viernes, 18 de diciembre de 2009

UN POCO MÁS ACADÉMICO

Estos días son un poco más académicos si cabe. Tengo acaso demasiados frentes abiertos y ando con ciertas prisas en todo: las clases de la mañana, las clases de la UNED, las clases que recibo de inglés, los exámenes… Pero ahora se cierran algunos por bastantes días.

Por si acaso, también mis lecturas son algo más clásicas desde ayer. Y hasta mis cartas.

Recibo carta de vuelta de Pepe Asencio, que hoy mismo deja su rectorado en la Universidad de Salamanca. Le noto animado ante lo que le espera ya fuera de las obligaciones del cargo. Tampoco él se podía mostrar de otra manera, pero me parece que es sincero y que, a partir de ahora, sus gramáticas, sus alumnos y sus escritos se lo agradecerán. Tengo para mí que no resulta nada sencillo “bajar” en la escala de cargos sociales y que muy bien haríamos todos si aprendiéramos que todos los cargos son temporales y que todos tienen su dignidad. El día que un rector pase a sus clases con normalidad o que el Presidente de Gobierno se convierta en un militante activo como los demás de su partido habremos dado una zancada enorme en la normalidad social. No es fácil, o al menos no es frecuente. Ojalá en este caso se produzca.

Y se me han pegado a las manos las obras de fray Luis (ando académico y clásico también en las lecturas). Lo hago en una edición crítica preparada por Antonio Ramajo Caño, otro profesor de la USAL al que conocí hace demasiados años.
Hay que ver la cantidad de elementos que se pueden incluir en las ediciones de un texto. Ramajo parece tener en cuenta casi todo. El resultado es brillantísimo, pero me pregunto una vez más hasta qué punto un lector los va a tener en cuenta. Incluso me cuestiono en cuántas ocasiones sobrepasa el crítico la visión y la propia preparación del autor. En esta edición se tienen en cuenta todas o casi todas las variables: fecha de composición del poema, todas las posibles fuentes que utilizó (se rastrean fuentes, fuentecillas, arroyos, arroyuelos y todo elemento que huela a húmedo: quiero decir que casi cada imagen se hace proceder de alguna otra existente en textos bíblicos, clásicos o teológicos; como si al autor no le quedara nada más que el valor de la imitación, tan importante en el Renacimiento, pero no tan absorbente), tipos de composición estrófica, distribución formal y disposición significativa (dispositio)según los modelos clásicos, variantes según familias de ediciones, autores contemporáneos que tratan en mismo tema y hasta la misma imagen… Demasiadas cosas. Parece, repito, que a fray Luis solo le queda ser un extraordinario lector y un excelente imitador.

Pero todo esto, con tiempo y con alguna base de conocimientos de la época y del asunto poético, resulta de una hondura extraordinaria. Así que aquí me siento, aquí me abstraigo, aquí me evado, aquí me encierro, al amparo de estos muros, con esta “mesa de paz bien abastada” que me basta y me redime de estos intensos fríos que se han apoderado de las sierras y de los valles.

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