con nosotros, mimosa con sus padres, rodeada de amor por todas partes, con una infancia hermosa y llena de cariño. Tiene Sara muchísima suerte con sus padres y espero que también con sus abuelos. Solo le falta un poco de impulso para comerse (esta vez literalmente) todo lo que su cuerpecito necesita. Ya deseo de una vez el mejor tiempo, ese en el que los cuerpos también parece que se alargan y se estiran, se llenan de color y movimiento, y crecen al compás de todo en el calor y en el descanso, olvidando catarros, malestares y todo lo que apoca e impide verse libre de las preocupaciones. Vamos, Sara, que quiero verte grande.


Por las calles de Ávila, calles frías aún en estos primeros días de marzo, algunas gentes deambulaban vestidas con no sé qué ropajes y disfraces. Era sábado de carnaval. No hacían otra cosa que lo que a esas mismas horas se repetía en todas partes. Cuando volví a Béjar, ya bien entrada la noche, en la Corredera quedaban los restos de alguna concentración de disfrazados. Por las otras calles se desperdigaban también grupos de apariencia extraña y ruidosos.

Sigo sin entender muy bien este aquelarre y esta necesidad casi compulsiva que tiene tanta gente de vestirse de algo tan diferente. Creo que conozco bastante bien el origen de estas fiestas y su significado originario. Y, a pesar de todo, no entiendo tanto alboroto. No quiero criticar a nadie, solo digo que me encuentro muy extraño cuando me acerco físicamente a estas manifestaciones, que no me dicen casi nada personalmente, que no participaría sin esfuerzo en ellas. Sobre todo, me parecen patéticas las figuras de personas muy entradas en años que se vierten en figuras extrañas y de intención procaz. Me causan cierta pena. Bien sé que todo tiene su explicación y que la gente se desahoga y se vacía. Yo me alegro de que todo el mundo se divierta como pueda. Sencillamente digo que no es mi caso y que hay escenas que me causan pena. Solo eso. Y nada más que eso. No miro con los mismos ojos los disfraces de jóvenes y niños, que me agradan al verlos y que me hacen sentir cierta nostalgia.

Así que a divertirse, y a disculparme el desahogo. Ando un poco caído de moral. A ver si asienta el tiempo y me hierve la sangre de ánimo y de contento. A ver.

jueves, 3 de marzo de 2011

LA FE DEL TONTO (DEL OTRO TONTO)

Hoy me he levantado con la fe del tonto que sabe que el frío sigue apretando y que la primavera sigue tarda, he mirado por la ventana y la sierra se me ha ofrecido con la niebla pegada a su lomo, lo que por aquí se llama “la vaca en la sierra”, incluso el sol es tenue entre las nubes. Me aguarda una jornada diferente, sobre todo en la segunda parte, pues comienzo oficialmente las horas de voluntariado, que ya serán cotidianas.

Pero algo me ha ayudado a dar la vuelta a mi vista cansina. Leo en cualquier panfleto que el Papa, en la segunda parte de su Catecismo, exonera al pueblo judío de la muerte de Jesús. Después he leído líneas en las que intenta dar cuenta del porqué de este perdón. Supongo que todos los judíos del mundo descansarán hoy aliviados del peso que sobre sus cabezas pesaba desde hace dos mil años.

¿Por qué hay tanto intérprete que retuerce las explicaciones hasta caer sin remedio en la mayor sima donde se cuecen lentamente todos los ridículos? Ojo, que este señor pasa por ser un intelectual de los de mayor rango entre los últimos Papas. Cómo serían los otros. Yo no soy judío, pero también descanso después de esta concesión del perdón y de la absolución. Como que he mirado al cielo y ahora lo veo más luminoso. Qué sensación de paz y de sosiego. Ya decía yo que esta angustia vital tenía que tener alguna raíz oscura y pecaminosa. Pero bueno, todo sea por la causa.

De modo que se absuelve al pueblo judío de la muerte del Cristo. Por lo que se deja decir el susodicho, solo fueron unos cuantos, los del círculo del templo y los amigotes del tal Barrabás. Que digo yo que también tendrán sus descendientes y a esos no los salva de la culpa ni el que la fundó. Habrá que investigar no siendo que nos quede por ahí alguna brizna de sangre barrabaseña o de los entresijos de Caifás. Otra vez la angustia vital.

¿Por qué maltratan a la religión de esa manera? ¿Es porque no hay por donde cogerla en cuanto se desmenuza un poco? ¿Es porque sus escudriñadores y sátrapas no llegan más allá del nivel elemental tirando a nulo? ¿Es por las dos cosas a la vez? Esto sí que es angustia vital.

Ahora, por lo visto, se reconoce que algunas frases evangélicas “no expresan hechos históricos”. Acabáramos, pollo. Ya nos vamos bajando del tejado. Interpretamos cuando y como nos parece y nos conviene. “No podía estar todo el pueblo presente” para la condena. Qué descubrimiento matemático tan espectacular. Creo que además se podría haber añadido que no eran asamblearios: la afirmación habría quedado más social.

¿Cuándo podremos dar con una religión algo más clara y menos ridícula, que no nos obligue a sonreírnos por lo bajini cada vez que alguien se atreve a la interpretación de lo que acaso no la tiene y es mejor no tocarlo para que no se extienda el olor?

Algo vamos ganando. Primero fue Galileo, ahora el pueblo judío. Vamos impartiendo bendiciones y perdones como si nos halláramos en la silla del juicio final. ¿Por qué tanta ridiculez? ¿No tengo yo derecho a expresar mi sorpresa ante argumentaciones tan grotescas y sin ninguna solidez? ¿Es esto perseguir a la Iglesia y a los cristianos? ¿No me persiguen ellos (quiero decir parte de ellos) a mí con su falta de sentido común?

La religión y el templo, la monarquía y el reino, la aridez vertical de la razón… Mejor no meneallo. Lo peor es que la bola ha engordado tanto, que se parece al monstruo formidable de la administración; y así no hay quien lo enfrente. Y mucho menos con ridiculeces tan groseras.

Ya me lo decía mi padre: Los judíos son muy malos, que mataron a Nuestro Señor. No llegó a saber nunca, pobrecito, que solo fueron unos pocos. Vaya por Dios. Y por la suma inteligencia del sumo pontífice. ¿Quién me le devuelve ahora esa pequeña espina que se llevó clavada para siempre?

SOLO LA ENFERMEDAD ME DA LA VIDA

SOLO LA ENFERMEDAD ME DA LA VIDA

Solo la enfermedad me da la vida
cuando enfermo de ti y de tus ofrendas,
y gozo más si logras que comprenda
las llagas que se vierten en mi herida.

Y es el morir el logro de la dicha
perfecta en que me abismo si me queda
un tiempo de recuerdo y de conciencia
en que sentirme vivo cada día.

Dolerme de tu ausencia me conforta,
gozar de mi congoja es mi dolencia
y hasta el aire es penar sin tu presencia.

Es el dolor la alcoba en que se aloja
la cara de la Esfinge y la esperanza
de hallar la solución a tanta nada.

martes, 1 de marzo de 2011

ASPIRO A MI CONCIENCIA EN EL FUTURO

Solo tengo conciencia del pasado,
de todo lo que fue, si me contemplo
y quiero darme fe de mi existencia:
aquellos juegos niños e inocentes,
la luz tan cegadora que me cegó más tarde,
cualquier quehacer minúsculo, una noche
mirando cómo miran las estrellas,
la sensación de devorar el mundo,
creado expresamente para que yo lo nombre.

Te he contado más veces con detalle
cómo era el territorio
que me estaba forjando paso a paso.
Ahora todo es más grande porque el poso
da más sabor y ensancha los sentidos,
me duelo más cuando más me contemplo.

Pero quiero que viva mi conciencia
en el futuro incierto que me acecha;
sé que solo seré mientras me piense
y me piensen los otros,
mientras habite el aire un solo eco
de lo que fui forjando lentamente.

Pensadme y no olvidéis que yo también me pienso;
entonces seré alto en vuestra altura,
bueno en vuestra bondad, feliz si hay alguien
que quiera ser feliz con mi memoria.
Y todo será seña de la conservación,
conciencia universal, sueño con causa,
presente del pasado y del futuro,
fuego que quema, eternidad en calma.