lunes, 1 de junio de 2009

EL PRETEXTO DE LAS ERRATAS

Con toda justicia y razón, me corrigen Jesús y Penélope (no sé quién eres, Penélope, pero te mando un abrazo) un par de errores gráficos, uno de cambio de orden en las letras y otro de un acento que estropea el significado de la palabra. Estoy seguro de que los dos lo hacen con amabilidad y para poner decoro en mis palabras. Se lo agradezco. No es la primera vez que lo hacen otras personas en el mismo sentido. Me acuso. Mea culpa.

Tendría que poner un poco más de cuidado y repasar con más tino lo que doy a la luz en esta ventana tan pequeña y tan grande. Sé que no será así (qué le vamos a hacer) y que, aunque lo fuera, siempre incurriría en errores. Así que lo procuraré pero con resultados imperfectos bien seguro.
Me sirve este pretexto para jugar un poco y recordar la importancia que tienen los signos en la escritura y la diferencia de significados que en ella se producen según se usen unos u otros.

En mis días de estudiante universitario había un profesor que recordaba a menudo el juego siguiente: Ojo, que no es lo mismo “la pérdida de mi hermana” que “la perdida de mi hermana”. El ejemplo era muy claro, aunque no le veía yo precisamente mucha gracia. Seguro que aquel profesor atesoraba otros valores más importantes que el de la oportunidad a la hora de seleccionar la gracia de sus ejemplos. De hecho, yo lo estimaba bastante, y creo que él a mí también.

El uso de los signos de acentuación está muy bien reglado y hay muy pocos casos dudosos, así que, por ahí, muy poco que comentar. Algo bien distinto es el uso de los signos de puntuación, tan mal utilizados y tan mal considerados. Creo que en su uso sí que hay partes confusas y discutibles, aunque nunca el de colocar una coma entre el sujeto y el verbo, cuando no median otros elementos. Hay, como se sabe, escritores que puntúan a su manera y no porque desconozcan las reglas sino por diversas causas, otros que no puntúan y muchos que lo hacen sencillamente de aquella manera, porque no controlan las reglas acordadas. A los ignorantes los rechazo por tales, a los que puntúan a su modo les pido al menos algún signo de distinción entre ideas completas y a los que se someten a las reglas comunes les agradezco su empeño en dejarme claro cómo organizan su idea.

Y luego está aquella cosa rara de la “b” y la “v”, y todas esas cosas tan complejas. Sí, sí, digo complejas y no me apeo del adjetivo. ¿Quién conoce la etimología de todas las palabras, único camino válido y no en todos los casos? Yo, desde luego, no. Y no me pierdo enseguida en ese campo. Por eso, cuando veo los aspavientos que provocan algunos en este último caso, me sonrío y me callo, mascullo unas palabras y sigo con mis cosas.

Por supuesto, que las normas están para ser cumplidas y un profesional del asunto no tiene demasiadas excusas para equivocarse y, además, tiene que cuidar la puesta en escena. Vale lo de la mujer del César, pero también vale aquello de que el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado.

Aconsejo siempre a mis alumnos que aprendan cualquier regla de escritura leyendo y escribiendo, no aprendiendo de memoria un código completo que, en su totalidad, no me sabré ni yo. Pues lo dicho, a leer y a escribir, a jugar con pasión con las palabras. Y a corregirse siempre amablemente, por supuesto, que todo es bienvenido.

Voy a volver al Cántico Espiritual, en homenaje al aniversario de su grabación, como recuerda Penélope. Llevo muchas horas de entrañamiento sanjuanista pero no me canso. La línea musical de Amancio Prada es camino justísimo. A ello, venga, vamos.

N.B. ¿Se habrá deslizado alguna errata también hoy? Sería para colgarme.

3 comentarios:

PENELOPE-GELU dijo...

Buenas noches, D. Antonio Gutiérrez Turrión:

Sólo decirle, que soy Penélope, porque Google no me permite entrar como Anónimo, al no haber puesto usted esa opción.

Y nada de abrazo. Me despido de usted con un saludo. Gelu

P.D.: Y ahora, corrija el titular, si quiere.

mojadopapel dijo...

Que animado esta el patio!...me gusta.

Antonio Gutiérrez Turrión dijo...

Vale, Gelu, acepto la sugerencia y dejo de jugar. Antonio.