¿Quién se puede imaginar una sociedad en la que todos sus componentes cumplan todas las normas escritas? Sería insufrible: todos sus esfuerzos se dedicarían a conocer tales normas para después poder aplicarlas y, al final, todos estaríamos en la cárcel. Sin embargo, en todas las sociedades modernas, las relaciones se rigen precisamente por todo ese ingente código que van generando las leyes y la jurisprudencia.
Ocurre que hay asociaciones que se desgastan cumpliendo, hasta en los menores detalles, todas las cuestiones formales. Con demasiada frecuencia, todo se va en ello y los asuntos de contenido pasan al rincón del olvido.
Uno puede imaginarse una reunión de unas veinticinco personas que dura tres horas, que casi todo el tiempo lo acapara una persona en el uso de la palabra, que el resto se lo adjudica una segunda, que los demás asisten al pimpampum sin poder aportar sus propias opiniones para no alargar aquello hasta la hora del alba, que los que consiguen decir algo apenas tienen noción de lo que significa aportar algo que sea pertinente, que al cabo de tanto tiempo se dejen apartados importantes sin tratar por desistimiento, que más de uno salga de allí con la sensación de un tiempo perdido en casi nada, que… Uno se lo puede imaginar, pero es mejor que no lo haga: se puede poner de mal humor. Doy fe.
Qué importantes son el sentido común y la buena voluntad.
He dicho.
martes, 22 de diciembre de 2009
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2 comentarios:
¿A qué comunidad de propietarios en España te refieres?. Adivino tu cabreo. Feliz Navidad.
No sé si será tu caso, pero creo que quien no habla cuando tiene oportunidad es responsable por no aportar opiniones y soluciones al debate
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