martes, 13 de abril de 2010

A UNA HOJA RECIÉN NACIDA



Foto: Manolo Casadiego

A UNA HOJA RECIÉN NACIDA

Un denso resplandor
disuelve la alta sombra de la noche.
Hay un lento susurro
que huele tibiamente a amanecida.
Quizá el silencio frío
aún presienta otra luz más cegadora.

Antes de que esa luz alcance su añorada claridad,
quiero gozarte niña,
tierna y humilde, sorprendida y lenta,
a ras de nacimiento,
sin tiempo para alzar tu voz al mundo.

Ya el viento corrobora la nueva intimidad,
ese blando susurro
que ensayas en los brazos de la vida,
ya tu mirada unge
un silencio feliz, denso, redondo.

Es mi alianza contigo un dulce encuentro,
una resurrección preñada de simiente,
una rama y un tronco ahítos de plegaria,
un don inmarcesible en el fragor del bosque.

No son nobles mis manos
para sentir la voz de tu presencia,
ni son dignos mis ojos
para que enciendas, hoja, fuego en ellos.

Llueve sobre mi cuerpo
tu olor hecho de voz y de arco iris.
Hoy no estás sola,
mi voz humildemente está contigo.

2 comentarios:

mojadopapel dijo...

Intuyo que este frágil brote,es la excusa perfecta para este tierno y exaltado sentimiento poético que te produce Sara.

Marina dijo...

Las fotos parecen haber sido bordadas por las manos de la maga que acompaña al fotografo en su vida.

El poema nos canta una llegada, una hermosa presencia acuna el poeta. No me creo que sea la primavera.

Un beso Manolo y Antonio...primaveral, por supuesto.