miércoles, 15 de septiembre de 2010

HOY ERA EL DÍA

Hoy, hoy, el día era hoy. Casi siempre he pensado que los conceptos adquieren su valor por contraste; no entiendo lo absoluto desde mi condición tan débil y limitada y creo que nada sucede sin causa y consecuencia. Tal vez esta forma de entender las cosas sea fruto de mi aprendizaje estructuralista en los años de formación universitaria. ¡Qué lejos queda todo y qué cerca!

Para ejemplificar esta visión casi siempre acudo a la imagen de dos casas en las que hay dos y tres lavadoras respectivamente. Es muy probable que en la primera esté casi de sobra la segunda lavadora y que en la tercera sobre con seguridad la tercera de ellas. Poco importa; la injusticia existe en el mismo grado, aunque duela menos y se soporte mejor, si no se explica racionalmente por qué esa desigualdad de lavadoras.

Me parece que se puede aplicar a todo en la vida: a los conceptos, a los hechos, a los trabajos…

Hoy era el día elegido en el calendario para empezar a desarrollar con ganas la actividad académica plena; era el día de los primeros contactos, de las primeras impresiones, de los primeros consejos…, de las primeras clases, para mí siempre tan importantes.

Hoy no he realizado ese trabajo. Y hoy lo he podido contrastar realmente, es decir, lo he podido experimentar.

Hoy me he levantado un poco antes de las ocho y, sin apenas desperezarme, me he marchado a pasear por los pinos. He dedicado algo más de una hora a pasear, a oler los troncos de los pinos, a sentir cómo el aire juega con sus ramas, a mirar hacia el cielo, a repensar con calma algunas ideas, a sentirme solo en la naturaleza, a escuchar el silencio de la mañana, a notarme alejado de las calles, a sorber el aroma del ambiente, a ver cómo el sol hoy venía más débil, a notar que mi cuerpo se agilizaba, a beber el agua de la Fuente de la Hoja, a oír y comprobar cómo las fuentes siguen eternas con su canción de agua, a… pasear por los Pinos.

Después he vuelto a casa, a mis quehaceres personales y domésticos, que ser amo de casa (ahora me toca un poco más) lleva un rato: hago muy bien la cama, tiendo con simetría, mejoro en el freír de los filetes…

Dos horas de lectura me aguardaban en las páginas de una novela italiana que no me dice demasiado (después de la tempestad de la obra de Canetti, viene la calma), alguna gestión telefónica y a escribir un rato. No es poco. Hay que comprar el pan y la comida se muestra ya cercana.

Hoy era el día preciso, la hora del contraste, el disponer de tiempo, el ordenar el tiempo, el gozar de otro tiempo. Acaso no mucho más que el de otras veces, pero con otro impulso menos tenso.

Seguirá luego el día. Es tiempo de contrastes. Lo escribo sin deseos de molestar a nadie, solo como certeza de lo que está pasando en este día. Porque hoy era el día.

A ver qué ritmo me pide el paso de la tarde y de la noche.

2 comentarios:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:

A ver si llego. Parece que este día tiene mucho significado para usted. Quería ponerle la canción “L’enyor”, cantada por Lluis Llach, María del Mar Bonet y Marina Rosell, pero al final me ha gustado más este vídeo.
Se lo dedico también a todos los amigos que pasan por este blog.

http://www.youtube.com/watch?v=BXZloYugrBs

Vigila el mar,
que la pluja no és teva
i el sol enlluerna a poc a poc.

Vigila el mar,
que la boira t'esbulla
i el vent plora el record.

Vigila el mar,
que l'ocell ja no canta
i els terrats s'han cobert de brutor.

Vigila el mar,
que les cales són preses
i els pins callen la cançó.

Vigila el mar,
que els teus ja no tornen
i naus estranyes
omplen el teu port.

Como verá siempre hay trabajo por hacer. Y es una grandísima suerte tener tiempo.

Saludos. Gelu

Antonio Gutiérrez Turrión dijo...

Gracias por esta hermosísma recomendación literaria y sonora. "Vigila el mar": la pluja, el sol, la boira, el vent, l´ocell, els terrats, les cales, els pins...
Qué maravilla, qué borrachera de sensaciones, qué botellón natural. Gracias. Estaremos en ello.
Un abrazo. Antonio.