martes, 21 de septiembre de 2010

MEMORIA DE VALERO (III)

Sigo repescando elementos de la memoria fantástica de Valero, mi pueblo. Continúo al dictado de don Bienvenido Martín, mi primer maestro, aquel que repartía la leche en polvo, el que me dejaba alguna vez -nueve años me contemplaban- al cuidado de la escuela, el que nos veía dar vueltas a nuestras escuálidas estufas durante el invierno, el que nos llevaba los jueves por la tarde a repoblar la naturaleza, el que me enseñó a dar los primeros pasos desde mi imaginación.

En el asunto que copio hoy creo que se queda solo en la descripción visual y apenas relaciona datos. Es un lugar bastante estudiado posteriormente. Poco me importa a mí eso. Recuerdo su memoria, la memoria colectiva de mi pueblo y mi propia memoria diluida en el tiempo. El escrito es de 1952. Yo empezaba a ver la luz. Ahí va:

"CASTILLO VIEJO DE VALERO: En orden a la altitud sobre el nivel del mar, después de Peña de Francia y Pico Cervero, en esta serranía, sigue la montaña del Castillo Viejo de Valero. La subida, aunque costosa y de precaución, puede hacerse a caballo. Parece mentira que en esta montaña tan elevada, al llegar, se vea una meseta en su cresta capaz de poder aterrizar en ella aviones.

¡Qué aire tan perfumado de plantas aromáticas! ¡Qué vista panorámica tan rara y hermosa! ¡Qué hierba tan sustanciosa y provechosa!

Ahora me limitaré a dar algunos datos del estado actual del Castillo, su muralla y las cosas oídas en Valero, ya sean tradicionales, fantásticas, etc. Dejaré la leyenda del célebre médico árabe (Razi), si D. Rodrigo fue señor de este castillo, como igualmente dejaré las opiniones de personas autorizadas como Bullón y el P. Morán, y otros, que en el rodar de la vida han venido con el mismo interés y creían que estas murallas y fortificaciones son anteriores a la Reconquista; coincidimos en que bien pudo ser posible fortaleza de D. Rodrigo, puesto que Castillo Viejo no deja de estar en el centro geográfico relativo entre Segoyuela y Vizeo. Aquí hay campo muy extenso para plumas más autorizadas y que puedan escribir más Historia.

Todavía pueden verse las esparcidas ruinas de la muralla que coronan la montaña; quedan ya pocas piedras de granito (labradas toscamente), porque las han ido llevando para construcciones en los pueblos próximos. Pero pensemos que estando a doce kilómetros la cantera de piedra de granito, en San Miguel ¿cómo pudieron subir estas piedras?, pudieron ser los presos castigados a trabajos forzados, prisioneros de guerra, siendo así tal vez los campos de concentración de aquellos tiempos. La muralla tendría dos puertas; una la llaman la del Sol y la otra, la de los Carros. Hay dentro de las murallas el amontonamiento de piedras de dos edificios destruidos: uno, a juzgar por las piedras acanaladas, indicando recogida de aguas -que vi hace veinte años-, sería el Castillo. Ahora hay una pocilga para encerrar cerdos en el verano. ¡Si acaso vivió aquí D.ª Egilona! ¡Destino de las glorias de la tierra! El otro edificio sería cuartel o quizá caballeriza.

Referente a la parte fantástica, dicen cosas graciosas: Que hay por cima de la fuente del Castillo una iglesia enterrada. ¿Catacumbas…?

Otros dicen que hay viviendas ricamente amuebladas con tesoros que pertenecieron a la mora Quilama. También hay un tópico por aquí que dice: “Entre el Castillo y la Quilama hay más oro que vale España”. ¿Y para qué continuar con la fantasía?...

No hay que extrañar que la gente sueñe con ciertas cosas. No hace mucho que haciendo una pared para un huerto, cerca del Castillo Viejo, encontraron una especie de sepultura con unas lanchas finamente pulimentadas y de forma rectangular, piedras que se pueden ver por estar puestas en el fregadero de una casa de aquí."

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