miércoles, 24 de noviembre de 2010

VENCEDORES Y VENCIDOS

VENCEDORES Y VENCIDOS

Me doctoré en las bajas depresivas
los días en los que el enemigo
me llamaba a la puerta y me incitaba
a ponerme a guerrear en lucha abierta.

Me puse el corazón en cabestrillo
y lo enseñé por todas las esquinas
a quien quisiera ver que todo esfuerzo
se me iba en renegar de mis trofeos.

Me ofrecieron la beca para un máster
con que ganar las cuotas de mercado
que aumentan el prestigio de la empresa
y ascienden el prestigio y el salario.

Tuve ocasión a veces -tampoco demasiadas-
de mirar por encima de los hombros
a algunos que cifraban sus propósitos
en ostentar poderes y en presidir reuniones.

Me declaré rebelde e insumiso,
cartujo del afán y la palabra,
autista en soledad, torpe de oído,
rendido de antemano, condenado
a sufrir el desprecio, el abandono,
a no entender de hazañas ni de gestas
que no tengan que ver conmigo mismo,
con mi silencio y con mi hablar conmigo.

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