¿Y si me sacara de la manga una historia a partir de un elemento polisémico? Si así lo hiciera, tendría que justificarse tal vez con un final abierto a diversas interpretaciones, de tal modo que quien lo leyera se sintiera partícipe de lo que allí se cuenta e intentara continuar la serie y cerrar los sucesos a su antojo.
Polisémico aquí tendría que ser no una palabra sino un hecho, quiero decir un suceso que pudiera interpretarse de diversas formas, que diera pie a distintas posibilidades.
Vamos a ver: ¿Podría ser un teléfono? ¿Y un despertador? Cualquiera de los dos se presta a verse rodeado de elementos provocadores. Voy a pensar en el teléfono: ¿Quién llama?, ¿a qué hora?, ¿qué puede estar haciendo el que lo oye?, ¿qué reacción inmediata puede provocar en él?, ¿lo habrán “pillado”?, ¿con qué ánimo se aproxima al teléfono?, ¿con qué velocidad?, ¿qué se le vendrá a la cabeza de repente?, ¿qué subterfugios utilizará para retrasar la contestación?, ¿qué dejará de hacer para acudir deprisa?, ¿preferirá dejar colgado el teléfono para preparar alguna estrategia y llamar él más tarde?, ¿será un hombre o una mujer?, ¿estaría ya esperando la llamada?, ¿se tratará de algún desconocido?, ¿cuáles serán las pretensiones del que llama?, ¿la llamada formará parte de alguna sucesión de hechos conocidos o será una llamada que parta de la nada?... Elegiré con calma entre tantas posibilidades.
Cuando haya elegido alguna, o la mezcla de varias, tengo que pensar en la distribución de elementos. Por ejemplo: ¿Dedicaré muchas líneas a la introducción o seré breve en ella?, ¿acaso me interesará romper directamente con la llamada y sus efectos?, ¿utilizaré un lenguaje descriptivo o uno de sorpresa y alterado?, ¿será todo diálogo?, ¿qué importancia le voy a conceder a las descripciones?, ¿será pausado el diálogo y aprovecharé para la introducción de elementos secundarios como adjetivos o elementos subordinados?, ¿me solazaré en la subordinación para impacientar a los interlocutores y al lector?, ¿y si practico la digresión y me voy un rato jugando por las ramas?, por ejemplo podría arrimar consideraciones acerca de la importancia en nuestros tiempos de los medios de comunicación y tener impaciente por un rato al lector sabiendo que el teléfono sigue sonando, ¿y si lo dejo todo en el intento y concluyo en el momento en el que el receptor va a coger el teléfono? Aquí me queda tarea antes de empezar.
Y ahora viene la forma, que no es cosa pequeña, pues, al fin y al cabo es la parte más creativa, junto con la distribución de los contenidos: ¿Qué registro lingüístico voy a elegir?, ¿utilizo solo uno o combino varios?, ¿intento un estilo directo y cortado o me remanso en las oraciones?, ¿qué haré con elementos de ayuda: adjetivos sobre todo, elementos de alteración anímica, conectores…?, ¿y las subordinaciones?, ¿y los elementos de segundo y de tercer orden?, ¿daré velocidad a la acción?, ¿y si intento algún rasgo dialectal o de argot?, ¿y la ironía?, ¿y el comienzo in media res?, ¿será un discurso lineal o con flash back?, ¿tendré que cambiar de registro?
Bueno, ¿y si me dejo de tantas conjeturas y pamplinas y me pongo al trabajo a ver qué sale? Venga, voy a ello… Pero si el caso es que a mí nadie me ha llamado por teléfono, ¿por qué tengo yo que describir esa llamada de teléfono? ¡Si nadie me va a dar nada a cambio! Creo que no la voy a describir… El caso es que tampoco tengo tantas cosas que hacer y esto supone un ejercicio literario que podría hacerme sentir mejor y podría distraer a alguna otra persona… Vale pues lo intentaré… Y, si no, que lo haga otro, que a mí nadie me lo agradece. Que no, que no quiero trabajar para nada… Aunque, bien mirado, total una llamada de teléfono, tampoco es tanto… Bueno, pero la última vez… Mira, ya estaba sentado y pensando y me llama el cartero por el telefonillo. Esto abre otra perspectiva en la que no había pensado.
Sabes lo que te digo, que me voy a desayunar y mientras desayuno pensaré qué voy a
hacer por fin. Mientras tanto, que no suene el teléfono o que quien llame tenga paciencia y espere.
domingo, 11 de abril de 2010
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1 comentario:
¡Me he reido un monton!..pero o estás desvariando o voy a tener que darte trabajo para que nos ayudes en "notesalves",jeje.
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