miércoles, 19 de mayo de 2010

COMO UN PARIPÉ CUALQUIERA

¿Para qué sirven la estadísticas si no es para orientarnos y solo para eso? ¿Quién maneja las estadísticas? Solo el que las hace y el que las encarga, naturalmente. ¿Quién se deja manipular por ellas? Allá cada cual, pero no se deben olvidar dos cosas: a) El papel lo aguanta todo; b) El poder anda muy repartido según instituciones.

La Junta de Castilla y León anda copiando de otras comunidades un modelo de evaluación para alumnos de ESO que trata de medir la aptitud y la solvencia de sus adolescentes.

Casi sin avisar, se ha presentado en los centros educativos y ha impuesto a los profesores que allí trabajan la obligación de corregir unas pruebas en cuya elaboración no ha participado y cuya existencia desconocía hasta el momento del examen.

Se le ha olvidado que esa evaluación, si quiere ser creíble, tiene que ser EXTERNA, es decir, controlada por personas que no pertenecen al sistema, o que al menos no tienen intereses directos en los resultados (los resultados se enviarán personalizados a los domicilios de cada alumno).

Hoy mismo he participado en este paripé como obligación y con la certeza de que después se van a utilizar los resultados al antojo de los organismos oficiales.

Seguramente se puede pensar que encargar el proceso a una empresa externa resultaría caro y no están los tiempos para dispendios. Sea. Ofrezco entonces una fórmula intermedia y muy barata: a mí me mandan a controlar la prueba a un centro de Salamanca y a un profesor de Salamanca lo mandan a mi centro. Como mucho nos gastaríamos una dieta y nada más. Yo lo habría hecho sin rechistar.

¿Qué habrán “cocinado” en un centro concertado o privado, que dependen de los resultados para seguir recibiendo clientes en los próximos cursos? ¿No se levanta inmediatamente la sospecha de que acaso el ejercicio no haya sido del todo limpio? La tentación es inmediata.

¿Y después me van a mí a tapar la boca con los resultados? No, por favor, que uno es tonto pero no tanto.

Y, aunque no existiera o existiese, o no hubiera o hubiese existido esta irregularidad, ¿cuáles han sido los criterios para elaborar la prueba?, ¿realmente esa prueba mide lo mismo que mide un profesor con sus alumnos durante todo el curso? Ni por asomo.

Entonces… ¿para qué me sirven estos resultados? Pues para poco, para orientarme algo y nada más. ¿Cómo se van a utilizar después? Pues de aquella manera tan torticera.

No me afecta demasiado el hecho concreto del que aquí dejo constancia (uno anda ya mayor para estas minucias, con perdón); solo lo tomo por haber sido testigo directo, y como ejemplo de lo que puede suceder -y seguramente está sucediendo- en otras muchas manifestaciones.

Pienso en la formación de opinión a partir de otras encuestas y de otras series de datos y me acobardo ante el poder de la información, o de la deformación, o sencillamente de la mala uva, me pongo en guardia y me digo: cómo está el mundo, cómo está el mundo… Como para no echarle, también a esto, sentido común y buena voluntad... Y como para no mandar inmediatamente a la basura a todos los legalistas que en el mundo han sido, son y serán.

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