Y parece que fue ayer. Cuando esta mañana fui a colgar mi entrada del día en mi página de internet, mi marcador de entradas marcaba exactamente el número 1000 (mil). Nada menos que mil veces me he asomado a esta ventana, ya tan familiar para mí.
Recuerdo que me acababan de invitar amablemente (o sea, a echarme) a dejar mis colaboraciones en El Adelanto, ese periódico de Salamanca que se ha convertido en mal competidor de la misma línea editorial que los otros dos, es decir, de escopeta de repetición de los sectores más rancios y conservadores de esta provincia que, por momentos, uno cree que anda anclada en toros, funcionarios y grupos eclesiales como únicas opciones.
Se me cerraba una puerta que me gustaba porque suponía una oportunidad de decir alguna cosa y de despertar alguna conciencia. Quedé contento de aquel periodo. Pero fue lo que fue.
Enseguida me prepararon (Felipe fue el animador) un blog y comencé a asomarme a él casi diariamente. Como era mi blog, las cortapisas aparentemente eran menos; eran las que yo mismo quisiera imponerme. Afirmar que no hay ninguna no responde a la verdad, pero es también real que se pueden controlar mucho mejor.
Desde el principio me propuse que cualquier ´entrada ´ respondiera a un propósito: rescatar al menos un ratito de reflexión acerca de lo que se me antojara. De ese modo, si bien era y es verdad que todo cabe en el blog, no es menos cierto que no cabe de cualquier manera; solo debería tener cabida si superaba el grado de la descripción para adentrarse en el de la reflexión, por pequeña que esta fuera. Por ejemplo, de nada me servía contar que había hecho un viaje si no era para pensar si tenía algún simbolismo por el cambio de espacios o por la presencia de personas nuevas, por ejemplo. Cada cual hace en sus salidas al público lo que quiere, y todo será respetable, pero confieso cuál ha sido y sigue siendo mi intención.
Seguro que no lo habré conseguido siempre; casi lo doy por hecho, pero ese era y sigue siendo mi interés.
Realmente, lo que se ha convertido en más complicado es seleccionar un hecho que sirva para esa traslación, para esa superación de la descripción. Una vez encontrado, todo resulta más sencillo, pues se trata de desarrollar, con mayor o menor fortuna, esos hechos en forma de sensación e idea.
Sigo siendo muy elemental en los asuntos informáticos. No sé, por ejemplo, cuántas personas visitan esta ventana. Tengo que confesar que me gustaría que lo hiciera gente; pero enseguida confesaré que no es lo que más me quita el sueño. El blog está concebido -pido perdón por ello- primero para mí mismo, después para mi familia y amigos y, con la misma cordialidad, pero después, para cualquiera que quiera compartir algunos hechos y, sobre todo, contrastar algunas ideas.
Sé que, si algún valor tiene, este se hará más sólido con el paso del tiempo, cuando el dedo no impida ver la luna y cuando la perspectiva ofrezca una vista más panorámica.
El formato de blog es, literaria y temporalmente, muy nuevo. Creo, sin embargo, que en este tiempo tan reducido se ha volcado en él más literatura que en el resto de la Historia y en todos los formatos juntos. Seguramente se trata ya del formato de creación por excelencia de nuestros días.
Yo he volcado en él prosa pero también verso. Y he querido que siempre la prosa y el verso se manifestaran en cierto tono lírico. Por eso, hay prosa narrativa, descripción de hechos, pero hay también mucha prosa lírica y mucha poesía lírica. Seguramente habré publicado -no llevo la cuenta- más de cien poemas.
Mis entradas tienen base en el texto casi exclusivamente. A veces algún amigo, y yo mismo, hemos adornado el texto con fotografías, pero no han sido muchas. La elección no es ni mejor ni peor, es la que es.
Tiendo a que las entradas cumplan el espacio de una página más o menos, por lo que puedo calcular que la extensión en texto será de unas mil páginas. ¿Cuántas se podrán salvar de la quema porque formalmente superen un análisis sencillo y benévolo y porque hayan invitado y sigan invitando a reflexionar? Esta es la pregunta del millón. Con que se salvaran algunas, acaso me podría dar por satisfecho.
Como los apoyos a los textos, las contestaciones, las lecturas y los juicios son cosa de todos, no solo del autor, el blog termina siendo un poco de todo el mundo. Así lo siento, aunque sea el motor del mismo.
Algo sí es ya seguro: Quien quiera saber algo de mí, o mejor, de mi forma de ver la vida -acaso sea lo mismo- puede bucear en esta habitación, a la que se entra por esta ventana. Por ahí encontrará, según los ratos, a un observador dudoso, embelesado, enfadado, gruñón, jubiloso y casi siempre deseoso de que la vida se supere a sí misma hacia algo mejor. Bueno, esto es lo que creo yo, que también me adentraré por la ventana de vez en cuando.
¿Cuánto tiempo durará la proyección en pantalla? ¿Serán otros mil días? Cuán largo me lo fiáis. En todo caso, ya vamos por algo más de mil. Como si esto fuera aquello de las mil y una noches. GRACIAS A TODOS POR ESTAR AHÍ.
viernes, 24 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Enhorabuena, Antonio, y un gran abrazo,
Diego
Mil entradas. Vaya ritmo Antonio. Felicidades y a seguir a por las 2.000.
Un abrazo.
Buenas tardes, profesor Gutiérrez Turrión:
Enhorabuena por sus mil entradas, y por la parte que nos toca al disfrutarlas. Gracias a Felipe.
Un fallo que “El Atraso”, tuviera tan “buena vista”.
‘Resumiendo’, le pongo una canción:
http://www.youtube.com/watch?v=8FN_bFvQnfU
Saludos. Gelu
Publicar un comentario