viernes, 7 de mayo de 2010

PUES VAMOS A LA MATERIA

¿Y qué enseña la historia? Muchas, muchísimas cosas. Si es interpretada y no solo descrita como ratón de biblioteca. Por ejemplo ese desprendimiento de los dogmas, ese camino lento en el que el hombre se reconoce a sí mismo, advierte los errores que ha cometido e intenta su corrección en busca de una vida un poco más justa y adaptada a los parámetros de su inteligencia y de sus limitaciones.

Seguramente, los mejores impulsores del conocimiento y, sobre todo, de la transformación de la historia son los marxistas. Su hora había llegado, su misión era necesaria, su esquema de vida cuajó y estructuró la convivencia del final del S XIX y de todo el S XX. Cómo me gustaría perorar acerca de la actualidad del marxismo en la situación de crisis actual.

Pero que sea el propio Marx el que hable.

K. Marx: “La crítica de la religión ha llegado, en lo esencial, a su fin, y la crítica de la religión es la premisa de toda crítica.

La existencia profana del error ha quedado comprometida, una vez que se ha refutado su “celestial oratio pro aris et focis”. El hombre, que solo ha encontrado en la realidad fantástica del cielo, donde buscaba su superhombre, el reflejo de sí mismo, no se sentirá ya inclinado a encontrar ya solamente la apariencia de sí mismo, el no hombre, donde lo que busca y debe necesariamente buscar es su verdadera realidad.
El fundamento de la crítica religiosa es: el hombre hace la religión; la religión no hace al hombre. Y la religión es, bien entendido, la autoconciencia y el autosentimiento del hombre que aún no se ha adquirido a sí mismo o ya ha vuelto a perderse. Pero el hombre no es un ser abstracto, agazapado fuera del mundo. El hombre es el mundo de los hombres, el Estado, la sociedad. Este Estado, esta sociedad, producen la religión como una conciencia del mundo invertida, porque ellos son un mundo invertido. La religión es la teoría general de este mundo, su compendio enciclopédico, su lógica bajo forma popular, su pundonor espiritualista, su entusiasmo, su sanción moral, su solemne complemento, su razón general de consolación y justificación. Es la fantástica realización de la esencia humana, porque la esencia humana carece de verdadera realidad. La lucha contra la religión es, por tanto, indirectamente, la lucha contra aquel mundo que tiene en la religión su aroma espiritual.

La miseria religiosa es, de una parte, la expresión de la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura agobiada, el estado de ánimo de un mundo sin corazón, porque es el espíritu de los estados de cosas carentes de espíritu. La religión es el opio del pueblo.

La superación de la religión como la dicha ilusoria del pueblo es la exigencia de su dicha real. Exigir sobreponerse a las ilusiones acerca de un estado de cosas vale tanto como exigir que se abandone un estado de cosas que necesita de ilusiones. La crítica de la religión es, por tanto, en germen, la crítica del valle de lágrimas que la religión rodea de un halo de santidad.” Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel.

Y en las Tesis sobre Feuerbach: “La esencia humana no es algo abstracto e inmanente a cada individuo. Es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales.”

“Toda vida social es esencialmente práctica. Todos los misterios que inducen a la teoría, al misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esa práctica.”

“A lo más que puede llegar el materialismo contemplativo es a contemplar a los diversos individuos sueltos y a la sociedad civil.”

“El punto de vista del materialismo antiguo es la sociedad civil; el del materialismo moderno, la sociedad humana o la humanidad social.”

“Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo.”

O sea, dosis de materialismo histórico, de sociología, de política, de economía… de transformación. Del ser humano y de la realidad, de esa realidad a la que podemos pedir tantas cosas pero de la que acaso no podamos abusar. La filosofía acaso sea ya un poco más ciencia e investigación.

Pero eso, para otro rato.

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