sábado, 13 de noviembre de 2010

TRES MELLAS EN EL DÍA

El día iba de cansino y slowly, please. Esta mañana paseé por la umbría que lleva desde la Malena hasta Montemayor del Río, por un sendero con dosel continuo y hojas cobrizas que se van apagando sin remedio. De hecho, los álamos que hacen guardia en las riberas del río se están quedando desnudos. Los chopos ya enseñan, impúdicos, sus ramas al aire y al cielo. Delicioso, como casi siempre, el paseo por estos pagos bejaranos.


El telediario me trajo la noticia del fallecimiento de Luis García Berlanga. Este sí que era un genio. Me molestan los fetiches y las admiraciones exageradas pues todo en la vida tiene sus límites y conviene mantenerlos para no desbarrar. Pero yo, en cine -quién lo diría- tengo algún fetiche. Por supuesto, nada que ver -Dios me libre de semejante sandez- con el cine americano. Uno de esos pocos fetiches es la película “Bienvenido, Mister Marshall”. No sé cuántas veces la he visto ni podría sumar las horas de risa, de tristeza y de reflexión que en mí ha generado. Y no es el único fetiche que tiene que ver con Berlanga pues “La vaquilla” me seduce tanto como esta. En fin, el tiempo pasa y se lo lleva todo, como el otoño se lleva las hojas y deja los paseos y los campos a la intemperie. Descanse en paz.


El sillón negro de mi comedor me acoge cada tarde, pero no siempre el mismo tiempo. Hoy andaba cariñoso, o acaso andaba yo dejándome querer, el caso es que me repantigué en él y allí me las dieron todas. Por suerte, encontré en una cadena perdida la proyección de “El pisito”. Pintiparado. Homenaje al genio de Berlanga. Era lo menos que podía hacer. Conversaciones cruzadas, pasadas fantásticas y medidas de figurantes, dominio de los espacios, crítica despiadada pero con un humor, a veces negro, que la hace soportable… Mil cosas. Parecía una película del mejor neorrealismo italiano. Magnífica obra de arte.

La tarde se me torció sin moverme de la silla. Me gustan los deportes, y, especialmente, el baloncesto. Se televisaba el partido Joventud – Real Madrid. Me asenté otro rato más. Bastante desequilibrio a favor del equipo de Madrid. Poca tensión. Los locutores me alegraron el rato. Dejé pasar los minutos, pero, en cierto momento, cogí un papel y un bolígrafo y anoté lo siguiente:

a)*”Hay que tener en cuenta de que…” Y me dije: A este señor le quitarán un poco del dinero que le iban a dar hoy por no saber hablar. Pero seguí.

b)*”El equipo viene de ganar en Valladolid.” Y no vi a nadie que viniera de ningún sitio. Me levanté por si acaso mi vista no alcanzaba y seguí sin ver venir a nadie. ¿Pero cómo va a venir el equipo si está jugando? ¿Es que no les dan ni un momento de respiro ni de descanso?

c)*”Los ratios.” Volví a mirar por si acaso se trataba de ratones o algo parecido y seguí sin ver absolutamente nada. Tengo que suponer que se refería el susodicho a LAS ratios. Naturalmente, el artista controla escasamente el origen y el significado de la palabra.

d)Varias veces “El equipo gana de…” Lo cierto es que había desigualdad, pero no observé que un equipo ganara con la gorra, ni de rodillas, ni de cabeza, ni de…

e)“Fijaros.” Esto de mandar con el infinitivo anda tan extendido que no sé si existe ya remedio para su curación.

f)Vacilaciones constantes. Por ejemplo: “…ese…ese…ese…” He escrito constantes, no esporádicas. Ni *esporánicas.

g)*”Esto es importante para el devenir futuro del partido.“ Y aquí ya me quedé sin resuello. Esto de descubrir que hay un “devenir futuro” a mí, que ando todos los días a cuestas con el asunto del tiempo, me deja ya el campo limpio y despejado. Qué descubrimiento.

h)*”Han pasado un lapsus complicado.” Y yo me quedé perplejo. ¿Qué será eso de pasar un lapsus?

i)*”Si el Real Madrid negocia sus opciones.” Primero pensé en si negociaría con sus acciones, pero aquello no me encajaba. Enseguida entendí por qué no soy negociante de nada. Luego recordé que los ciclistas también *negocian las curvas. Y seguí sin entender casi nada.

Y, en fin, me negué a seguir apuntando y gastando tinta de mi bolígrafo.

Para que no queden dudas, daré el nombre del bienhablante: Manel Comas.

A estas alturas de la vida, más que nunca, sigo afirmando que cualquier lengua es, antes que nada, un instrumento de comunicación. Pero no cuidarla y no hacerla relativamente homogénea es perderse en el barullo y en el caos. Los modelos son los que son. Y esta gente influye mucho en el uso. Mucho más que un nutrido grupo de especialistas enseñando durante mucho tiempo. Y se llevan una pasta gansa para su casita. No me escandalizo, pero sí constato lo que constato. Es todo.

1 comentario:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:

Hoy no voy a hablarle de 'mellas', aunque las haya habido.
Sobre García Berlanga, decir que hemos disfrutado y pensado con sus películas. Aparte de las que usted ha citado, Plácido, 'Novio a la vista'(1954), 'Calabuch'...
De las dos últimas que he nombrado, tengo los programas de mano de cine de cuando las estrenaron en Burgos.
--
Sobre lo que dice de Manel Comas, el entrenador del Joventut, constate lo que quiera constatar, pero no sea tan puntilloso. En este caso, sabe mucho de baloncesto, que es lo importante, y seguramente hablará tres idiomas, y hay fallos inevitables.

Bueno, y para terminar, le pongo una canción que me ha evocado el comienzo de su escrito:

http://www.youtube.com/watch?v=2KTFoMJi3uE

Saludos. Gelu