PUES OTRA LUZ MÁS CLARA YA NO ARDE
Mientras por imitar a Garcilaso,
egregio vate clásico y moderno,
le pongo hermosa cara a este soneto
y robo este momento del fracaso;
mientras que miro al cielo por si acaso
Góngora vuelve con su fino acento
a quemar las sonrisas y lamentos
que tiene recogidos el Parnaso;
gozaré los calores de la tarde,
cantaré los sonidos del silencio
pues otra luz más clara ya no arde:
es evidente que ha pasado el tiempo
del gusto, del olfato y de la vista
y todo es nada, ausencia, cero, huida.
martes, 28 de septiembre de 2010
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