Esa forma que tiene la tarde de pintarse los labios cuando se despide y dice adiós desde el horizonte se me ha modificado hoy con el cambio de hora. Entre una nube negra que se fijó en el cielo de Barco de Ávila y cierta preocupación por la tardanza de un autocar que no llegaba, se me fue la hora del crepúsculo, esa en la que todo se desdibuja y solo lo más nítido parece descolgarse en el abismo, allá en el infinito.
Han cambiado la hora y aquí me hallo ya con media vida en medio de la noche, y hoy con la flojera física añadida de una larga caminata en el otoño de la comarca bejarana, nada menos que desde Béjar hasta Ávila por caminos semiabandonados. Dicen que con este cambio horario se ahorra mucho dinero. No tengo datos para fijar opinión, pero espero que no hayan tenido en cuenta solo el asunto de las cuentas y de los ahorros. Cada día me fío menos de los llamados técnicos, sobre todo de aquellos que piensan que la realidad se agota en su especialidad, como cree el otorrino (vete a saber por qué ha acudido este ejemplo a mi mente) si piensa que todo se nos va en garganta, nariz y oídos, y que lo que hay que hacer es salvar esos órganos, aunque sea a costa de los demás.
Hay cambios en costumbres, en sueños, en actividades, en salud, en relaciones… que se ven agitadas por estos cambios. Y todo eso cuenta, claro que cuenta, porque no todo lo que no son cuentas son cuentos, ni mucho menos, a pesar del altísimo porcentaje que así lo considera.
Mañana me levantaré con la sensación de haber dormido un poco más, pero a media tarde la luz me dirá adiós y hasta mañana, y acaso acuda a mi terraza en busca de alguna imagen y me encuentre con la oscuridad como compañera y nube que me anega. No es más que una sensación más -de las más importantes- que me va a recordar cada día que nos vamos a la noche, que el invierno se acerca y que la luz se agota. No será por mucho tiempo: el solsticio de invierno no está lejos, y entonces…
domingo, 25 de octubre de 2009
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1 comentario:
Buenos días, D. Antonio Gutiérrez Turión:
Hoy va a ser al revés. El profesor será el que reciba la calificación por sus escritos, -de los tres días últimos- por una lectora inculta y atrevida.
- Poesía, humor, ingenio: Muy evidentes y apreciables.
Progresiva mejoría, que hace obligada y recomendable su lectura diaria.
Saludos. Gelu
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